Plaza Pública

1º de Octubre, Día Internacional: Las personas mayores y las políticas públicas

Una mujer recibe la vacuna contra el covid-19 en una residencia de Milán (Italia).

Estella Acosta Pérez

I.- Las políticas públicas

Desde una perspectiva ciudadana las políticas públicas deberían ser evaluadas, apoyando las medidas adecuadas y ejerciendo el control crítico. En este sentido, la idea de eficacia es diferente de la eficiencia desde dos líneas de análisis: por un lado, no se mide únicamente la eficiencia como menor coste de las acciones sino como el rigor en el control de las inversiones y, por otro lado, porque en la valoración de la eficacia cuenta la rentabilidad social.

En la rentabilidad social se combinan resultados de diversas acciones, se tendrán en cuenta la cantidad y la calidad, las buenas prácticas satisfactorias para la ciudadanía y para sus profesionales, la rendición de cuentas tanto como los resultados individuales y colectivos.

“…evitar un tipo de análisis que restringiese las políticas, así como las instituciones que las representan o implementan, a normas, decretos, programas o a las definiciones y aplicaciones 'oficiales'” (1)

Demasiados análisis se basan en valoraciones sobre los decretos o programas y su cumplimiento, pero no tienen en cuenta la rentabilidad social sino los resultados cuantitativos de cada una de las medidas, muchas veces con datos de la misma administración que lo ha puesto en marcha y basados en indicadores previamente señalados. Por lo cual, en innumerables evaluaciones esos resultados no son relevantes para conseguir la información necesaria para corregir o mejorar, no sirven para determinar el origen de unos malos resultados, no son útiles para corregir “malas prácticas” porque los indicadores aluden a normativas de gestión “administrativas”.

“La evaluación es un proceso de valoración que tiene que servir para mejorar, para conseguir los mejores resultados con el mínimo esfuerzo y la máxima gratificación” (Santos Guerra, M.A)

En las políticas públicas es fundamental: validar las inversiones, la mejor utilización de los recursos, valorar las buenas prácticas y en suma defender lo público. Para no caer en fórmulas corporativas de defensa de los intereses profesionales, buscando perspectiva desde el desarrollo humano, desde las necesidades sociales y los intereses colectivos.

Para las políticas públicas dirigidas a las personas mayores:

“…contribuir a desmontar los estereotipos, prejuicios y simplificaciones comunes que suelen presidir tanto las intervenciones administrativas y políticas, como las tomas de posición de los agentes sociales con respecto a ellas y a sus destinatarios.” (2)

Otra cuestión a desmontar en la actualidad es la obsesión por las estadísticas, que pocas veces son útiles para mejorar una política y demasiadas veces “las cifras sometidas a tortura confiesan cualquier cosa”. Es preferible dotar de herramientas de análisis para huir de conceptos deformados, análisis partidistas, consignas simplificadoras, sin ninguna profundidad ni útiles para proponer mejoras que realmente sirvan para defender las políticas públicas. Sobre todo aquéllas relacionadas con los derechos humanos o con la justicia social, dedicadas a las personas mayores.

Influyen las situaciones relacionadas con el poder político, que son relevantes casi siempre, sobre todo si no existen políticas de Estado consensuadas; es necesario considerar las relaciones entre lo local, lo territorial y lo global; y también la “distancia” o la subjetividad de la persona que analiza. Elementos fundamentales dependiendo del contexto geográfico, social, cultural y temporal en que se realizan el análisis y las propuestas.

Sin conocimiento del origen, las características, las dimensiones, los obstáculos y las consecuencias, no hay política viable ni rentable. Sin un diagnóstico que valore en profundidad el alcance, las modalidades y sobre todo los factores generadores de dificultades (políticos, sociológicos, económicos, laborales, psicológicos, etc. etc.) es imposible disponer de garantías de éxito. Sin perspectiva estratégica, sin medir las consecuencias o generalizando de forma uniforme a colectivos que no son homogéneos se cometen errores que provocan retrocesos. Si no se enfrentan o neutralizan los miedos o las ansiedades, producto de las resistencias al cambio, se proponen desde acciones demagógicas hasta el fomento de liderazgos autoritarios o prohibiciones absurdas.

