La pandemia abre un debate sobre el futuro inmediato de Bárcenas

El escenario inédito en que la pandemia del coronavirus ha sumido a España está generando debate incluso en un campo insospechado: el del futuro inmediato de uno de los más conocidos confinados entre rejas del país, Luis Bárcenas, sobre el que pesa una condena de 33 años por graves delitos de corrupción y que ha pedido cumplir condena en casa para evitar riesgos de salud. Este lunes, y mientras la Fiscalía Anticorrupción se oponía de forma tajante a su excarcelación, la asociación de abogados Adade, próxima al PSOE y que batalló desde el inicio por una sentencia dura para el extesorero del PP, maniobraba de forma por completo inesperada.

Por la mañana y en declaraciones a infoLibre, José Mariano Benítez de Lugo, su representante más conocido por cuanto fue quien logró que Mariano Rajoy declarase como testigo en el primer gran juicio del caso Gürtel, se mostraba favorable a la solicitud de Bárcenas. Por la tarde, otras fuentes internas aseguraron que Adade se adherirá este martes al escrito de la Fiscalía aunque dejando abierta la puerta a una vigilancia domiciliaria con fuertes medidas cautelares. La asociación no ha desvelado cuáles entiende que deberían ser esas medidas si la Sala Segunda de la Audiencia Nacional decide enviar a Bárcenas a su domicilio. ¿Solo la pulsera telemática a que se había referido por la mañana Benítez de Lugo o también, por ejemplo, un policía de guardia en el portal? ¿Implicaría esa opción un gasto asumible en una situación como la actual?

En principio, no parece previsible que la Audiencia acepte la petición de Bárcenas, como tampoco lo hizo ya la semana pasada con el comisario José Manuel Villarejo. El escrito de Anticorrupción que el tribunal tiene ya sobre la mesa aduce que el peligro de fuga de Bárcenas se incrementa precisamente ahora porque el Supremo ya se prepara para resolver los recursos contra la sentencia de Gürtel. El hombre que durante dos décadas manejó las finanzas del PP y fue dejando nota manuscrita de una contabilidad paralela, llegó a ocultar en Suiza 47 millones. Los investigadores siempre creyeron que hay más dinero escondido. Y que eso, unido a que su mujer no ha ingresado en prisión en espera de que el alto tribunal confirme o revoque la sentencia total o parcialmente, facilitaría su huida fuera del país: sean cuales sean las restricciones impuestas por el coronavirus. "Quien tiene dinero escondido puede escaparse hasta por vía marítima", ejemplifica uno de los consultados.

Agravio comparativo

El miedo a una huida irreversible es el que alberga la Fiscalía. Pero los juristas sondeados por este periódico indican que no es ese el único factor que aconseja oponerse a la excarcelación. Porque su salida, dicen, podría crear una fuerte sensación de agravio comparativo respecto de la mayor parte de la población reclusa. En enero de este año y según las estadísticas de Instituciones Penitenciarias, la población reclusa de condenados de más de 60 años, la frontera que ya ha traspasado Bárcenas, ascendía a 2.445 personas. En ese grupo solo hay 177 mujeres. 

En su escrito la defensa de Bárcenas aduce que "dada la situación actual, la prohibición general de salir del domicilio impuesta a toda la población supone ya de por sí un régimen tan limitativo que hace prácticamente imposible el riesgo de fuga de persona alguna".

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¿Debería entonces el Estado mandar a sus casas, para cumplir condena bajo vigilancia, al grueso de los reclusos salvo a aquellos con delitos de sangre o que impliquen cualquier grado de violencia física? La cesión que hasta el momento y para evitar una mayor propagación de la pandemia ya ha hecho el Gobierno es la de permitir que los presos con tercer grado –los que salen de día y duermen de noche entre rejas– puedan permanecer en sus domicilios, aunque se analizará caso a caso.

De momento, y siempre de acuerdo con los datos facilitados por Instituciones Penitenciarias, solo ha habido dos internos que han dado positivo, uno internado en Álava y otro en la madrileña cárcel de Estremera. Y el segundo ya ha sido dado de alta. En cada recinto carcelario se ha habilitado un módulo para que quienes entran y salen –básicamente, los de tercer grado o que habían disfrutado de permisos antes de la declaración del estado de alarma– puedan someterse a cuarentena. O aquellos que muestren síntomas menores de contagio. 

La defensa de Bárcenas sostiene lo mismo que este lunes proclamó Willy, el hijo del extesorero: que no se están haciendo pruebas diagnósticas y que en el módulo de Bárcenas se hacinan ahora 140 personas donde antes había 40. Tanto Instituciones Penitenciarias como los sindicalistas a los que infoLibre requirió su versión lo negaron de manera taxativa. En efecto –coinciden ambas fuentes– se ha vaciado un módulo en cada prisión para cuarentenas y aislamientos absolutos pero los presos se han distribuido por los restantes módulos. Y no se están haciendo pruebas, "como no se les está haciendo a la gente que vive confinada en su casa y tiene síntomas de poca importancia".