La negociación de Gobierno

Sánchez insiste en intentar la investidura pese al bloqueo en la negociación con Iglesias

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en la reunión de hace dos semanas en el Congreso.

La negociación entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, sigue sin avanzar. La reunión que mantuvieron por sorpresa este martes por la tarde ambos líderes terminó sin que se alcanzase ningún acuerdo, más allá de conformar una "comisión de seguimiento al posible acuerdo de gobernabilidad" de la que se desconocen tanto sus integrantes como su cometido. Sánchez e Iglesias siguen insistiendo en sus posiciones de inicio: el primero descarta incluir en su gabinete ministros de Unidas Podemos, mientras el segundo busca entrar al Consejo de Ministros. La negociación sobre propuestas programáticas, mientras tanto, ni siquiera ha comenzado. Pero Sánchez asegura que se presentará a la investidura en julio, tenga o no tenga los apoyos garantizados.

Sánchez e Iglesias se reunieron este martes en la Moncloa durante aproximadamente una hora para, básicamente, volver a constatar sus diferencias. Según fuentes del PSOE, el líder socialista propuso al de Unidas Podemos "un Gobierno de cooperación" en los ámbitos "programático, parlamentario e institucional", pero Iglesias insistió en la necesidad de que el Ejecutivo sea de coalición. El partido morado, según fuentes oficiales, transmitió a Sánchez que "debe decidirse y que España necesita un gobierno estable y de izquierdas", e insistió en que su modelo es el de los "acuerdos claros" suscritos entre el PSOE y Unidas Podemos "en varias comunidades" para formar gobiernos conjuntos.

No obstante, en la reunión, Sánchez aseguró a Iglesias que "con o sin apoyos" se presentará a una votación de investidura en el mes de julio. Y eso implica activar la cuenta atrás de dos meses tras la que, si no se alcanza un acuerdo en ese plazo, se convocarán automáticamente unas nuevas elecciones. Según fuentes socialistas, el líder de Unidas Podemos no habría "descartado" votar en contra de Sánchez en esta primera votación de investidura, si bien fuentes de la coalición morada matizan que lo que Iglesias planteó es que considera complicado que los afiliados de Podemos –que votarán la propuesta de acuerdo con el PSOE– aprueben un texto en el que Unidas Podemos no esté en el Gobierno.

En cualquier caso, Iglesias se mostró abierto a "iniciar, cuanto antes, una negociación seria para lograr un programa social que ponga en el centro los derechos sociales y medioambientales y un gobierno de coalición estable". Aunque eso sí: para ello es condición indispensable que el PSOE mire "a la izquierda". Y fuentes de Podemos consideran que Sánchez sigue cerrado a negociar y está pendiente de un posible cambio de posición de Ciudadanos que le permita negociar por su derecha.

Sea como fuere, la posición de Sánchez en la reunión supone la constatación de que, por ahora, su estrategia sigue siendo la de poner la pelota en el tejado de su potencial socio con la amenaza velada de ir a nuevas elecciones. Tal y como adelantó infoLibre, los estrategas de la Moncloa están convencidos de que el tiempo corre a su favor si ponen en marcha el reloj para convocar una repetición electoral, ya que los partidos solo tendrían hasta septiembre para llegar a un acuerdo si quieren evitar nuevos comicios. No obstante, es el rey quien decide a quién le encomienda la labor de formar Gobierno, por lo que tras un primer fracaso Felipe VI debería iniciar una nueva ronda de contactos con los líderes de los partidos para ver si alguno estaría dispuesto a cambiar el sentido del voto. Y sólo en ese caso tendría sentido poner fecha a una segunda sesión de investidura.

Los socialistas están convencidos de que a Unidas Podemos no les convienen unas nuevas elecciones, por lo que confían en que incrementar la presión sobre la coalición morada dé frutos. Pero la estrategia de dejar de dilatar los tiempos y poner en marcha la cuenta atrás no solo sirve para presionar a Iglesias, sino también a Ciudadanos. Pese a que el PSOE continúa insistiendo en que el partido naranja debe ceder, su líder, Albert Rivera, se mantiene firme en su rechazo frontal a facilitar la investidura de Sánchez con una abstención. Pero esta posición ha encontrado una importante contestación interna en Ciudadanos, que quedó patente el pasado lunes con la dimisión de varios dirigentes –entre ellos el portavoz económico Toni Roldán– y la escenificación clara y pública de una fractura que venía larvándose desde hace tiempo.

La negociación ni siquiera ha comenzado

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Hasta el de este martes, Sánchez e Iglesias habían mantenido un total de tres encuentros desde las elecciones del 28 de abril, dos de carácter público y otro, el último, que iba a ser discreto pero que terminó siendo filtrado a la prensa. No obstante, hasta el momento ninguno de los dos líderes ha hecho grandes variaciones en su posición: el de Unidas Podemos sigue exigiendo entrar en el Gobierno para apoyar la investidura de Sánchez, y el socialista, a su vez, insiste en no incluir en su gabinete ministros morados y mucho menos a Iglesias.

Lo más lejos que ha llegado el PSOE había sido a ofrecer a Unidas Podemos de forma genérica que ocupase puestos intermedios en la administración, una oferta que la coalición ni siquiera se ha planteado –este martes aseguró que no piensa entrar "en disputas sobre sillones grandes o sillones pequeños"– porque aspira a estar en el Consejo de Ministros y porque, además, considera que el ofrecimiento ha sido poco serio por su falta de concreción. La negociación, de hecho, no es que esté estancada, sino que ni siquiera ha comenzado como tal. Hasta este martes, lo máximo que han logrado acordar Sánchez e Iglesias era la denominación de "gobierno de cooperación" para su proyecto conjunto, y ni siquiera en ese asunto hay trato, ya que ambos líderes utilizan ese significante para defender su propia postura.

El bloqueo de la situación por el reparto de los sillones también ha impedido que se pusiera en marcha la negociación sobre el programa a aplicar por el futuro Gobierno, a diferencia de lo ocurrido en las comunidades autónomas en las que PSOE y Unidas Podemos pactaron, donde acordaron primero un bloque de propuestas y, posteriormente, negociaron la composición de los gobiernos. Ambas formaciones se acusan mutuamente de ello: fuentes de la coalición morada denuncian que Iglesias ofreció sin éxito a Sánchez poner en marcha esta mesa de negociación en el encuentro que mantuvo con él hace dos semanas, mientras la Moncloa sostiene que es Iglesias quien se niega a avanzar en las conversaciones si no se le garantizan puestos en el próximo Consejo de Ministros.

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