Hijos (o padres) del rencor Jesús Maraña

La guillotina
Carlos Mazón ha pactado un preacuerdo presupuestario con Vox en Les Corts. Oxígeno producido por la Vox Factory. El presidente de la Generalitat Valenciana lo anunciaba este lunes, elevando un desafío a la dirección nacional de su partido, a su presidente, Alberto Núñez Feijóo, a la dirección del PPE, en manos de Manfred Weber, y a la Comisión Europea de Úrsula Von der Leyen. Aquí estoy y de aquí no me moverá nadie. Abril será un mes calentito. Dos días después de que la dana asolara los municipios de L´Horta Sud, alertamos del peligro que suponía tener a Carlos Mazón al mando de un desastre político que, en última instancia, suponía la desestabilización de las instituciones del país. Mazón es un problema que los valencianos no tienen por qué soportar y demuestra que el PP estaba encarcelado en los gobiernos donde pactó con Vox en 2023. Cinco meses después, Feijóo continúa atrapado en la trampa de Abascal y su problema de liderazgo crece, cobrando cada día una dimensión mayor.
Conviene volver a los primeros días de noviembre, conviene viajar al barrio de Treme, al otro lado del Atlántico, en el delta del Mississippi. "No es una catástrofe natural, ha sido una catástrofe humana, una tragedia política", afirmaba el venerable profesor de literatura Creighton Bernette, interpretado por John Goodman, ante un reportero de televisión encarnado por Keven Spacey. Así comenzaba el primer capítulo de esa pequeña obra maestra de la televisión firmada por David Simon para la HBO. “Catástrofe política”. De esa manera se refería el autor de The Wire al desbordamiento del Mississippi tras el paso del huracán Katrina.
"EE.UU. tiene solo tres ciudades: Nueva York, San Francisco y Nueva Orleans. Todo lo demás es Cleveland", escribió el dramaturgo Tenesse Williams. El Katrina dejó en 2005 más de 1.500 fallecidos en la ciudad, tras reventar la presa que controlaba el caudal del río que atraviesa el estado de Luisiana. La falta de inversiones en el mantenimiento de las infraestructuras dio un vuelco a Nueva Orleans, que iniciaba una lenta y pesarosa reconstrucción donde la mafia primero, y los especuladores, después, fueron llegando para hacerse con las esperanzas de una ciudad palpitante que volvía a comenzar de nuevo. De Treme., corazón del jazz y del blues, aprendimos que los desastres naturales suelen ser ocasionales y finitos y que las catástrofes políticas pueden ser recurrentes y constantes si no se resuelven bien. También anotamos un detalle importante: que los desastres naturales no suelen destruir presidentes. George W. Bush continuó su segundo y último mandato en la Casa Blanca antes de entregar el relevo a Barack Obama. Casi 20 años después, hemos vuelto a comprobar que se cumple la misma pauta. Mazón, como Bush, continúa al frente de la Generalitat, a pesar de la flagrante mala gestión de su gobierno y a la espera de conocer si la jueza titular del Juzgado Nº 3 de Catarroja, Nuria Ruiz Tobarra, perfila a través de sus autos la magnitud de una negligencia criminal que propició la muerte de 224 personas el 29 de octubre de 2024. Atentos a Salomé Pradas, ex consellera de Interior cesada por Mazón.
El President debió haber dimitido hace meses o, en su defecto, debió ser cesado por Alberto Núñez Feijóo. Seis manifestaciones en Valencia confirman que el PP está destruido en términos electorales en la Comunidad Valenciana. La mañana de este lunes, en cambio, Mazón anunció con toda la solemnidad institucional posible un preacuerdo para la aprobación de los presupuestos de este año con Vox, como si los autos de Nuria Ruiz Tobarra no le concernieran. El orden natural de la democracia liberal nos sugiere que Feijóo debería haber indicado hace muchos meses al Grupo Parlamentario Popular valenciano dónde estaba la puerta de salida para Mazón, inhabilitado para llevar a cabo la reconstrucción de los municipios afectados por la dana, pero Vox ha logrado desplegar otra vez su estrategia: crecer a costa del PP de Feijóo respaldando a un presidente autonómico que acabará muy probablemente imputado por el TSJCV.
