... Que escucha voces

Hace unos días, el experto en era digital Javier Celaya contaba en esa red social llamada X algo dicho por alguna voz humana en la Feria del libro de Londres: “Un 90% de los oyentes han dejado de escuchar un audiolibro debido a la voz seleccionada para la grabación. Las voces sintéticas ayudarán a reducir este abandono”. Y yo me quedé sin palabras…

Volví a leer y a releer varias veces el mensaje: “las voces sintéticas ayudarán a reducir este abandono”. Claro, el juego se hizo solo, no hizo falta ni una pizca de inteligencia artificial para conectar conceptos y llegar a la conclusión de que vamos, poco a poco, abandonando lo analógicamente humano para adentrarnos en un mundo cada vez más sintético.

Que a los oyentes de audiolibros ciertas voces les produzcan rechazo no me parece novedoso, ya sabemos que todas las voces no nos suenan bien y esta distinción funcionará para los “libros escuchados” tal y como funciona para la vida. Hay voces que nos crispan y voces que nos calman, voces que nos seducen y otras que nos alteran. Voces que nos convencen o nos hacen desconfiar. Voces que nos aterran y algunas que provocan risa sin hacer otra cosa que sonar. 

Lo que me llama la atención es esa idea de pensar que las voces sintéticas ayudarán a reducir el abandono de los audiolibros. ¿Significa que una voz creada por ordenador puede contener la fórmula secreta para gustar a todos? ¿Y eso cómo se consigue? ¿Es solo cuestión de hacer alquimia digital con graves y agudos, un cálculo preciso de inflexiones, dicción, entonación y fonación, o tiene algo que ver con desproveer la voz de toda humanidad, no vaya a ser que lo que nos produce rechazo es el ser humano del que brota?

Hay voces que nos crispan y voces que nos calman, voces que nos seducen y otras que nos alteran. Voces que nos convencen o nos hacen desconfiar. Voces que nos aterran y algunas que provocan risa sin hacer otra cosa que sonar

Es que no dejo de preguntarme si lo que rechazan esos oídos lectores a los que la industria editorial trata de atrapar mediante el audiolibro es la melodía o la ejecución. ¿Es la voz en sí o es la identidad de quien la proyecta lo que nos hace desear que deje de sonar? ¿Será que nuestros oídos prefieren un sonido creado por ordenador, que no tenga connotaciones de nada ni nadie que pueda recordarnos a algo o a alguien? ¿Preferimos, sin saberlo, que sea lo sintético quien nos enseñe, nos emocione y nos hable al oído?

Es propia de cada generación la resistencia ante el mundo que viene para sustituir ese que estamos más cerca de abandonar. Será por eso que me puse en guardia al leer aquel mensaje sobre voces humanas o voces creadas. El sonido llega a través de la corteza auditiva hasta las áreas cerebrales donde se gestan las emociones, esas que nos diferencian de otros animales, de una piedra y de una tablet. Llámenme vintage o incluso viejuna, pero sí, yo prefiero saber que al otro lado siempre hay alguien de verdad, aunque no me guste del todo cómo suena. 

De la mano de tu voz, de Silvia Pérez Cruz y Salvador Sobral.

Más sobre este tema
stats