Cataluña

IU, ICV y EUiA defienden que sea sólo Cataluña la que pueda decidir su futuro

Joan Herrera, Joan Josep Nuet y Cayo Lara, al inicio de la rueda de prensa en el Congreso de este miércoles.

Cayo Lara, Joan Herrera y Joan Josep Nuet hablaron de "día histórico" y en el ambiente se notaba que lo era, por la concurrencia de medios de comunicación y por el tema de discusión, el referéndum sobre el futuro de Cataluña. Los tres, los líderes de Izquierda Unida, Iniciativa per Catalunya Verds (ICV) y Esquerra Unida i Alternativa (EUiA), firmaron este miércoles una declaración conjunta a favor del derecho a decidir y el modelo de Estado, el primer acuerdo entre formaciones catalanas y una fuerza estatal que defiende que Cataluña puede decidir qué "modelo de convivencia" quiere con España. Un derecho, el de la consulta, que compete sólo a los catalanes, según reivindicó el propio Lara, por lo que los demás españoles no deberían ser preguntados. 

Los tres jefes de las tres fuerzas presentaron el texto, de cinco páginas, llamado a sentar las bases, con "gran ambición", de la "redefinición del modelo de convivencia", que pretende aparcar los "enfrentamientos estériles" entre Madrid y Cataluña y que busca ofrecer un "horizonte de esperanza", una vía de escape al conflicto, según prologó Nuet. 

"Acuerdo", diálogo, "pacto", consenso son, de hecho, las palabras más reivindicadas por IU, ICV y EUiA. En eso consiste, alega el documento, el derecho a decidir, en la "voluntad de negociación con el Estado utilizando los mecanismos legales existentes o acordando su reforma", en conseguir la "máxima legitimidad democrática, política y jurídica posible frente a aquellos que niegan toda posibilidad de ejercer ese derecho". La declaración consagra tres compromisos fundamentales de los tres firmantes: apoyar "el ejercicio del derecho a decidir del pueblo de Cataluña y de los otros pueblos del Estado que manifiesten su voluntad de ejercer ese derecho", reclamar el diálogo entre las fuerzas estatales y las formaciones catalanas para "acordar la celebración de un referéndum sobre el futuro político de Cataluña y propiciar las reformas legislativas necesarias para su convocatoria" y trabajar "conjuntamente" por un modelo de Estado "federal, plurinacional, social y republicano, que incorpore el derecho a decidir". La iniciativa también señala que el derecho a decidir alcanza igualmente "a los derechos sociales que definen la realidad" actual. 

"No hay que tener miedo"

Indudablemente, la expectación se centraba más en las palabras de Lara, porque IU es la que más ha tenido que moverse, pese a que el derecho de autodeterminación formase "parte del ADN" de la organización, aunque nunca hubiera sido tan clara en este aspecto. "No hay que tener miedo" a que hable Cataluña, intentó sosegar el coordinador de IU, porque aunque las posiciones se "enquisten", "siempre hay márgenes para el acuerdo". "Queremos frenar la polarización. Que no piense Cataluña que no hay nadie al otro lado", porque allí, "al otro lado", subrayó, hay una "fuerza disponible" que la entiende y que es IU. "No hay federalismo sin pacto. Lo que proponemos es un pacto, un entendimiento necesario. Y el acuerdo es posible", incidió. 

En el turno de preguntas, sin embargo, Lara sufrió algo más. Se le recordó que en enero, cuando el Parlament aprobó la declaración soberanista con el apoyo de CiU, ERC, ICV-EUiA y CUP, él sostuvo que no Cataluña no podía decidir "unilateralmente" su futuro. El coordinador señaló primero que el debate es "más rico y más amplio" que decir sí o no a la independencia, y que por tanto no cabe hablar de "futuribles" cuando ni la consulta está pactada ni se sabe qué se preguntaría a los catalanes, en caso de realizarse. Pero después sí asumió que a quien compete decidir es a Cataluña: "No corresponde al resto de españoles" pronunciarse sobre lo que opinen los catalanes. "Los demás tendrán que opinar, pero no se trata de que los demás tengamos otro referéndum u otra consulta. Sobre las conclusiones de Cataluña, lógicamente después habrá que hablar. Pero eso no significa otro referéndum para decir si la mayoría de los ciudadanos del conjunto de España opina una cosa diferente al pueblo catalán". De fondo, pues, está el debate jurídico, quién es el sujeto de soberanía, los españoles o los catalanes. Las palabras de Lara apuntaban a lo segundo. 

El texto también habla de esos dos tiempos a los que aludía el líder de IU: "La celebración del referéndum no supone el final del proceso. Una vez conocida la decisión de la ciudadanía de Cataluña, deberán acordarse los cambios constitucionales necesarios para hacer posible la voluntad popular". 

Estar de acuerdo con la celebración de la consulta no significa, no obstante, que IU defienda la independencia de Cataluña. El coordinador se afanó en dejar claro que el acuerdo no piensa en la "partición" de Cataluña, sino en el "derecho a decidir del pueblo de Cataluña y de otros pueblos del Estado que manifiesten su voluntad de ejercer ese derecho". Así consta en el texto. 

Herrera, por su parte, recalcó que las tres formaciones creen que la "democracia" es el instrumento idóneo para resolver el conflicto, y que por eso la propuesta es de encuentro, "amplia, transversal, exigente, pero no identitaria". Este texto, abundó, es "el pacto que Cataluña debería tener con el Estado". "Esto no es una reflexión, es un acuerdo" frente a la "hostilidad y beligerancia" que CiU y PP o la lógica de "seguidismo" que, a su juicio, exhibe el PSOE. 

¿Qué pasa si no hay acuerdo?

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Sin embargo, las posiciones en Madrid y Barcelona son hoy diametralmente opuestas. ¿Qué hacer? Herrera precisó que hay que "encontrar el escenario de acuerdo", caminar hacia una "solución política". Si se agotan las vías de diálogo, "veremos", señaló lacónico, sin dejar de recordar que en Cataluña hay una "voluntad mayoritaria" a favor del referéndum, que a veces se utiliza, por cierto, para "tapar los recortes". 

Más taxativo fue, desde luego, Nuet. "La consulta se tiene que hacer sí o sí, es irrenunciable. No la podrá frenar ni el Ejército ni una Constitución monárquica. Nuestra apuesta es que se modifiquen las leyes para que pueda seguir existiendo un proyecto común", justo el que pretende impulsar la declaración conjunta frente a la "dinámica suicida" en la que se han embarcado PP y CiU. 

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