Tras el 23J: la realidad es muy tozuda, pero hay que afrontarla

Joan del Alcàzar

Tras las elecciones del domingo 23 de julio, después de haberse realizado el recuento del voto del extranjero, conviene anotar algunas cosas.

  1. Lo relevante que es Cataluña en cuanto a su peso efectivo en la política española. Los 13 escaños de diferencia que el PSC-PSOE le saca de ventaja al PP (19 frente a 6) son radicalmente determinantes en cuanto a impedir que la derecha radicalizada de Feijóo y la extrema derecha de Abascal gobiernen pronto en España.
  2. El bloque de derechas (PP-VOX) obtiene 170 escaños (137 del PP + 33 de VOX; 171 si le sumamos el de UPN; o 172 si añadimos el hipotético de Coalición Canaria, que ha cobrado importancia después del CERA), mientras que el bloque del actual Gobierno de coalición suma 152 (121 del PSOE + 31 de Sumar).
  3. El conjunto de los 28 escaños restantes (que son el 8% de los diputados) está formado por 7 partidos. Ordenados por el número de votos obtenidos, son ERC, Junts per Catalunya, EH-Bildu, PNV, BNG, UPN y C. Canaria. Es necesario no olvidar que estos 28 diputados, que son el 8 por ciento de la Cámara, tienen detrás 1.76 millones de votos, es decir el 7.11 de los votos contabilizados. Votos tan válidos, democráticos y legítimos como los del resto de los electores.
  4. El bloque de derechas, si le añadimos UPN y C. Canaria, suma 11.28 millones de votos.
  5. Un posible bloque de progreso, como el del actual Gobierno de coalición liderado por Pedro Sánchez, asciende a 11.65 millones de apoyos. Si al PSOE y Sumar añadimos las fuerzas de izquierda (ERC, AH-Bildu. BNG) la cifra de votantes asciende hasta los 11.65 millones.
  6. Si a ese bloque les sumamos los de las dos formaciones nacionalistas conservadoras (Junts per Catalunya y el PNV, que ha sido clave durante la legislatura pasada y que en ningún caso se alineará con las derechas españolas) el número de votos obtenidos asciende a 12.3 millones.

Una primera conclusión en clave binaria del 23J: las fuerzas progresistas, centrales y periféricas, suman un millón más de votantes que las conservadoras y reaccionarias de España.

Algunos datos globales de España

  1. El PSOE ha ganado al PP en Catalunya, Euskadi y Navarra, donde le ha sacado 16 escaños de ventaja (13 en Catalunya y 3 en Euskadi). En Navarra, hay que decir que UPN ha obtenido a un diputado, pero EH-Bildu otro, lo que hace que la mayoría sea finalmente de progreso.
  2. PSOE y PP han empatado en escaños en Canarias, Cantabria, Extremadura, Baleares y La Rioja.
  3. En Cantabria y Extremadura, Vox ha sacado 1 escaño y Sumar no ha conseguido representación, lo que hace que en ambas regiones gane el bloque de derechas. También en Murcia, donde PP y VOX suman 5, y PSOE y Sumar, 4.
  4. Las derechas han ganado en Madrid (20 a 17), Comunidad Valenciana (18 a 15), Andalucía (31 a 30), Galicia (15 a 9), Castilla La Mancha (10 a 8), Castilla y León (18 a 13), Aragón (8 a 5), Asturias (4 a 3) y Murcia (6 a 4).

Una segunda conclusión, en dos partes:

  • Ni Madrid ni Andalucía, ni siquiera las Castillas, han votado abrumadoramente a las derechas, como a menudo pronosticaban los medios interesados, siempre conservadores o directamente manipuladores en favor de los intereses del PP y Vox. Aquellos que repetían machaconamente que en toda España había un clamor: “derogar a Sánchez”. La máxima diferencia la encontramos en Galicia y son 6 escaños, y le sigue Castilla y León con 5.
  • Incomparables con los 26 a 8 de Cataluña (19+7 del PSC y Sumar y 6+2 de PP y VOX). 

