Comunidad de Madrid

Ayuso fracasa en el intento de suministrar la primera dosis de la vacuna en las residencias en la primera quincena: sólo la ha recibido el 43% de residentes

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

El pasado mes de diciembre, cuando el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso pedía a las residencias determinada información para ir preparando el proceso de vacunación, les trasladó que su plan pasaba por haber suministrado las primeras dosis en todos los centros durante los primeros compases de enero. “Nos dijeron que su intención era que estuviera listo en las dos primeras semanas del mes”, explica a este diario la directora de un geriátrico ubicado en la sierra norte de la región. Un calendario similar al que puso sobre la mesa hace pocas horas el propio ministro de Sanidad, Salvador Illa: “El objetivo que tenemos esta semana es que todas las residencias de mayores hayan recibido la primera dosis de vacuna y que el próximo 18 de enero Araceli, la primera mujer vacunada, reciba la segunda dosis”. Sin embargo, a tres días de que culmine el plazo, el Gobierno de la Comunidad de Madrid sigue lejos de cumplir con lo establecido. Según datos de la Consejería de Sanidad, la vacuna se ha inyectado hasta el momento en el 43% de la población diana de estos centros. De hecho, muchos siguen sin saber todavía ni cuándo ni cómo les empezarán a llegar las dosis que esperan como agua de mayo.

Hace casi tres lustros, Consuelo Solís tomó la decisión de reorientar su vida hacia el cuidado de los mayores. Con 58 años, y con el respaldo de su marido y sus hijos, se aventuró a poner en marcha en un pueblecito que no llega al millar de habitantes ubicado al este de la región una pequeña residencia con algo más de una treintena de plazas. Por aquel entonces, no era consciente de que años después este tipo de centros terminarían situándose en el ojo del huracán de una pandemia mundial que ya ha costado la vida a decenas de miles de personas en suelo español. Por fortuna, su geriátrico ha logrado esquivar las continuas embestidas del coronavirus. Y la posibilidad de poner fin a la pesadilla evitando una desgracia empezó a vislumbrarse con claridad con el anuncio del inicio de la vacunación. Sin embargo, cuando quedan pocas horas para que se cumpla el plazo previsto por las administraciones, el pequeño centro sigue esperando noticias. “Ni nos han mandado las vacunas ni nos han dicho fecha para venir a ponérselas a los abuelitos”, se queja Solís.

Su caso no es una excepción, ni mucho menos. A día de hoy, una parte importante de geriátricos de la región siguen sin saber nada de las inyecciones. Algunos de ellos, preocupados por la falta de información, se pusieron en los últimos días en contacto con la Asociación Madrileña de Atención a la Dependencia (Amade), la patronal del sector con más músculo en la comunidad autónoma, que decidió enviar a sus asociados –algo más de dos centenares de centros repartidos por toda la geografía madrileña– un cuestionario interesándose por cómo se estaba desarrollando el proceso de vacunación. Lo que no se esperaban, ni mucho menos, eran las cifras que arrojaría ese sondeo. Según los cálculos de la patronal, a día de hoy solo el 11,25% de los centros que forman parte del colectivo ha recibido la visita de los equipos especializados en inyectar las dosis. Es decir, que el 88,75%, o lo que es lo mismo casi nueve de cada diez, no saben todavía, casi tres semanas después de que todo comenzase con el pinchazo a Nicanor en Vallecas, ni cuándo ni cómo se administrarán las dosis prometidas a sus residentes.

Pilar Ramos, quien el pasado mes de noviembre criticó en la Asamblea de Madrid que el sistema sanitario madrileño dejase de lado a los ancianos durante la primera ola de la pandemia, se muestra “muy preocupada” por los retrasos a la hora de vacunar en una parte importante de los centros privados. “Hay residencias que no han tenido un solo caso de coronavirus y que no saben cuándo van a empezar a suministrar las vacunas. Sin embargo, me consta que en las públicas o en las de los grandes grupos se está vacunando con normalidad. No entiendo esta priorización o que se haga una diferenciación entre lo público y lo privado. Los que deberían priorizarse son los que están libres de covid”, recalca la presidenta de Amade visiblemente molesta. Tampoco comprende que a estas alturas sigan existiendo problemas de coordinación en el proceso de inmunización. No es de recibo, dice, que un día se reciba en un geriátrico una llamada de la administración avisando de que van a aplazar el suministro de las dosis y que en ese centro ni siquiera tuviera nadie constancia de que se les había asignado un día concreto para la vacunación.

