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Plaza Pública

Tráfico de influencias bajo sospecha

Pedro Díaz Cepero

El tráfico de apellidos e influencias es una constante insana de la cultura política y empresarial de este país, alimenta un mal endémico incrustado en el cuerpo social desde el franquismo, e incluso antes. El tuétano del trasvase está en el cambalache de cargos que se produce entre las élites dominantes, que tienen como fondo el cuadro de actores invitados de la política. Y es vergonzoso que salgan en los títulos de crédito integrantes de los partidos que tocan poder. Defender la soberanía de los méritos frente al nepotismo y el lobby político es un imperativo social, consuelo mínimo a la igualdad de oportunidades, demasiado mediatizada por la cuna.

De la galería inabarcable del enchufe, echa chispas la extraordinaria capacidad de imán del sector energético para atraer a sus órbitas a los santones del PP -ganan por estrecho margen-, y del PSOE, aunque reclamen también su lugar desde el PNV (Josu Jon Imaz, en su día Presidente del PNV y Presidente de Petronor), o Miguel Roca (CiU), Consejero Independiente de Endesa, y desde 2012, Presidente del Comité de Auditoría.

La nómina de ilustres que en algún momento han ostentado estos cargos no llega al número de parados pero se le aproxima: Felipe González como Consejero independiente en Gas Natural Fenosa, Jose María Aznar como asesor externo para Latinoamérica en Endesa; Narcís Serra (PSOE) consejero entre 2009-2011 en Gas Natural; Jose Luis Olivas (PP), Consejero de Iberdrola y Vicepresidente de Enagás; Miguel Boyer fue Consejero en Red Eléctrica, como Pedro Solbes (PSOE) en la eléctrica italiana ENEL; Santiago Lanzuela en Red Eléctrica, diputado por el PP y expresidente de Aragón; Elena Salgado (PSOE) asesor internacional de Endesa; Angel Acebes, ministro de Administraciones Públicas con el PP, entre otros cargos, Consejero externo de Iberdrola; Pío Cabanillas (PP) fue director general adjunto a la Presidencia en Acciona, como Javier Solana (PSOE), consultor externo para negocios internacionales en la misma compañía, o Carmen Becerril, que fue secretaria de Estado de Energía con el PP y después  presidenta de Acciona Energía; Luis Carlos Crossier, ministro de Industria y Energía con el PSOE, es consejero de Repsol desde 2007, etc. No sigo para no aburrir, aunque me quedan los trasvases de subsecretarios, directores generales, comunidades autónomas y participadas, que colean con menor repercusión mediática. Y me queda una duda : ¿en la descripción del cargo se tendrá en cuenta cómo “suena” para la opinión pública? Hay mucho “asesor internacional”.

Como puede verse, las empresas que se enamoran de los políticos se repiten. ¿Cuáles son las razones de este amor platónico? ¿Los contratan porque son grandes expertos en el tema? En muy contadas ocasiones puede ser así, pero no sé si es peor, porque entonces se me ocurre pensar que se debe a que han pasado por puestos relevantes en el Gobierno relacionados con el sector y que sus contrataciones han podido estar de antemano pactadas.

Sorprende que cargos públicos con distinto color político intercambien sillones. Es el caso de Jose Folgado Blanco (PP), antes secretario de Estado de Energía (1996-2004), que dejaría la alcaldía de Tres Cantos por el más confortable de presidente de Red Eléctrica de España, sucediendo a Luis María Atienza, que fue ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación con el PSOE, presidente de Red Eléctrica, entre 2004 y 2012. ¿Precursores de la “gran coalición”? Naturalmente, también hay relevos entre personajes del mismo partido, y casos de cónyuges de políticos en activo, como es el caso de Ignacio López del Hierro, consejero de Iberdrola Ingeniería y Construcción, casado con Maria Dolores de Cospedal.

Por mucho que se cumplan los plazos y requisitos de la ley de incompatibilidades -que no siempre se cumplen-, una ley demasiado laxa redactada por ellos mismos al amparo de conservar prebendas, no parece muy ético y respetable este protagonismo descarado de las élites políticas que prolongan sus etapas de representación de los ciudadanos, extendiendo sine die los privilegios de los que ya han disfrutadosine die.

Las razones de su atractivo para el sector son obvias: aprovechar el prestigio y notoriedad de los ilustres en los foros internacionales y sus agendas e influencias en la Administración del Estado. En el caso de las compañías energéticas esta última cualidad es decisiva. Este sector está formado por empresas oligopolistas, en un ámbito regulado y estratégico para el Estado. Apenas tienen márketing que desarrollar para sus servicios, y la ventaja diferencial que puede darles la publicidad es muy limitada, por tanto su capacidad de facturación y, sobre todo, sus beneficios, dependen en gran medida del BOE, y de aquí que pueda ser determinante el papel de políticos (más si siguen en el partido) que han estado en el Gobierno y que tienen ascendencia sobre compañeros militantes --ministros, subsecretarios, directores generales actuales, etc.-- Mirando la factura de este mes de Iberdrola observo cinco menciones al BOE y dos a Reales Decretos. Mirando la de Gas Natural Fenosa hay dos referencias al BOE y dos a Reales Decretos.

Hay que preguntarse porqué las tarifas eléctricas en España son de las más caras de toda la UE, siendo así un lastre a los costes de producción y a la productividad de las empresas (¡no importa, se bajan los salarios para equilibrar los costes!). O porqué se ha detenido la expansión de las renovables en un país con todos los alicientes para su máximo desarrollo.

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Por cierto, un detalle: siempre me he preguntado esto de los cargos de “alquiler de equipos de medida y control” (Iberdrola), o de “alquiler de contador” (Gas Natural Fenosa). ¿Por qué tiene que pagarlos el usuario? Son instrumentos de medida afectos al propio servicio que deberían estar incluidos en éste y, por tanto, correr de cuenta de la compañía. ¿O es que alguien necesita poner en su vida un contador de éstos? ¿Somos conscientes de que pagamos día por día (así nos lo facturan), durante toda nuestra existencia el alquiler del contador, sin que nunca llegue a ser nuestro o de nuestros descendientes? Si estáis hoy de buen humor, haced la operación por curiosidad.

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Pedro Díaz Cepero es sociólogo y escritor

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