Algunos datos sobre Cataluña

  1. El PSC-PSOE ha sido, con diferencia, la fuerza política ganadora, con un 34.49 por ciento, más de 1.2 millones de votos y 19 escaños. La segunda fuerza en votantes fue la representación catalana de Sumar, con un 14.03 por ciento, 493 mil votos y 7 escaños. Entre ambas formaciones políticas sumaron casi 1.7 millones de votos.
  2. En 7 escaños han empatado con Sumar ERC y Junts. Los de Junqueras alcanzaron el 13.16 por ciento, que son 462 mil votos; mientras que los de Puigdemont recibieron poco más de 390 mil votos, el 11.16 del total.
  3. Esto significa que los dos partidos programáticamente independentistas (la CUP ha quedado fuera) suman poco menos del 25 por ciento de los votos emitidos, alcanzando los 850 mil. Es decir, que entre ambas organizaciones han obtenido el apoyo del 24.32 por ciento de los votantes: menos de una cuarta parte del total.
  4. Las derechas españolistas catalanas sacaron 6 escaños en el caso del PP (460 mil votos) y 2 los de VOX (con 270 mil votos), 730 mil votos en total, el 21 por ciento.
  5. El 23J ha ofrecido en Catalunya un resultado claro: un cuarto escaso de los votos para los independentistas, otro cuarto aún más escaso para las derechas españolistas, y una mitad corta (48.5) para la izquierda catalana no independentista.
  6. El españolismo rancio y agresivo del PP y de Vox se ha visto, pues, ampliamente superado por el resto de las formaciones políticas, tanto individualmente como formando un bloque.

Una primera conclusión en clave binaria del 23J: las fuerzas progresistas, centrales y periféricas, suman un millón más de votantes que las conservadoras y reaccionarias de España

Conclusiones finales

  1. El empuje arrollador de las derechas del que hablaban las encuestas ha sido frenado contundentemente en el Ebro, aunque hay que tener en cuenta también que las izquierdas (PSOE y Sumar) han resistido mucho mejor de lo previsto en Andalucía, e incluso en Madrid.
  2. Conseguir gobernar España amenazando y asustando a los electores catalanes es una misión casi imposible. Si el PP y Vox hubieran llegado a los 176 escaños, pero con los mismos resultados en Cataluña y en Euskadi, ¿qué harían exactamente desde La Moncloa? Imaginarlo siquiera espanta, y no solo a la mayoría de los electores catalanes y vascos.
  3. El independentismo catalán, a su vez, debiera hacer balance de su fuerza real. Más allá de las legítimas aspiraciones soberanistas, resulta impensable que puedan llegar a materializarlas con tres cuartas partes de los electores catalanes en su contra.
  4. La realidad es muy terca en la política española.
  5. La España uniforme y unitarista de la que hablan siempre las derechas no existe.
  6. La Cataluña uniforme y separatista tampoco existe.
  7. España es un Estado plurinacional, guste o no, y la normalización democrática pasa por reconocerlo. Y esto debe entenderse en Salamanca, en Murcia, en Sevilla o en Madrid. De la misma manera que conviene comprometer a cuántas más fuerzas partidarias mejor en las responsabilidades de gobierno del Estado desde el Parlamento, como ha pasado en la legislatura anterior.
  8. Ante un escenario tan complicado en el ámbito político como el resultante del pasado 23J, lo único que se puede hacer se llama política. Y política, en democracia, implica negociar y pactar entre contrarios, defendiendo con honestidad y contundencia las convicciones y el programa de cada actor político, aceptando de entrada que existe un terreno de juego y unas reglas, y asumiendo que ningún negociador podrá obtener una victoria completa.
  9. Esto tiene poca discusión excepto para los partidarios del “cuanto peor, mejor”, que haberlos, haylos.
  10. En cuanto al resto de los actores partidarios, que son la inmensa mayoría, convendría que tuvieran a bien considerar tres cosas: 1) que en ninguna negociación puedes exigir lo que la otra parte no puede darte; 2) que lo que debe pactarse no deben ser [solo] los intereses de los negociadores, sino los de la inmensa mayoría de la gente; la que los ha elegido, precisamente, para atender y resolver sus problemas más perentorios; y, 3) que vale más un mal arreglo que un buen pleito.

Permaneceremos atentos a la evolución del proceso de constitución del nuevo gobierno.

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Joan del Alcàzar es catedrático de Historia Contemporánea de la Universitat de València

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