Igual de alarmada se encuentra Solís. En su caso, la residencia que regenta forma parte del reducido grupo de centros en suelo madrileño que han conseguido esquivar todos los zarpazos de la dichosa pandemia, que ya ha dejado en los geriátricos de la región más de seis millares de fallecidos. “A las seis de la mañana ya estamos limpiando a fondo las instalaciones. En todo momento, estamos pendientes de nuestros residentes para que mantengan una higiene constante. Y, por supuesto, las visitas con sus familiares las hacemos a través de un cristal”, cuenta la mujer. Todo esfuerzo es poco, dice, para que no haya ningún susto en la “pequeña familia” de 37 residentes y quince trabajadores que conviven diariamente en el centro y que, continúa, forman un “equipo maravilloso”. “Su bienestar es lo primero, y por eso todos los días tienen a su disposición un médico, enfermeros, terapeutas… Yo no he montado esto porque me sobrara el dinero y quisiera invertirlo, no soy millonaria”, apunta la regente de este pequeño geriátrico ubicado a pocos kilómetros de Daganzo, al este de la Comunidad de Madrid.

“La cita se ha aplazado hasta el 20 de enero”

Solís y su residencia siguen sin tener noticias de la ansiada vacuna, que comenzó a distribuirse a finales de diciembre en todas las comunidades autónomas. Por el momento, ni les han llegado las dosis ni les han avisado de en qué momento se desplazarán hasta allí los profesionales sanitarios para llevar a cabo el trabajo. “Mi hija Elena ha escrito correos electrónicos a la Comunidad de Madrid y a la Cruz Roja, que hemos escuchado que también se está encargando de esto, pero lo único que nos dicen es que tenemos que esperar a que nos llamen. Y aquí seguimos, esperando esa llamada que no llega”, señala. A medida que lo va contando al otro lado del hilo telefónico, la voz de Solís deja entrever una gran inquietud. “Estoy con esto en un estado de nervios... Tengo miedo de que por estos retrasos se terminen contagiando mis residentes antes de que lleguen las vacunas. Sería horrible”, señala. Se le entrecorta la voz. Pide disculpas, respira hondo y prosigue: “No dejo de llamar a uno y otro lado y nada. No quiero que todo esto termine viniéndose abajo. Que piensen en todas estas personas mayores, que ya bastante mal lo han pasado estos meses”.

“No puede ser que tengamos que estar mendigando que se vacune. Parece que todo hay que suplicarlo”, se queja Ramos. Desde Amade ya han trasladado al Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso su indignación ante esta situación en la reunión que mantuvieron con la administración madrileña este miércoles, un encuentro en el que el Gobierno regional se comprometió a buscar soluciones. “Todo está siendo un desastre”, coincide, por su parte, otra directora de un pequeño centro residencial, que también superó la primera ola de la pandemia sin un solo positivo, ubicado en plena sierra norte. En su caso, explica, forma parte del reducido grupo de geriátricos asociados en los que ya se han inyectado las primeras dosis. Se hizo la semana pasada. “En diciembre, nosotros le facilitamos al Área Sanitaria un listado de personas a las que había que poner la vacuna. Mi sorpresa fue que cuando llegó el equipo de la Cruz Roja, venía con 50 inyecciones, cuando se necesitaban 75. La administración no había volcado todos los datos que les pasamos. Se tardó más tiempo en la parte administrativa, en pasar de nuevo esa información, que en poner las dosis”, señala la directora del geriátrico.