II.- Las propuestas de Naciones Unidas y el cambio de paradigma:

El plan para el Decenio del Envejecimiento Saludable 2020-2030 consistirá en diez años de colaboración concertada, catalizadora y sostenida. Las personas mayores serán el eje central del plan, que aunará los esfuerzos de los gobiernos, la sociedad civil, los organismos internacionales, los profesionales, las instituciones académicas, los medios de comunicación y el sector privado en aras de mejorar la vida de estas personas, así como las de sus familias y comunidades. (3)

Los objetivos guardan relación con:

  • Cambiar nuestra forma de pensar, sentir y actuar con respecto a la edad y el envejecimiento. Revisar estereotipos desarrollando el pensamiento crítico; combatir los prejuicios con educación emocional y evitar discriminaciones por edad fomentando experiencias intergeneracionales.
  • Preparar a las personas para la etapa del envejecimiento, desarrollando sus capacidades, a lo largo de toda la vida.
  • Impulsar los derechos humanos y la justicia social para las personas mayores.

Las bases para el Plan del Decenio pasan por múltiples aspectos que reconocen la complejidad, la diversidad y el dinamismo de los procesos de envejecimiento. Algunos parten de los ODS 2030:

a) Será fundamental evitar que las personas mayores caigan en la pobreza. Para ello se requerirán políticas de jubilación flexibles, pensiones mínimas financiadas con impuestos, seguridad social y acceso a servicios de salud y atención crónica (ODS Nº1 Fin de la Pobreza)

b) Las personas mayores pueden ser vulnerables a la inseguridad alimentaria, ya que las familias y los programas de asistencia suelen dar prioridad a los jóvenes. Centrarse en las personas mayores ayudará a revertir los patrones de desnutrición y a prevenir la dependencia de los servicios de atención (ODS Nº 2. Hambre cero)

c) “El envejecimiento saludable significa que las personas mayores contribuyen a la sociedad durante más tiempo, con oportunidades para gozar de buena salud en todas las etapas de la vida, cobertura sanitaria universal y sistemas sociales y de salud integrados, transformadores y centrados en las personas, en lugar de sistemas basados únicamente en la enfermedad” (ODS 2030 –Nº 3 Salud y Bienestar)

d) “Un aprendizaje a lo largo de toda la vida, que permita a las personas mayores hacer lo que valoran, conservar la capacidad de tomar decisiones y su identidad e independencia, así como sus metas vitales. Todo ello exige alfabetización, capacitación y espacios de participación cultural y política sin obstáculos, en particular en el ámbito digital” (ODS Nº 4 Educación de calidad)

e) Hacer efectiva la igualdad de género a lo largo de toda la vida conduce a mejores resultados en las mujeres mayores. Los sistemas deben promover la participación equitativa en la fuerza de trabajo y en las pensiones sociales para mejorar la situación económica de las mujeres de edad y su acceso a los servicios. La violencia de género debe ser eliminada.( ODS 2030 Nº 5 Igualdad de género)

f) Las personas mayores no disfrutan del mismo acceso a los servicios y la asistencia en sus hogares, vecindarios y comunidades, a menudo a causa de su género, etnia o nivel de educación. El envejecimiento saludable requiere políticas encaminadas a superar esa inequidad en todos los sectores (ODS Nº 10 Reducción de las desigualdades)

g) Las instituciones para todas las edades empoderarán a las personas mayores y les permitirán lograr cosas inimaginables para las generaciones anteriores. Para ello se requerirán campañas de sensibilización contra el edadismo, una labor de promoción específica sobre el envejecimiento saludable y leyes que prohíban la discriminación basada en la edad a todos los niveles. (ODS Nº16 Paz, justicia e instituciones sólidas)

Hasta aquí lo más destacable de los 17 ODS2030, aunque en todos existen consideraciones para las personas mayores, preferimos señalar principios para el cambio de paradigma, para elaborar programas válidos y viables:

1.- Evitar el tratamiento uniforme como si las personas mayores fueran un colectivo homogéneo: tramos de edad con grandes diferencias de salud, condiciones físicas o mentales; orígenes sociales de clase desiguales; condiciones económicas con amplias brechas; niveles de estudios con desigualdades abismales por el origen social o territorial; diferencias en las relaciones intergeneracionales por condiciones familiares; diferencias de acceso a las nuevas tecnologías de origen territorial, familiar, profesional, etc.; obviamente el género determina muchas opciones y las condiciones de autonomía o dependencia no son las mismas en función de los motivos físicos o mentales; y las experiencias vitales en relación a la cultura, la política o la participación ciudadana son altamente heterogéneas.

