La legislatura, bloqueada

Preocupación en el PSOE por el riesgo electoral tras el fracaso de una estrategia negociadora que “no se entiende”

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa.

A elecciones. El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, advirtió en julio que si su investidura no salía adelante no habría una nueva oportunidad en septiembre. Y así ha sido.

El líder del PSOE ha terminado aplicando al pie de la letra la advertencia que lanzó antes de que el 25 de julio Unidas Podemos se abstuviera y sumase sus votos a los demás grupos para rechazar su reelección: su oferta de un gobierno de coalición, la que la formación morada acabó rechazando por considerarla “humillante”, tenía fecha de caducidad.

Este martes, desde el mismo atril de la Moncloa en el que confirmó que no intentaría una nueva investidura al no contar con apoyo para sacarla adelante, Sánchez pidió ya el voto de los ciudadanos para que, con una gran mayoría socialista, respalden la estrategia que ha defendido estos meses: un gobierno del PSOE en solitario.

El relato del 15 de febrero, cuando izó la bandera electoral culpando a PP, Ciudadanos y al independentismo del bloqueo de la situación poco después de que su proyecto de Presupuestos se viera derrotado en el Congreso, ha sido modificado ahora ligeramente para cargar además contra Unidas Podemos, a quien atribuye la mayor responsabilidad en el bloqueo de la legislatura.

Pero algo sí ha cambiado. Hace siete meses, el Gobierno en pleno celebró con aplausos el discurso del presidente. Esta vez, en cambio, del PSOE llegan signos evidentes de preocupación ante una convocatoria electoral de resultado incierto.

Un buen número de diputados socialistas coincidían este martes en el Pleno del Congreso en su incomprensión por el fracaso de la investidura. “Una estrategia” de negociación y “un final que no se entienden” ni dentro del partido ni en la calle, señaló uno de ellos a infoLibre, convencido de que no haber intentado de nuevo la investidura les priva además de la oportunidad de confrontar con los demás partidos, obligarles a dar explicaciones y hacer que “se retraten todos” antes de disolver las Cortes, el próximo martes.

Nadie lo hará público, porque vienen elecciones y se impone el cierre de filas, pero una parte de los socialistas lamenta que Sánchez se haya empeñado en cerrar las puertas a cualquier negociación con los de Pablo Iglesias y no haya intentado estos días alguna fórmula que diese a Unidas Podemos la excusa para ceder excusay llegar a un acuerdo que consideraban difícil pero posible. Sobre todo sabiendo que las confluencias presionaban a Pablo Iglesias para que abandonase también las líneas rojas.

Aluden en concreto a la vía defendida por Miquel Iceta, Ximo Puig y Emiliano García-Pagedefendida: un acuerdo programático que permitiese la investidura a cambio de reconsiderar la entrada de UP en el Gobierno al cabo de un tiempo si el pacto daba muestras de ser estable.

Sánchez, sin embargo, hace tiempo que perdió la fe en cualquier fórmula de colaboración con Unidas Podemos que incluya su presencia en el Gobierno, sobre todo después del fracaso de la primera investidura y de las negociaciones para un gobierno de coalición que, según él, Iglesias siempre entendió como dos gobiernos en uno.

En la posición del líder socialista ha pesado también la imposibilidad de comprometer un respaldo del PP y de Cs que privase a los independentistas de condicionar la legislatura. De hecho no falta quien asegura que limitar la influencia de ERC, Junts y EH Bildu, y depender exclusivamente del PSOE y de UP —o como mucho del PNV— es una de las motivaciones de Sánchez para preferir elecciones antes que intentarlo todo formando un gobierno que, con o sin coalición, está convencido de que tendría un futuro incierto.

Lo que pase ahora, sin embargo, no está escrito. De ahí el miedo que anida en una parte importante del PSOE, convencida de que las cosas no se han hecho bien y de que el riesgo de salir mal parados de la repetición electoral es demasiado elevado. Las encuestas que se manejan, sostienen fuentes del partido consultadas por infoLibre, no son lo suficientemente sólidas ni concluyentes —están muy contaminadas por la inactividad política del verano—.

Algunos confían en el efecto “segunda vuelta” de la repetición electoral, que normalmente refuerza a los grandes partidos —en este caso PSOE y PP—, y en la potencia de la maquinaria del partido para trasladar a la opinión pública que Pedro Sánchez hizo todo lo posible para desbloquear la investidura. Pero otros temen el avance electoral del 28 de abril se pierda el 10 de noviembre porque el PSOE apenas consiga mejorar media docena de escaños. Suponiendo, subrayan, que no acabe perdiendo algunos. Algo que no le ocurrirá, casi con seguridad, a un PP que en las últimas elecciones quedó muy debilitado por una catástrofe electoral sin precedentes que ahora tiene oportunidad de corregir.

La campaña electoral, de hecho, ya ha comenzado. Durante su comparecencia este martes en la Moncloa, el presidente pidió que los españoles hablen “más claro” para formar un gobierno sólido y que no haya más bloqueos. “El 10 de noviembre tenemos una oportunidad de decir las cosas mucho más claras”, señaló dirigiéndose a los ciudadanos.

En estos términos se expresó el candidato socialista tras cerrar la ronda de consultas de Felipe VI y anunciar que “el país se ve abocado a la repetición de elecciones” el 10 de noviembre por falta de una mayoría que garantice la formación de Gobierno.

“Le pediremos a los españoles que lo digan aún más claro” que el 28 de abril y el 26 de mayo, cuando dieron la victoria al PSOE, para “que se respete el resultado electoral y que todos los partidos lo entiendan”.

Sánchez subrayó que los españoles hablaron muy claro en las elecciones generales del 28 de abril y en las del 26 de mayo. Y culpó a PP, Ciudadanos y Unidas Podemos de no haber querido aplicar lo que dijeron las urnas. “Lo hemos intentado todo y nos lo han hecho imposible”, concluyó. “Ha sido imposible aplicar el resultado electoral”.

“Desgraciadamente dos fuerzas conservadoras y una de izquierdas han preferido bloquear” lo que dijeron los electores. Por esa razón pidió a los españoles en rueda de prensa desde el Palacio de la Moncloa “que lo digan más claro” para que se pueda formar un “gobierno sólido y no haya más bloqueos”.

No asumir los resultados

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Sánchez acusó a PP, Ciudadanos y Unidas Podemos de no haber asumido los resultados electorales del 28A y emplazó a la ciudadanía a tomar nota de lo ocurrido durante estos meses. U fue particularmente duro con Unidas Podemos, formación a la que acusó de ser la única fuerza a la izquierda de la socialdemocracia que hasta en cuatro ocasiones ha malogrado la formación de un Gobierno progresista. 

En su intervención, el presidente en funciones subrayó que desde el principio trató de forma un gobierno estable y no uno, en referencia a la petición de un Ejecutivo de coalición de Unidas Podemos, “minado de entrada por la inestabilidad”. Y subrayó que puesto en el brete de tener que elegir entre la Presidencia de un Gobierno dividido en dos y condenado al fracaso y el interés general de mi país, elegiría siempre a España”.

En respuesta a las preguntas de los periodistas, Sánchez evitó toda autocrítica. Y, sobre la posibilidad de Unidas Podemos siga reclamando un gobierno de coalición, avanzó que a partir de ahora y hasta las elecciones va a “defender un gobierno estable, no dos en uno. Ni en prácticas ni en pruebas, con apoyo parlamentario estable. Y si los españoles han visto que Unidas Podemos ha bloqueado ese gobierno, espero que esa mayoría se la den al PSOE para que no haya más bloqueos a partir del 10 de noviembre”.

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