Cultura

Periodismo lento

Viñeta de Joe Sacco.

Diego Matos es doctor en comunicación, y su tesis se titula: El cómic como género periodístico: De Art Spiegelman a Joe Sacco cómic como género periodístico. Es, además, autor, entre otros libros, de Periodismo Cómic. A modo de introducción, recuerda que la relación entre periodismo y cómic es antigua y fructífera, puede que todo empezase con aquel Yellow Kid que criticaba la sociedad norteamericana en las páginas de los periódicos de William Randolph Hearst y Joseph Pulitzer entre 1895 y 1898, por obra y gracia de Richard F. Outcault. Y que pronto, los cómics se llenaron de periodistas con (Clark Kent o Peter Parker) o sin (Tintín, Roberto Alcázar, Spider Jerusalem, Tribulete...) superpoderes.

“Además de contar con estas historias de ficción protagonizadas por periodistas —prosigue—, durante los últimos años han surgido también historietas periodísticas de no ficción. Autores de la talla de Art Spiegelman (que hacía una especie de proto-cómic periodístico), Joe Sacco (posiblemente el mayor periodista de cómic, el impulsor principal de este género), Dan Archer, Sarah Glidden, Susie Gagle, Jesús Cossio…” En España cita a Paco Roca o a Manuel García, con quien el propio Matos realizaba páginas de cómic periodístico en Salamanca.

Porque sí, el cómic puede ser “puro periodismo: el autor se sumerge en el terreno de lo que luego va a recrear, se acerca al lugar, toma fotografías, se documenta, prepara y hace entrevistas, escribe textos y reportajes, y todo ello para tener un ‘armazón’ sobre el que luego irá construyendo sus libros (piezas de ‘periodismo lento’, como las definía el propio Joe Sacco), que no son otra cosa que extensas piezas informativas y reflexivas, parecidas a reportajes, de importante fuerza y crudeza visual”.

"En el periodismo de historietas, la interpretación y recorte de la realidad que hacen los autores es inocultable". Al habla Francisco de Zárate, durante un tiempo publicó en TintaLibre una serie de entrevistas cómic junto con Fer G. Calvi. “En una obra que solo se presenta como texto, el nombre Donald Trump se puede escribir de una sola manera —señala—. Pero no hay dos dibujos iguales del presidente de Estados Unidos. La información emocional que hay en cada dibujo es infinita".

También el compromiso. Su socio, Calvi, es de los que opinan que, por acción u omisión, todo periodismo es, a su manera, militante y comprometido con su época; más aún la historieta periodística, que “suele tomar seguido la forma de crónica y ahí es inevitable, y evidente, el compromiso”. Matos coincide. “Por supuesto. Al ser un periodismo lento, que no tiene tanta necesidad de estar al filo de la noticia, a la velocidad de la actualidad a la que nos acostumbran los diarios digitales, por ejemplo, y al no estar detrás de interés publicitarios… pues se pueden hacer obras más comprometidas con las personas, como te decía, que son al final las que están debajo de los titulares.” Lo cual no implica que todo el periodismo cómic tenga ese toque de militancia: “Es muy versátil y variado. Tanto como lo es el propio cómic".

Un cómic periodístico de Diego Matos con las claves del género, del periodismo cómic.

Periodismo lento

Lo recuperamos, porque el sintagma tiene su enjundia. Incluso si admitimos (y es mucho admitir) como hipótesis que es factible que un informador dibuje a toda velocidad, lo suficientemente deprisa como para seguir al minuto el ritmo de la actualidad, la experiencia demuestra que el periodismo ilustrado tiene otro ritmo y se aleja de la mera constatación notarial de lo que ocurre. Como dice Claudio Álvarez, periodista y guionista, fundador de la editorial independiente chilena Acción Comics, “la inclusión de un dibujante que traduzca la información a historieta parece imposible. La clave es pensar qué le aporta a una historia ser contada a través de un cómic, y por qué vale la pena esperar para contarla en ese formato”.

Por lo demás, y aunque hay periodistas que dibujan sus historias (de nuevo, la referencia es Sacco), lo habitual es que el trabajo sea fruto de una colaboración entre el responsable del texto, y el encargado de iluminarlo. Con los riesgos que eso conlleva. “Siempre puede haber sorpresas, pero, en mi experiencia —afirma De Zárate—, yo hablaría de las ventajas de trabajar entre dos antes que de los riesgos. El trabajo se enriquece si hay una puesta en común que tenga en cuenta los intereses de los dos autores, desde la selección del tema hasta la planificación de la entrevista o del reportaje”.