Lo de Mazón puede ser interpretado como un desafío a toda la dirección nacional del PP, tal y como indicamos más arriba. Mazón envía un mensaje muy claro: voy con toda la legislatura, voy, incluso, a costa del propio Feijóo, de todo el PP, del Partido Popular Europeo de Manfred Weber y, sobre todo, a costa de Úrsula Von der Leyen y la socialista Teresa Ribera. Sin embargo, el preacuerdo de Mazón con Vox nos sugiere también otra idea distinta, más interesante y de mayor calado. Si Feijóo se encontraba, esta vez sí, al corriente del preacuerdo, algo que tendrá que confirmar el propio presidente, entonces estamos ante una revancha del PP dirigida contra la presidenta de la Comisión Europea. ¿Acaso Feijóo aprueba el preacuerdo que tumba el Pacto Verde que el PPE redactó y firmó, amparado bajo el paraguas de Úrsula von der Leyen?
La semana pasada detectamos grietas tectónicas en el suelo europeo del PP cuando supimos que el Congreso del Partido Popular Europeo se celebrará en Valencia el 29 y 30 de abril, algo que Feijóo no quería que sucediese. Cuatro meses después de que Teresa Ribera fuera ratificada como vicepresidenta primera de la Comisión, el PP español comenzaba a pagar su traición, tras paralizar la ratificación parlamentaria de la socialista como vicepresidenta de la Comisión Europea. Aquel momento colocó a todos los miembros de la alta institución en una situación política inédita en la historia de la UE. Recuerden que Dolors Montserrat, Esteban González Pons y el propio Feijóo atribuyeron en un principio el desastre de la dana a la todavía ministra española de Medio Ambiente, sometida a uno de los hearings más absurdos que se conocen. Cuatro meses después, lo populares anunciaron que el congreso del PPE se celebraría en Valencia, pero a la luz de lo acontecido después y, especialmente, del destrozo político de Mazón, Feijóo propuso trasladar el congreso del PPE a Madrid. Los populares españoles temían un escenario de manifestaciones y una foto del PPE junto a Mazón, con decenas de miles de personas pidiendo su dimisión.
La dana ha sido un ensayo general de las catástrofes que el cambio climático ofrecerá en próximas ocasiones. Nos explica hechos que ya conocíamos. Nos cuenta que el negacionismo climático mata, que pactar con Vox mata. El diletantismo de Carlos Mazón parece haberle permitido obviar estas razones
Durante las últimas semanas, los dirigentes del PP intentaron por todos los medios que Weber se prestara a mover el congreso a Madrid. No lo consiguieron. La UE sufragará el cónclave que elegirá al próximo presidente del PPE. Su cancelación o su traslado a otra localidad por razones políticas obliga a que el gasto extra corra a cargo del partido de cada país. Pero el PPE se negó a asumirlo en esta ocasión y el PP de Feijóo tampoco está en condiciones de soportarlo solo. La política es tan cara como necesaria. A veces, demasiado cara.
Los populares españoles han interpretado el enrocamiento del PPE como una traición que ha tenido desde Valencia una reacción insólita, un preacuerdo presupuestario con Vox que devuelve a Feijóo a junio de 2023. La condiciones que ha exigido el partido de Abascal para llegar a un pacto presupuestario suponen un claro ataque a las políticas de sostenibilidad enmarcadas dentro del Pacto Verde Europeo y un retroceso de las políticas migratorias a posiciones xenófobas y racistas. El PP se asimila a Vox pero no capta su voto. En cualquier caso, Mazón ligó su supervivencia política al anuncio de este lunes: adoptará varias medidas contra las normas europeas en materia de agricultura, ganadería y pesca, directivas que calificó en su conjunto de “fanatismo climático”. Vox, incluido en el Grupo Parlamentario Europeo Patriotas de Víctor Orban, ha introducido nuevamente su agenda en la política autonómica y, sobre todo, en la europea. Entre el PP de Mazón y Vox hoy no existen diferencias.
