Ni Broncano ni Motos Cristina García Casado
Guía de urgencia para discutir con el cuñado
Todos sabemos que a tu cuñado no vas a convencerle de nada y que votaría a la derecha aunque pusieran a un mandril como candidato. Pero quizá tu sobrina, tras escucharte a ti darle un repaso a su padre, podría animarse a votar a la izquierda. He aquí pues una guía rápida para bajarle los humos al susodicho.
Hay cuatro superventas en el argumentario de las derechas: que Sánchez es amigo de los etarras, que ha claudicado ante los independentistas catalanes, que ha dejado libres a cientos de violadores que andan a sus anchas por las calles violando sin parar y que gracias a Sánchez uno puede ser hoy un hombre y mañana una mujer, así sin más. Es todo un disparate, pero mejor no pasar mucho tiempo hablando de todo esto, por lo del elefante de Lakoff. Basta con mencionar al animal para que la gente piense en él. De modo que el gran desafío de este momento es que esos espantajos, esos miedos ridículos, fomentados por las derechas política, mediática y empresarial, no opaquen el verdadero dilema de las próximas elecciones: si el país sigue avanzando en la defensa de la gente común frente a los poderosos, si sigue avanzando en derechos y libertades. O si prefiere ser gobernado por una alianza de los conservadores con los ultraconservadores.
Cuanto más tiempo le hables al cuñado de los temas que él no quiere, menos tendrá él para patrañas. Háblale de la situación económica de España: un crecimiento económico que está entre los mejores de Europa, un desempleo que sigue siendo alto pero está en mínimos históricos, una paz social que ha desactivado el independentismo catalán, que ha generado estabilidad entre los sindicatos y la patronal y una protección de las minorías y de los vulnerables que ha aliviado las consecuencias de una crisis sanitaria brutal. Háblale de un país tolerante y abierto que despierta la aprobación, si no la admiración, del mundo entero.
Como esos asuntos no interesan a las derechas, tendrás que responder a las imprecaciones. Aquí van algunas pistas para que el cuñado no se salga con la suya y tu sobrina no se quede en casa el día 23.
Bildu: ¿Dónde están los ministros de Bildu? ¿Qué ha pactado el Gobierno con Bildu? ¿Qué terrible concesión ha hecho Sánchez a los amigos de ETA? Que el cuñado te diga una sola cosa. Que te diga qué. El Gobierno ha contado en muchas ocasiones con el apoyo parlamentario de Bildu, claro. Y con el de Coalición Canaria. Y con el del PP también. Como no va poder mencionarte ni una sola concesión, dale tú un dato y tres ejemplos. El PP y Bildu han votado juntos a favor de iniciativas del Gobierno una cuarta parte de las veces. Las ayudas a los habitantes de La Palma, los ERTE de la pandemia o la mejora de las condiciones de las trabajadoras del hogar están entre esas iniciativas. Y después, pregúntale si Feijóo va a revisar esas decisiones, como ha prometido, porque Bildu las apoyó. Conviene también que le recuerdes que Bildu es la primera fuerza política de Euskadi y que hace ya 12 años que, después de una negociación con el Gobierno de Zapatero, ETA se rindió.
La secesión y los indultos: Con el Gobierno de Rajoy se montó el lío de repercusiones mundiales. Una parte importantísima de España, Cataluña, partida en dos mitades. Un Gobierno autonómico intentando proclamar la independencia de manera ilegal. Un único tema en nuestra política, ensuciando nuestra convivencia. Con el Gobierno de Sánchez, el procés languidece. Para ello ha sido necesario indultar a algunos independentistas que llevaban tres años en prisión y que podían convertirse, si no cambiaban las tornas, en los primeros mártires de una República Catalana en el exilio. Puigdemont, que sigue sin poder entrar en España, se ha convertido en el papa Clemente del independentismo catalán gracias a esa habilidad con que el Gobierno se ha conducido ante los acontecimientos. Eliminar el delito de secesión del Código Penal (hasta 15 años de prisión), para convertirlo en “desórdenes públicos agravados” (hasta cinco años) no es ninguna concesión grave al independentismo, porque la ley sigue contemplando el delito de rebelión (entre 15 y 30 años), para quienes pretendan suspender, modificar o derogar la Constitución por vías no previstas en la propia Constitución.
