A debatir

La izquierda y el nacionalismo

En los debates que se han suscitado a propósito de la crisis catalana, ha habido una cuestión recurrente en el seno de la izquierda. Dicha cuestión tiene que ver con la compatibilidad entre ser nacionalista y tener ideas izquierdistas.

El problema se puede formular de dos maneras, con matices ligeramente distintos en cada caso. La primera es esta: ¿se puede ser nacionalista y de izquierdas? Esta forma de realizar la pregunta cuestiona si alguien que defiende ideas nacionalistas puede ser de izquierdas. O, en términos menos abstractos, si podemos considerar que un partido como Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que defiende explícitamente la independencia de Cataluña, puede tener ideas de izquierda.

La respuesta negativa se basa en el principio de que un partido de izquierdas no puede querer la separación de un territorio de un Estado constituido porque dicha separación es un ejercicio de egoísmo o insolidaridad. En la medida en que un Estado catalán dejaría de contribuir al sistema de financiación autonómica y a la Seguridad Social, estaría suprimiendo sus lazos de solidaridad económica con el resto de Comunidades Autónomas de España. Dándose la circunstancia de que Cataluña es más rica que la media española, la independencia significaría menos redistribución entre territorios.

La respuesta positiva se basa en el principio de que un partido de izquierdas puede querer la redistribución y el reparto de la riqueza en la comunidad política de la que se sienta parte. De la misma manera que la izquierda en España está a favor de redistribuir la riqueza entre españoles y no entre españoles y marroquíes, o entre españoles y portugueses, la izquierda en Cataluña puede estar a favor de políticas sociales y de igualdad en Cataluña. La única diferencia entre ERC y los partidos de izquierda españoles es que el Estado catalán no existe, es sólo una aspiración, mientras que España es un Estado realmente existente en el que ahora mismo la redistribución se produce entre todos los españoles, catalanes incluidos, pero no traspasa las fronteras nacionales.

La segunda pregunta es la siguiente: ¿puede alguien de izquierdas en España apoyar la causa de los nacionalistas catalanes o, al menos, apoyar la posibilidad de que un territorio se independice si una mayoría suficientemente amplia de sus habitantes así lo desea? Esta pregunta se refiere ya no a los partidos políticos catalanes de izquierda, sino a los partidos españoles de izquierda que han de tomar partido sobre la demanda de independencia de una parte de la sociedad catalana. Caben, de nuevo, dos respuestas.

La respuesta negativa establece que la izquierda es internacionalista y federalista, su vocación consiste en unir y no en separar. Por eso, el objetivo debe consistir en avanzar en la integración de los pueblos de Europa, no en romper los Estados en unidades más pequeñas. El independentismo es una forma de particularismo y, frente a ello, la izquierda defiende valores universales.

¿Acabará Cataluña como el País Vasco?

La respuesta positiva, en cambio, considera que la izquierda debe respetar la voluntad democrática de un territorio si este no quiere seguir perteneciendo al Estado titular. No se puede obligar a un pueblo, en contra de su voluntad, a  vivir en un Estado del que no quiere formar parte. Por principios democráticos, la izquierda debe respetar la decisión de un territorio de romper con el Estado existente si dicha decisión viene avalada por una mayoría suficientemente amplia de su población.

Lo normal es que las dos preguntas tengan respuestas similares (aunque, desde un punto de vista lógico no tenga por qué ser así). Es decir, quien piensa que ERC no es verdaderamente un partido de izquierdas por defender la independencia de Cataluña, creerá también que la izquierda no debe dar cauce a una demanda de independencia, pues este tipo de demanda resulta impertinente en un  sistema democrático. A su vez, quien piense que ERC es un partido de izquierda además de independentista tenderá a creer que si hay una demanda mayoritaria de independencia en Cataluña no quedará más remedio que establecer algún procedimiento democrático para hacerse cargo de la misma.

En fin, este es el debate, un tanto más abstracto o filosófico que los anteriores, que me gustaría plantear esta semana a los lectores de infoLibre: ¿cuál es la relación entre izquierda y nacionalismo? ¿Puede haber nacionalismo de izquierdas? ¿Puede la izquierda hacerse cómplice de las demandas nacionalistas?

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