Muy fan de...
Muy fan de... Rita la senaora
Esperanza Aguirre eclipsó a San Valentín pasando de mantita y sofá y desafiando al viento y a la lluvia. Y tú, que siempre has deslumbrado con tu presencia, Rita, ahora brillas por tu ausencia. Muy grande y mucho grande ser protagonista sin estar. Big fan.
Pocos pueden presumir de tener algo en común con Einstein: el físico alemán y tú habéis compartido presencia en las portadas informativas sin que hayamos podido acceder a ninguno de los dos para que respondierais por vuestras genialidades.
Que Einstein ya no esté entre nosotros lo encajamos con tristeza, Albert tendría hoy 136 años, pero ¿tú, Rita? ¡Si estás como una rosa, fresca y encarnada! Y con tanto que decir... ¡Si estás aquí, manifiéstate, mueve un vaso aunque sea!
Van desfilando hacia el juzgado los ochenta investigados por un presunto delito de blanqueo. “Los ochenta de Valencia”, acabarán siendo más famosos que la década del pop y las hombreras. Y tú, la madre espiritual de todos ellos, detrás de las cortinas. Tú, el faro, el referente, la reina del mambo municipal durante casi un cuarto de siglo, el ama de llaves del consistorio que era como tu casa. Y lo era tanto que dejaste aparcado el coche veintitrés años, hasta que desde Compromís te dijeron: ♪ “¡Oye, ¿qué vas a hacer con eso si no lo usas? Sácalo, sácalo!”♪.
Tú, la que se desgañitaba desde el balcón en aquella oda al “caloret”, ahora que te toca hablar, te pones a resguardo del “friet” como una osa parda ¡anda la osa!
No acudiste a la reunión de Rajoy con su grupo parlamentario en el Senado porque no te parecía “prudente”. Cuesta reconocerte en esa faceta de timidez, con lo espontánea que has sido siempre, esa naturalidad tuya a prueba de bombetas...
Quizás temías que Mariano te hiciera la cobra como a Pedro, después de haberle oído decir que tu situación era “como la de cualquier otro militante” –salvo alguna cosa–. A diferencia de “cualquier militante”, tú eres aforada, no sólo como miembro de la Diputación Permanente –desde esta semana–, sino como senadora territorial –desde que perdieras las elecciones–, atornillada a tu escaño aunque se produjese la disolución de las Cortes por un anticipo electoral. Únicamente el suplicatorio te llevaría ante el juez si hubiera o hubiese razones para ello.
Cual perrete que haya orinado a conciencia todas las esquinas, te aferras a tu cargo y haces oídos sordos a las ondas gravitacionales que empiezan a percibirse en Génova. La afiliada número tres, un peso pesado en las filas Populares, camino de convertirse en “esa señora de rojo a la que usted se refiere.”
Te escoció que te pidieran desde tu partido dar un paso atrás y ofrecer explicaciones. Alberto Fabra lo solicitaba esta semana y afirmaba que es difícil de creer que quien estaba al frente del Ayuntamiento no supiera nada del masivo pitufeo –entre otros asuntos turbios–, añadiendo que ya no pone la mano en el fuego por nadie.
El mismo Alberto que te dijo en su día: “Tú has sido un referente para todos, y también para mí”.
No fue el único que te piropeó. Hace no tanto, se acumulaban las flores hacia tu persona en un ramillete que mostraba Maldita Hemeroteca esta semana :
- “Rita Barberá es un icono para el PP, la mejor, Rita, la mejor” (Dolores de Cospedal)
- “¿Es que puede haber en Valencia una alcaldesa, un alcalde mejor que Rita Barberá?" (José María Aznar)
- “¿Quién puede alardear de tantos y tantos años de excelente gestión?” (Mariano Rajoy)
- “ Yo cuando empecé en esto, mi madre me decía: si tienes que parecerte a alguien, a esa, a la política de Valencia, a Rita, esa es la mujer que a mí me gusta” (Soraya Sáenz de Santamaría)
Eras la reina de las flores de la luz y de amor, la voz más potente y poderosa del partido, la Elvis de Valencia. Ahora andas desaparecida, como la pelvis de Missisipi, como una leyenda del rock.
En estos días, hemos escuchado las palabras de tu hermana Asunción y hasta nos hemos deleitado con la lírica de tu cuñadet:
“Si me entero de que mi mujer ha dado mil euros
la corro a bofetadas”
(José Corbin, abogado... y poeta en sus ratos libres)
Pero de ti, ni media palabra, ni un tímido “uh” como el de Ángel Garó cuando se acercaba al micro en el Un, dos, tres.
Únicamente te has expresado a través de un comunicado: "Ningún contrato del Ayuntamiento de Valencia se ha amañado, ni ha habido ninguna mordida, ni desvío a financiación ilegal”.
Traducido: ni Imelsa ni Imelso.
O con declaraciones a La Razón: “No tengo que dar explicaciones cuando no sé de qué”.
Traducido: ¿Qué de qué?
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A todo esto, tu vicealcalde Alfonso Grau, alias 'Porque me da la gana', va y dice en una de sus varias declaraciones: "Eso de no sé nada de nada, de nada, de nada... hombre... vamos a ver... no, algo sí, ¿eh?, algo sí...” Y remata: “que cada palo aguante su vela”.
Y por si fuera poco, en paralelo a la pitufotrama, avanza el Ritaleaks. La Fiscalía Anticorrupción estudia una colección de gastos peculiares e impropios del cargo que, presuntamente, cargaste al Ayuntamiento cuando tenías el bastón de mando. Casi 300.000 euros en viajes, regalos, comidas y alojamientos varios, que podrían dar lugar a tu imputación.
Desbancada “Rita la cantaora” por “Rita la senaora”, vuelve a las portadas el caso de “Rita la gastaora”. Y, para más inri, Esperanza va y te resta protagonismo en festivo. Ay, Rita, qué racha llevas, pones un circo y te crecen los pitufets...