Sí es sí: El cuñado se hace depositario en esto de un burdo efecto óptico bien manejado por las derechas. Unos 1.100 condenados por violación han visto sus penas revisadas –revisadas, enfatizo– por la ley promovida por Unidas Podemos. Ese efecto indeseado se resolvió a los seis meses, tras un duro debate que provocó una dolorosa ruptura entre Podemos y el PSOE y que derivó en una reforma pequeña de la ley (con el apoyo del PP). Pero cuidado con esta trampa retórica, que es letal, porque 1.100 revisiones de penas no son 1.100 violadores en la calle. Solo un tercio de esas sentencias se modificaron a la baja. La acusación tan frecuente de que Sánchez ha abierto las puertas de las cárceles a los violadores es todo un disparate. Ha habido 46 excarcelaciones de agresores sexuales, que han salido de prisión 11 meses antes de lo que debían, tomando la mediana de todos los casos.
El escándalo que se ha montado tiene un origen real en un efecto no deseado de la ley, pero su volumen es completamente desproporcionado a la luz de sus efectos reales. Por el contrario, la ley es una excelente noticia para las mujeres víctimas de agresiones sexuales, porque se elimina la excusa del “ella no protestó”. Lo más importante de la ley sigue: una agresión sexual lo es siempre que no haya consentimiento de la víctima. Pregúntale a tu sobrina si está o no de acuerdo con que nadie puede tocarla si ella no lo consiente. Porque, recuérdaselo, todo esto viene del caso de la Manada: los cinco sevillanos que en los sanfermines de 2016 violaron a una joven de 18 años y fueron vergonzosamente condenados por “abuso sexual”. Eso generó un debate que la izquierda ha resuelto a favor de la idea del “consentimiento”: no hace falta que tu sobrina se resista con uñas y dientes, ni siquiera que diga que diga que no. Ella tiene que manifestar su consentimiento libremente “mediante actos que expresen de manera clara su voluntad”. Si no, hay agresión sexual. Discute sobre eso, que en este caso hasta el cuñado puede que se calle. Y recuerda que la ley garantiza atención a las mujeres violadas en todo el país durante las 24 horas del día y que incluye medidas de protección y de prevención.
El cuñado te hablará de la ley trans, para amenazar sin la más mínima vergüenza con plagas muy pintorescas, como que por culpa de Sánchez los hombres se colarán en el tenis femenino para ganar todos los partidos o que un condenado se declarará mujer para que le manden a una cárcel de mujeres. La ley trans es una norma que protege de manera integral los derechos del colectivo (te perdonarán si evitas la sigla LGTBI+). Como a las derechas los derechos de los homosexuales no les gustan, así en general, el ataque viene por esas excentricidades de las que obviamente estamos completamente prevenidos por normas propias de cada ámbito: ni un hombre puede ir a una prisión femenina, ni un tenista transexual puede competir donde desee sin las decisiones de los tribunales correspondientes. Sí es cierto, y en esto el feminismo clásico y el nuevo tienen su propio debate, muy por encima de las posiciones de las derechas, que la nueva ley admite la llamada “autodeterminación de género”. La ley aprobada con la abstención del PP, por cierto, y el voto negativo de Vox, establece que si eres mayor de 16 años (14 con tus padres o responsables y 12 si lo fija un juez), puedes ir al registro y pedir que se te asigne el género masculino, femenino o no binario, sin necesidad de aportar informes de ningún tipo. Para una buena parte del feminismo más convencional esta decisión es negativa y ha generado además divisiones en la izquierda. No permitas al cuñado que eso rompa la argumentación fundamental: cuando gobierna la izquierda, los derechos sociales, incluidos los de los colectivos LGTBI+, se extienden. Recuerda el matrimonio igualitario, rechazado, denostado y recurrido por el PP, que sin embargo no solo no fue derogado, sino que resultó bien aprovechado por muchos de sus líderes y por sus hijos e hijas.