Ya hemos explicado en otras ocasiones que la dana ha sido un ensayo general de las catástrofes que el cambio climático ofrecerá en próximas ocasiones. Nos explica hechos que ya conocíamos. Nos cuenta que el negacionismo climático mata, que pactar con Vox mata. El diletantismo de Carlos Mazón parece haberle permitido obviar estas razones. Conviene estar atentos a las próximas encuestas y verificar si le resulta políticamente más rentable consolidar la polarización, atribuyendo falsas responsabilidades a Sánchez y, otra vez, a Teresa Rivera, máxima autoridad de las políticas de transición energética y sostenibilidad ambiental en la UE.
Recordemos que el acuerdo de Mazón con Santiago Abascal en 2023, en plena precampaña de unas generales astutamente anticipadas, permitió a Sánchez volver a gobernar. Todo empezó en Valencia. Todo continúa en Valencia. Mazón selló entonces una investidura con Vox sin la autorización de Génova. El club de las Pitiusas, con Teodoro García Egea, ex secretario de Organización de Pablo Casado, daba sus últimos latigazos… o no. Conviene no perderle de vista.
La vida se abre camino y siempre está bien volver a Treme porque es un relato acogedor. Reconstruir un hogar produce un efecto cálido, amable y alentador, más aún cuando la narración de una comunidad se teje desde una mirada coral, diversa y posmoderna, como lo es realmente Nueva Orleans. El epítome de las ciudades que, de algún modo, han logrado evolucionar sin perder su identidad y su dignidad, plagada de músicos, prostitutas, tahúres, policías, emprendedores, ladrones y contrabandistas (en muchos casos, las mismas personas en diferentes máscaras y épocas de sus vidas) dejaron su huella y marcaron su horizonte. Más de tres siglos después, Nueva Orleans sigue siendo profundamente especial: ni estadounidense, ni europea, ni caribeña, ni africana y todas ellas a la vez.
València resulta un territorio tan hedonista y telúrico como lo es aquel. Gracias a David Simon y a sus personajes, comprendimos que los desposeídos están condenados a quedarse y resistir un huracán o mantener la mente fría ante el miedo a un futuro sobrecogedoramente incierto con un tahúr al frente de su gobierno. Frente al desafío de Mazón, asistido por Vox, el desafío del pueblo valenciano que tiene en la jueza Nuria Ruiz o en la Delegada de Gobierno, Pilar Bernabé, los auténticos pilares de la reconstrucción moral y material de L´Horta Sud. Las fallas continuaron su celebración en València la semana pasada, como siguió celebrándose el Mardi Gras en Nueva Orleans cada febrero. El acto heroico de su propia supervivencia no los inmunizará de la corrupción ni tampoco de otras negligencias políticas pero, sin más alternativa que la de continuar, no les queda otra opción que mirar al horizonte, entregarse a la vida, volver a empezar y saber, sobre todo, qué es lo que votarán en 2027. La dana ya tiene una novela, en forma de auto. Se trata de la magistral narración de la jueza de Catarroja. Su lectura resulta lenitiva, calmante. Pocas veces se leen autos que otorguen desde su primer párrafo tanta dignidad y consuelo a las víctimas. Lo demás es sólo política.
ADENDA.- Y mientras tanto, elevemos la mirada a Europa: aún no está claro si veremos en València a Von der Leyen, Metsola, Merz, Mitsotakis, Tusk y otros líderes populares europeos. En Moncloa, Diego Rubio acaricia un gato negro; en Bruselas Bjorn Siebert, el partero de la nueva Comisión, no responde al teléfono de Génova y Von der Leyen, desde la planta 13 del Berlaymonte, sonríe: “Conmigo no se juega, Alberto”.
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