Plaza Pública

Ganar antes de ganar: un pueblo para gobernarse

Hugo Martínez Abarca | Rodrigo Amirola

El fin del ciclo electoral ha abierto un período de reflexión y debate político en Podemos sobre la nueva etapa y la forma de vertebrar los anhelos de cambio político. Necesitábamos pensarnos y debatir públicamente como el respirar y así se vio en El Escorial, apenas una semana después de las elecciones del 26J, o en la Universidad de Podemos, donde se abrieron debates que difícilmente pueden desarrollarse en otros espacios políticos estatales de nuestro país. Esta práctica debe ser motivo de orgullo y es una fortaleza de Podemos. También debe ser una exigencia para nosotros mismos mantener el rigor de los argumentos para que los debates no se conviertan en peleas imaginarias por ganar o en confrontar identidades fabricadas ad hoc. Es imprescindible dar ejemplo en un proceso como el madrileño y no caricaturizar las posiciones contrarias.

Abandonadas otras caricaturas, una de las que se pretende mantener es la que traza una línea entre defensores del movimiento popular y defensores de la institución (¡como fin en sí mismo, incluso!) y sitúa a Adelante Podemos en este último polo. Felizmente, Podemos recogió del 15M la superación de ese falso dilema que sólo interesaba al inmovilismo del poder. Aquel movimiento, que sorprendió a la España oficial, se alzó como un enorme poder popular que reivindicaba la necesidad de recuperar las instituciones como instrumentos democráticos frente al secuestro de poderes económicos y políticos nacionales e internacionales. El enfrentamiento eterno entre instituciones y pueblo, tan útil a las élites que quieren las instituciones como una finca de su propiedad, quedó apartado, y la conquista de las instituciones para su rescate democrático pasó a formar parte del aprendizaje colectivo.

Lejos de constatar nuestra derrota y construir en exclusiva un Podemos Comunidad de Madrid para la oposición, el ciclo que necesitamos abrir es el del Podemos que construye la conquista de las instituciones, y ello sin olvidar que en la Comunidad de Madrid buena parte de las instituciones municipales ya forman parte del cambio político. Lejos de presuponer una serie de movimientos sociales idealizados, nuestra confianza en nuestro pueblo debe consistir en acompañar e impulsar a éste en su propia articulación para plantar cara al gobierno de la Púnica y avanzar en la democratización de Madrid. Tenemos la obligación de resolver la tensión entre movimiento e institución para que se conviertan en aliados imprescindibles. Este reto lo hemos llamado ganar antes de ganar, que no es otra cosa que construir pueblo, trabajar por tener la hegemonía que conduzca al rescate democrático de las instituciones.

Ese aprendizaje del 15M fue incorporado virtuosamente por Podemos. Una concreción organizativa clave fue desdibujar la frontera entre el Podemos partido-institución y lo que se ha llamado el partido orgánico del cambio democrático, esto es, entre afiliación y movimiento popular. Para ello, era necesario que el rumbo de la organización política lo marcasen el conjunto de nuestros simpatizantes, los inscritos, que iban mucho más allá de la militancia más activa. Con ello se cumplían dos objetivos: de un lado, constituíamos una organización democrática que iba más allá de los partidos viejos y sus sistemas de cuotas y carnets, y, de otro, nos obligábamos a mirar de manera permanente hacia fuera. Tenemos que profundizar en este acierto ahora que tenemos capacidad, un ritmo adecuado y recursos para que los Círculos puedan abordar sus tareas.

Nuestro análisis nos acerca en este punto con Reinicia Podemos. Por ello, planteamos un modelo de descentralización que, por una parte, dé a los Círculos los recursos y el apoyo para ser los protagonistas en la construcción de movimiento popular desde abajo y, por otra, cuente con una estructura territorial que, frente a algunas descripciones erróneas, tiene funciones ejecutivas y capacidad de bloqueo de presupuestos. La Junta Autonómica, análoga al Senado, estaría compuesta por los secretarios generales municipales, a quienes cuesta mucho diferenciar de "las bases" en la mayoría de municipios de nuestra CM en el Podemos real. Tal modelo descentraliza la toma de decisiones y avanza en la democratización del partido, manteniendo el espacio de los Círculos y sin reducirlos a ser apéndices burocráticos de ninguna estructura (algo así como agrupaciones de otro modelo de partido).

Todos estamos de acuerdo en que Podemos tiene que ser una herramienta y discutimos en torno a cómo hacerla útil. Nos gusta recordarlo porque antes de nosotros ya había organizaciones políticas que se habían convertido en fines en sí mismas, incapaces de abrirse a la sociedad y encerradas en una actividad política que hacía imposible dar el salto necesario para disputar el poder. Si queremos construir un movimiento popular para ganar Madrid, no debemos reconvertir Podemos en una estructura pensada para la resistencia y mucho más burocratizada que en las propuestas de quienes nos negamos a regalarle las instituciones a los enemigos de la soberanía popular. El modelo de Podemos Escucha plantea riesgos evidentes de burocratización por la complejidad en la composición de su estructura territorial –facilitando conflictos de legitimidades entre el Círculo y los inscritos–, la dificultad en el proceso de toma de decisiones y los consiguientes riesgos de que esas decisiones se tomen en otras instancias. El riesgo claro que esta propuesta conlleva es el de ensimismamiento: una organización volcada en su propio devenir y vinculada al movimiento sólo en su retórica.

De ahí que nuestra propuesta de descentralización y democratización de Podemos respete el lugar propio de los Círculos para que estos puedan trabajar desde su autonomía con las realidades locales; eso sí, dándoles herramientas para poder abarcar todas las tareas que se les encomiendan, que no son pocas.

El Podemos que viene en la Comunidad de Madrid

El cierre del ciclo electoral con un Gobierno del PP, avalado por el PSOE y Ciudadanos, sería un drama para nuestro pueblo en lo inmediato, pero redobla la exigencia que siempre guió a Podemos: romper viejos moldes, no ceder a la tentación de volver a viejos debates y avanzar construyendo los cimientos para ganar y recuperar las instituciones.  ____________________

Hugo Martínez Abarca y Rodrigo Amirola

son miembros de Adelante Podemos 

Más sobre este tema
stats