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Telefonía

¿A qué edad deben tener los menores su primer móvil? Cuando estén "capacitados" y sin que sea "un premio"

Una niña sujeta un móvil delante de un árbol de Navidad.

¿A los 9, a los 11, a los 13 o a los 16? La respuesta a la pregunta sobre cuál es la mejor edad a partir de la cual un menor puede tener móvil no es ni fácil, ni genera consenso. Según el último estudio del INE sobre Equipamiento y uso de tecnologías de información y comunicación en los hogares en España, correspondiente a noviembre de 2020, el 69,5% de la población entre 10 y 15 años dispone de un smartphonesmartphone. Es decir, 3 de cada 5 adolescentes ya cuentan con un teléfono en su bolsillo. Este porcentaje ha crecido más de tres puntos en el último año: en 2019, era del 66%.

Por franjas de edad, su uso aumenta a medida que van cumpliendo años, sobre todo a partir de los 12. Mientras a los 10 el porcentaje es del 22,1, y a los 11 es del 41,4, con 12 ya llega a más de la mitad: al 68,8%. Con 13, ya es el 88,1%. A los 14, del 92,8%. Y con 15, es el 95,5%. Por sexo, las niñas, en general, usan en mayor medida las nuevas tecnologías, y el móvil no es una excepción: el porcentaje, media, de ellas es del 71,3 y el de ellos del 67,8%.

Encuesta INE de noviembre de 2020-

Esta encuesta del INE no es la única sobre esta temática que se ha publicado recientemente y a las puertas de la Navidad, sinónimo de búsqueda de regalos y de hacer balances anuales. Según el estudio El impacto de las pantallas en la vida familiar. Los adolescentes, elaborado por Gad3 y la plataforma digital Empantallados, los padres y madres creen que la mejor edad para comprar a sus hijos e hijas el primer móvil es a los 13 años. Esta cifra se ha adelantado ligeramente respecto a la edición de 2019 de este mismo informe, que hablaba de 13,4 años.

Estudio 'El impacto de las pantallas en la vida familiar. Los adolescentes', elaborado por Gad3 y la plataforma digital Empantallados.

Sin embargo, los expertos consultados por infoLibre coinciden en que la edad no es la clave a la hora de que los progenitores tomen la decisión de cuándo darle el primer smartphone a su hijo. "Antes, les ponía un límite, les recomendaba los 14 años. Pero hoy en día ya no les hablo de edad a los padres, sino de capacidad. No se puede dar cuando ni los adultos ni el menor están capacitados para que tenga móvil", explica David Cortejoso, psicólogo sanitario especializado en problemas con las nuevas tecnologías. Opinión similar comparte María del Carmen Morillas, portavoz de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) y presidenta de la FAPA Francisco Giner de los Ríos: "No hay nada establecido sobre a partir de qué edad hay que tener un móvil. Sí que es cierto que pensamos que hay que retrasar esa autonomía digital en la medida de lo posible, pero no se suele recomendar una edad en concreto. Depende de muchos aspectos, tanto madurativos, como de contexto, como de diversas casuísticas".

Y, si no es la edad, ¿qué aspectos hay que tener en cuenta para saber si el ya adolescente está listo para tener, o no, un móvil? Para Cortejoso, la clave es la formación conjunta, es decir, de padres e hijos. "Siempre digo que vivimos en dos mundo distintos, pero sólo los estamos educando en el físico o analógico", explica este psicólogo, que apunta que los progenitores deben preocuparse de conocer los riesgos, saber que existen y utilizar las herramientas de control parental, y establecer unas normas mínimas, tanto de horarios como de consecuencias por la mala o buena utilización del propio dispositivo.

"Les estamos dando un acceso cada vez más temprano a ese mundo, pero no les estamos poniendo límites, ni normas, ni diciéndoles cómo protegerse de los peligros. Y eso no les hace nativos, les hace huérfanos digitales", reconoce este experto. Y aquí radica uno de los principales problemas para Cortejoso: que a los más pequeños de la casa se les considere nativos digitales. "Creen que tienen más competencias y salidas tecnológicas que los padres, cuando no es verdad. Sólo le dedican más tiempo y le tienen menos miedo", advierte, al tiempo que señala que los jóvenes se quedan así en la superficie de las posibilidades que ofrecen estos dispositivos: "Sólo se dedican a YouTube, a dos o tres redes sociales y a dos o tres videojuegos. Los están desaprovechando".