Y luego están las cosas menores, que todo el mundo sabe que son irrelevantes para el país, pero que tratan de retratar a un presidente mentiroso, sin principios y ególatra.
El cuñado te espetará lo del Falcon, cómo no. Los aviones son del Estado. Los utiliza el Gobierno y los usan también –esto está bien que lo recuerdes– el rey y la reina. En ellos viajan con mucha frecuencia periodistas, empresarios y líderes sociales, invitados de otros países y delegaciones de todo tipo. Por supuesto, desde Suárez hasta ahora, todos los presidentes han hecho uso de los aviones militares para sus desplazamientos. Entretenerse en discutir esto es jugar con la demagogia más burda.
No, no vas a convencer a tu cuñado. Es probable que cuando expongas tus argumentos aún tenga más ganas de votar a las derechas. Porque su cerebro, como el tuyo, como el de todos, se resistirá a los cambios
Quizá te hablen del enorme "dispendio de un Gobierno de 22 ministerios". Puedes recordar que se trata de uno de los Gobiernos con más actividad de la democracia, con más de 200 leyes aprobadas y con una pandemia que alteró durante dos años cualquier previsión. ¿Seguridad Social y Empleo pueden ir juntos? Seguro. Y Cultura puede juntarse a Educación. Igualdad puede incluirse en Asuntos Sociales. Y Hacienda en Economía. Un Gobierno puede tener 10, 20 o 30 ministerios. Y su forma y su coste deberá ser coherente con las prioridades políticas de su presidente. Que el Gobierno actual –salarios de los eventuales y costes operativos de los ministerios– cueste 30 millones de euros más o menos es una cuestión ridícula al lado del gasto público que sí es milmillonario y realmente importante: el gasto en sanidad y educación públicas, el gasto en pensiones, el gasto en ayudas a jóvenes, en ciencia o en cooperación internacional, el gasto en infraestructuras. Que contrasta con lo que se deja de ganar por supresiones de impuestos a las grandes fortunas o concesiones a las grandes empresas.
Está también lo de que Sánchez dijo "que no podría dormir" con Podemos en el Gobierno (lo que dijo es que no podría tenerles en carteras clave) o que nombró fiscal general del Estado a una exministra (es perfectamente legal, ya no está y el PP lleva bloqueando la renovación del Consejo General del Poder Judicial ya casi cinco años), y lo del CIS (concedamos que es seguro que hay presidentes mejores, pero reclamemos la autonomía de la institución)… En fin, hay muchas otras acusaciones de menor fuste, que son fáciles de esgrimir, pero que palidecen cuando se contrastan con la realidad de una España con una economía saludable, una sociedad tolerante y en paz y una posición internacional muy respetable. Discutamos de cosas serias.
No, no vas a convencer a tu cuñado. Es probable que cuando expongas tus argumentos aún tenga más ganas de votar a las derechas. Porque su cerebro, como el tuyo, como el de todos, se resistirá a los cambios. Tu cuñado ahora no es prioritario para el futuro de España, porque su posición es rocosa y su voto inalterable. La clave para los próximos quince días es que tus amigos progresistas, tus hijos, los amigos de tus hijos, no se amodorren y sepan que su voto esta vez será decisivo. Para que España siga avanzando, o para que volvamos al conservadurismo, condicionado ahora por la derecha ultracatólica, racista, intolerante, negacionista, machista y homófoba. Lo que viene se va a parecer a lo del juego de la soga. Todo anuncia que, si nos sumamos al lado izquierdo en número suficiente y agarramos la cuerda con fuerza, seguiremos progresando. Cada uno de nosotros, en nuestras conversaciones, animando a unos cuantos a votar, explicando que nada está escrito aún, podemos contribuir a que nuestro país siga avanzando por la izquierda.
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