Ahora, la inmunización en este centro va a doble ritmo. Por un lado, los que la recibieron en la primera tanda. Por otro, los que se mantienen a la espera. “Primero nos dijeron que vendrían el pasado miércoles. Sin embargo, la cita se ha aplazado hasta el 20 de enero”, cuenta la persona al frente de esta residencia, que prefiere mantenerse en el anonimato por miedo a que pueda haber represalias por parte de la administración. Al ya de por si lento ritmo de vacunación en la región –la Comunidad de Madrid está a la cola de España en dosis administradas respecto a las recibidas–, se le ha sumado la parálisis provocada por el temporal Filomena. “Algunos trabajadores estuvieron dos o tres días sin poder venir, y otros tuvieron que quedarse en el centro doblando los turnos. Ahora, ya hemos limpiado nosotros las instalaciones y afortunadamente no tenemos que lamentar ningún desperfecto”, dice Solís. Sin embargo, para Ramos la nieve no es ahora mismo excusa para paralizar la vacunación: “No debería haber retrasos. Si pueden llegar otros trabajadores, también pueden acceder los equipos para la vacuna”.

“Se ha empezado” por los centros “más grandes”

Araceli, la primera mujer vacunada en España, pide responsabilidad y vacunarse para "acabar con el bicho"

Araceli, la primera mujer vacunada en España, pide responsabilidad y vacunarse para "acabar con el bicho"

Desde la Consejería de Sanidad, a preguntas de infoLibre, no ofrecen información desglosada del proceso de vacunación por centros públicos y privados. Y evitan pronunciarse sobre los retrasos a la hora de suministrar las dosis en determinadas residencias. En este sentido, se limitan a decir que “se ha empezado” por los centros “más grandes” para “alcanzar al mayor número” de personas. En cuanto a datos concretos, los únicos que dan son de carácter general: “En la Comunidad de Madrid se han administrado hasta ayer 25.754 dosis de vacuna en centros socio-sanitarios, lo que supone casi el 43% sobre la población diana de ese ámbito”, apuntan. Es decir, que se han puesto hasta la fecha una media de 1.400 dosis diarias en estos centros. De seguir con el mismo ritmo que se ha tenido hasta este momento, se torna complicado que toda la población diana pueda haber recibido el primer pinchazo de la vacuna antes de que haya culminado el mes de enero. “A Cruz Roja esto le está quedando grande. Lo que nos tienen que permitir es que los equipos sanitarios de nuestros centros puedan administrarla, al igual que pasa con la de la gripe”, reclaman desde la residencia de la sierra.

El proceso de vacunación se está convirtiendo en un auténtico quebradero de cabeza para el Gobierno madrileño. Y las críticas de la oposición son constantes. Primero, por la decisión de rechazar la ayuda de personal del ayuntamiento de la capital para inyectar las dosis mientras se externalizaba parte de este servicio a Cruz Roja. Luego, por acordar que los trabajos se detuvieran durante los fines de semana y los festivos. Pero, sobre todo, por la lentitud en el proceso. Actualmente, la comunidad autónoma está a la cola. Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, solo ha suministrado hasta la fecha el 41,6% de las dosis entregadas, solo por delante de País Vasco –41,2%– y muy por detrás de otras regiones como Comunitat Valenciana, Asturias o Galicia, donde ya se han inyectado más de 7 de cada 10 vacunas recibidas.

En otras regiones como La Rioja, ya se ha suministrado en todas las residencias la primera dosis. Por el buen camino van también Galicia y Andalucía. Las dos comunidades, presididas por los conservadores Alberto Núñez Feijóo y Juan Manuel Moreno Bonilla, respectivamente, tienen previsto que en lo que resta de semana ya se haya suministrado la primera dosis a todos los residentes y personal de los centros sociosanitarios. Mientras, el vicepresidente del Gobierno madrileño, Ignacio Aguado, se excusa señalando que la Comunidad de Madrid está guardando la mitad de las vacunas recibidas para la segunda dosis y asegura que el ritmo de vacunación es tan “importante” que la llegada de las inyecciones acabará siendo “manifiestamente insuficiente”. Un ritmo que, sin embargo, sigue sin tocar a buena parte de los que más han sufrido el azote de la pandemia.

Más sobre este tema
stats