Morillas también insiste en que lo fundamental es la formación en el uso adecuado de los móviles y poner normas claras, en ocasiones, incluso, utilizando una especie de "contrato sobre las condiciones de uso". "También hay que dejar claro que un smartphone no es ni juguete ni un premio, por lo que no se debería usar como un regalosmartphone ya que es una herramienta", explica. No obstante, a pesar de todos los beneficios que aportan este tipo de dispositivos, la presidenta de la FAPA Francisco Giner de los Ríos admite que "hay que tener mucho cuidado" porque también trae de la manos muchos riesgos como "la difusión de información privada, de contenido potencialmente peligrosos, o pueden generar un problema de dependencia". Por esto, asegura la también portavoz de CEAPA, es imprescindible "educar en su buen uso".

El móvil para estudiar por el covid-19

Y más tras un año en el que la coyuntura actual, marcada por la pandemia del coronavirus, ha sido básicamente más digital y más móvil que nunca. Y los más pequeños de la casa han estado más conectados que nunca. "Se ha producido un incremento de las horas de uso y el covid-19 ha provocado una bajada de la edad a la que se tiene el primer smartphone", reconoce Cortejoso. Además de usarlo para hablar con sus amigos durante un 2020 en el que los contactos sociales han estado restringidos, en muchos casos han sido su equipo informático para "realizar tareas educativas", recuerda este psicólogo.

El smartphone, señala Morillas, ha paliado en muchos hogares "la brecha digital" en educación ya que los ha salvado de la "no conexión que tristemente se ha producido en un porcentaje del alumnado". No obstante, estos dispositivos no son los mejores: "Para una educación telemática, lo ideal no es un móvil por el tamaño. Así se tiene acceso a Internet, pero hay muchas actividades que no se pueden hacer ahí". Sin embargo, muchos adolescentes se han refugiado en estos artilugios al no contar con un ordenador en casa.

De esta forma, los jóvenes han terminado usando el móvil para estudiar cuando en muchas comunidades autónomas se ha legislado, en tiempos precovid, para prohibir su uso en colegios e institutos. "Quienes prohíben el uso del móvil en las clases se han quedado obsoletos, porque no se adaptan a la realidad del siglo XXI", apunta Morillas, en referencia a las decisiones tomadas por los Gobiernos regionales de Castilla-La Mancha, Galicia y, el último en unirse a este club, la Comunidad de Madrid. "Prohibiendo no se educa", reconoce la portavoz de CEAPA, que insiste en que prohibir es "mirar hacia otro lado" y lo que propone es una adaptación a "las nuevas tecnologías" y que haya una enseñanza "para generar un buen uso de estos aparatos". "Lo importante y lo vital es formarnos, tanto a nivel familiar como de comunidad educativa", reitera.

Tener 13 o 14 años para estar en redes sociales

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Pero el debate sobre la edad a la que un menor se hace con su primer móvil no se termina al determinar cuándo está o no preparado para hacerlo. Una vez el dispositivo cae en sus manos, las posibilidades que abre un smartphone también genera muchos dolores de cabeza a los padres. ¿La razón? Con esos artilugios, las redes sociales quedan al alcance de una simple descarga. Según el estudio de Gad3 y Empantallados, los progenitores creen que la edad ideal para que sus hijos tengan un perfil en estas plataformas son los 15 años. Probablemente, pensarán que al tener este instrumento, lo normal será comunicarse con ellos al igual que lo hacen con el resto, es decir, a través de WhatsApp.

"Muchos de los servicios de redes sociales por debajo de los 14 años ni siquiera son legales, con lo cual ni deberían tener cuenta", recuerda Cortejoso. Y con toda la razón. En el caso de WhatsApp, el límite son 13 años, aunque en la UE tras la aplicación del Reglamento Europeo de Protección de Datos (RGPD), en vigor desde mayo del 2018, se debe tener "al menos 16 años de edad (o más, si así lo requiere la legislación del país)". Y lo mismo ocurre con casi todas las redes sociales ya que la mayoría establecen como edad mínima los 13 o los 14 años.

Así, en el resto de plataformas del imperio Facebook, tanto la red social como Instagram establecen los 14 años como edad mínima y ambas plataformas recuerdan que, como crear una cuenta con "información falsa" supone "una infracción de nuestras condiciones", pueden eliminarla. En los servicios de Google, en general, es de 13 años (aunque en España la suben hasta los 14), pero algunas de sus aplicaciones tienen sus propios requisitos. En YouTube, que cuenta con YouTube Kids para los más pequeños, se puede usar el servicio general si se es "mayor de 14 años" o "mayor de 13" siempre y cuando los progenitores o el tutor legal hayan dado "su consentimiento a través de Family Link", una app que permite establecer "ciertas normas básica para guiar" a los jóvenes. En el caso de TikTok, Twitter, Snapchat o Pinterest, también se exigen 13 años. Pero, tal y como recuerda Morillas, es contradictorio ya que la mitad de los menores de 11 en España ya tienen móvil. 

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