Cataluña ante el 1-O

Colau se mueve entre las presiones del independentismo y del Estado para mantener su electorado diverso

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en el mitin que ofreció el pasado 11 de septiembre en Santa Coloma de Gramanet.

En una situación política tan polarizada como la que existe en Cataluña a escasos días del referéndum del 1 de octubre, mantener una posición intermedia entre el independentismo y el rechazo a la consulta parece una quimera. Pero es lo que intentan los comuns y su principal referente, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau,comuns que decidieron hace unos días llamar a votar el 1-O pero, a la vez, rechazan que esa cita sea un referéndum vinculante y se niegan, en el caso de Colau, a ceder colegios del consistorio de la capital para que se celebre.

A escasos días del referéndum, las posiciones de los dos bloques no pueden estar más enfrentadas: por un lado, los independentistas de PDeCAT, ERC y la CUP siguen adelante con el referéndum desafiando su prohibición, mientras por otro el Estado –con el apoyo de PP, PSOE y Ciudadanos– utiliza todos los resortes judiciales y policiales para detenerlo. En el medio están los comuns y su referente estatal, Unidos Podemoscomuns : no consideran el 1-O un referéndum con garantías, pero sí apoyan la convocatoria de uno; rechazan la reacción del Gobierno contra la convocatoria, pero exigen al PDeCAT que no dé "lecciones"; y se muestran reacios a ceder locales para la consulta, pero a la vez aseguran que la facilitarán.

El posicionamiento de Colau y los suyos no ha satisfecho a ninguno de los dos bloques. Este mismo martes, la diputada de la CUP Mireia Boya pedía a la alcaldesa de Barcelona que fuera "más Dolors", en referencia a Dolors Sabater, la alcaldesa de Badalona, que ha anunciado que cederá los colegios municipales para el referéndum. Pero es que, el pasado viernes, la líder de Ciudadanos en el Parlament de Cataluña, Inés Arrimadas, acusaba a Colau de ser el "salvavidas" del president de la Generalitat, Carles Puigdemont, y le exigía que dejara de ser "el balón de oxígeno de los independentistas".

La posición de Colau y los comuns se explica, en parte, por la diversa composición de sus bases –que hace unos días votaron mayoritariamente que Catalunya en Comú pidiera el voto en el referéndum del 1-O– y su electorado. Según explica Lluís Orriols, profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid, los comuns son prácticamente la única formación catalana con implantación que aún aglutina en su seno federalistas, soberanistas e independentistas, y eso provoca que tengan que hacer malabares en el discurso para contentar a todo su espectro de votantes.

En este sentido, los últimos pasos dados por Colau han levantado una fuerte polvareda. Hace escasos días, la regidora suscribió una carta junto a Puigdemont, el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, y la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, pidiendo al Gobierno central y al rey Felipe VI una negociación "abierta y sincera", "sin condiciones", sobre la convocatoria de un referéndum pactado con el Estado. Asimismo, el pasado sábado, Colau recibió en el ayuntamiento de Barcelona a los alcaldes investigados por la Fiscalía por promover el referéndum del 1 de octubre, un gesto que no gustó a sus socios del PSC en el consistorio y tampoco a los independentistas, que reprocharon a la la regidora que no acompañase a sus homólogos al posterior acto con Puigdemont.

Un nuevo eje discursivo

Visto este panorama, el entorno de la alcaldesa denuncia que entre los independentistas y el Estado, Colau y los comuns están sufriendo una "pinza". El acto con los alcaldes, sostienen estas fuentes, es el mejor ejemplo, ya que –a su juicio– en Cataluña se interpretó que Colau se quedó corta por no acompañarlos a la Generalitat con Puigdemont, y en Madrid se habló de cesión a los independentistas. Fuentes de Catalunya en Comú, por su parte, afirman que la explicación de los movimientos de la alcaldesa de estas últimas semanas se justifican, en parte, porque Colau no quiere quedar fuera de juego tras el 1-O. "Estamos regando nuestro huerto", plantean.

La detención de cargos de la Generalitat arrastra a los 'comuns' a movilizarse junto al independentismo frente al PP

"Entendemos que ahora el eje del discurso sobre el 1-O se ha movido", explica otro dirigente de Catalunya en Comú, que sostiene que el relato que se ha impuesto en Cataluña en este momento ya no es tanto el de estar a favor o en contra de la independencia como el de "democracia frente a represión". "Hasta el PNV y el PSOE han entrado hoy [por este martes] en ese eje, y ahí ganamos nosotros entre los independentistas y el PP", sostienen estas fuentes en referencia al rechazo de la proposición no de ley de Ciudadanos en el Congreso, que pretendía respaldar la actuación del Gobierno contra el referéndum del 1 de octubre y que fue tumbada por la mayoría de la Cámara baja.

Estas fuentes de los comuns argumentan que la posición intermedia del partido puede atraer, además de a su electorado habitual, "a parte de los independentistas y a parte del PSC que está por el referéndum bien hecho". Por ello, los actos que tiene previsto organizar la formación durante la campaña del referéndum no van a tener como objetivo tanto pedir la participación –pese a que esa ha pasado a ser oficialmente la postura de los comuns– en el 1-O como "evidenciar la represión del PP y reclamar un referéndum efectivo".

"No descartamos participar en actos conjuntos con otros partidos, pero no sobre el eje de la independencia", apunta un dirigente de Catalunya en Comú, que rechaza que exista el riesgo de que su posición quede vinculada o subordinada a la de los independentistas. "Hemos dejado bien claro que el 1-O no es un referéndum", insisten estas fuentes, que interpretan que el bloque secesionista "ha visto a Podemos y a Catalunya en Comú como una posible salida" tras la consulta. "Están bastante perdidos con lo que pueda pasar" tras el 1-O, remachan.

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