Él era el guionista del tándem ya evocado, y no duda en calificar de “maravillosa” la experiencia de encontrarse con sus textos convertidos en páginas dibujadas. “Casi nunca, si no nunca, se parecen a lo que tenía en la cabeza. Cosas, ideas o personas en las que he estado pensando mientras trabajaba, imaginadas y representadas por un dibujante que las ha pensado y visto de otra forma, su forma. Es como si se te ensanchara el mundo. Y a la vez, el hecho de que el dibujante y el guionista nos hayamos involucrado con los mismos conceptos, que los dos nos hayamos comprometido con nuestro tiempo y nuestra reflexión con las mismas cosas, genera una muy agradable sensación de compañía”.

Por su parte, el iluminador de guiones que fue Calvi sostiene que “el trazo es puro discurso. Entonces la historieta periodística lleva esa carga personal, íntima. Donde la forma en que dibujo una escena o personaje, el trazo, los colores, la intensidad de la mancha, muestran lo que opino, lo que siento al momento de realizar la crónica o la entrevista, sin necesidad de escribirlo, de afirmarlo”. Todo ello es tan obvio para autores y artistas como sutil para el lector, pero el resultado merece la pena, tiene otra riqueza, que se suma a las que el periodismo ya tiene en sus otros lenguajes y soportes.

Al final, asevera Matos, el nuevo género recoge lo mejor de cada mundo. Se sirve de las rutinas, las herramientas y los códigos importados del periodismo, pero liberándose de la dictadura de lo inmediato noticioso, y lo enriquece con la plasticidad, el impacto y la fuerza gráfica del cómic. “Esto es así porque a la amplitud de formas del cómic se suman técnicas del periodismo de datos o de investigación, como las encuestas, al igual que la crónica de lo vivido, y con la planificación documental audiovisual (que se percibe en la puesta en página, viñeta a viñeta). Además de la pluralidad de fuentes y la documentación como base. Y con un periodista testigo, la mayoría de las veces, que construye desde lo autobiográfico un relato de no ficción honesto, autocrítico, para describir la realidad centrándose en aquellos que no tienen voz, aquellos que se encuentran debajo de los titulares. Sin discursos grandilocuentes. Sin moralejas finales. Que cada lector piense por su cuenta y extraiga sus propias conclusiones”.

Periodismo transmediático

En su trabajo El Periodismo cómic como nuevo formato periodístico. Un estudio de caso : reportajes, Francisco Javier Quirós Lagares propone un acercamiento a lo que se ha dado en llamar “periodismo transmediático”, un género que ha creado un nuevo lenguaje periodístico mediante la utilización de lenguajes ya existentes, formatos que se usan como el periodismo dron, la realidad virtual, los vídeos 360… o el periodismo cómic.

En este sentido, Matos recuerda que hay autores que denominan al cómic periodismo “Nuevo Nuevo Periodismo”, en clara alusión a la corriente del Nuevo Periodismo de Tom Wolfe. “Tiene mucho de periodismo literario, al igual que en cómic se encuentra el formato de la novela gráfica. También está relacionado con las tiras de prensa. Dentro del cómic hay obras superheroicas, hay noir, hay acción, terror… y también periodismo cómic. Dentro del periodismo, una pieza de no ficción puede realizarse en forma de reportaje, de crónica, de entrevista, de noticia… o de periodismo cómic”.

La mirada del otro

La mirada del otro

Como escribió Jorge Carrión, “en un mundo que ha normalizado el consumo cotidiano de imagen con texto, de texto con imagen, los autores de cómic se arriesgan en el ámbito del periodismo y los medios de comunicación hacen lo propio en el de la historieta. Esa doble exploración hace que el lenguaje evolucione”.

Pero, con todo, lo esencial es que el cómic permita transmitir una información veraz. “Permite graficar de manera unitaria los relatos de los protagonistas de cada historia, su contexto, incluso sus recuerdos, anécdotas o sueños, espacios donde la fotografía no podría llegar —dice Álvarez—. Cuando vemos trabajos como los de Joe Sacco, donde existe un trabajo periodístico profundo, rigor en las descripciones de lugares, objetos, vehículos, personas... distinguimos el valor y el poder ya no de la imagen por sí sola, o del texto por sí solo, sino de la mirada artística puesta al servicio de la historia. El hecho de poder asomarnos a través de esta representación tanto a lo cotidiano como a lo extraordinario, a través de un formato que nos es familiar y atractivo, como la historieta, supone un valor que hoy no se puede cuestionar y que de cierta manera se validó cuando Art Spiegelman recibió el Pulitzer en 1992 por Maus”.

La clave, al cabo, no está en el formato sino en la mirada propia respecto a unas historias que, esta vez, se cuentan en viñetas.

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