2.- Es necesario erradicar el asistencialismo. Porque genera pasividad, dependencia, llega a estigmatizar y cronifica. Por eso es vital promover la participación sociopolítica y la solidaridad intergeneracional.

3.- Buscar mecanismos comunitarios y unir intereses colectivos. Las relaciones sociales con compromiso y responsabilidades compartidas son la contrapartida obligada que supera el individualismo y la soledad no deseada. Implementando la economía de cuidados como corresponde a una sociedad desarrollada y envejecida.

4.- Conseguir coordinaciones integrales y flexibles con todas las administraciones y agentes sociales, desarrollando capacidades personales y cooperativas, con proximidad espacial y emocional. Con la rentabilidad social señalada.

III.- Resumen de un enfoque crítico

Cualquier acción tiene una dimensión política: No es admisible aceptar soluciones “técnicas” si no se respetan los principios claves de derechos humanos, ODS, envejecimiento saludable y de las políticas públicas pactadas. Nada es aséptico, ni neutro, las recetas estandarizadas no sirven. Tampoco tienen sentido las respuestas políticas sin fundamentos científicos.

Los problemas a atender siempre son complejos y dinámicos: no se pueden simplificar, ni aplicar recetas mágicas, necesitan políticas integrales, multisectoriales o en varias direcciones, contar con la participación, el debate, la colaboración. Actuar desde distintas áreas o distintas dimensiones: económica, social, cultural, sanitaria, educativa, etc.

Si un factor de injusticia es estructural hay que intervenir en el origen (familiar, social, económico, etc.) Nunca sólo contra el síntoma. Se plantean acciones de choque para paliar los efectos negativos, la emergencia, pero se diagnostica en profundidad para atacar las fuentes del problema, con medidas estratégicas que a medio y largo plazo puedan superar la situación crítica.

Las políticas públicas no deben caer en solucionar sólo problemas individuales (estilo caridad), sino plantear inversiones con rentabilidad social hacia la justicia social, en un proceso viable y sostenible. La adaptación o la flexibilidad no pueden traducirse en privatizaciones de los servicios ni en promoción de productos que traten a las personas mayores como consumidores, clientes de un mercado específico (medicamentos, tecnologías, nutrición, productos financieros, inmobiliarios, turismo, cultura…)

El proceso de aplicación de programas y su viabilidad merecen una atención especial. Las políticas públicas deben tender a incorporar procesos e instrumentos de participación, de activación de roles personales y comunitarios y de enriquecimiento humano y social. El paternalismo también genera pasividad y estigmatización.

Es imprescindible capacitar a los profesionales, invirtiendo en innovación e investigación social, desarrollando el conocimiento y mejorando los funcionamientos institucionales. Es ineludible la evaluación como rendición de cuentas y como herramienta. Las condiciones laborales forman parte de la calidad del servicio, que progresa si se profesionaliza, con procedimientos físicos, mentales y emocionales sistemáticos y con recursos materiales.

Las capacidades de las personas mayores son uno de los aspectos que sería interesante debatir, desde distintas circunstancias y distintas historias. Por ahora, con el Plan para el Decenio del Envejecimiento Saludable, estar pendientes de los Proyectos de Ley de los cuidados y de los derechos sociales de las personas mayores, para contribuir al cambio de paradigma.

(1): Franzé Mudanó, A (2013): Perspectivas antropológicas y etnográficas de las políticas públicas. Revista de Antropología Social.22 UCM. Madrid.

(2): Franzé Mudanó, A (2013).

(3): Consultar en páginas webs especializadas, IMSERSO, Ministerios.

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Estella Acosta Pérez es orientadora y profesora asociada de la Universidad Autónoma de Madrid jubilada y miembra de la Asociación Isegoría y del Instituto Europeo de Políticas Públicas. Como cada 1 de Octubre, este viernes se celebra el Día Internacional de las Personas Mayores.

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