A los cinco meses de la agresión Ucrania resiste con el apoyo incondicional de la Unión Europea

Francisco Aldecoa Luzarraga

Todos los ciudadanos europeos estamos deseando que se produzca de forma inmediata un alto el fuego en la guerra de agresión de Rusia a Ucrania y son muchos los que defendemos que se mantengan unas negociaciones sobre el alto el fuego de forma rápida. Y en la opinión pública es muy habitual plantear que en dicho alto el fuego tendría que ceder ambas partes.

Sin embargo, es imprescindible recordar que para llegar a un acuerdo para que termine el conflicto la pelota está prácticamente en el tejado de Rusia. Y para que finalice es imprescindible que Rusia se retire de los territorios ocupados en Ucrania. Es obvio señalar que, si Ucrania deja de defenderse, la guerra posiblemente se acabe, pero Ucrania desaparecería. Por ello, la estrategia que esta manteniendo la Unión Europea de un apoyo completo en el ámbito humanitario, económico, financiero, cooperación, asistencia técnica e incluso envío de armas es imprescindible.

Pero quizás lo más decisivo sea seguir reforzando los siete paquetes de sanciones y habrá que preparar el octavo. Las sanciones van dirigidas a reducir a capacidad económica y a doblegar la necesidad de retirarse. Porque la situación económica rusa puede estar cerca del colapso. Sorprendentemente, la situación económica ucraniana se mantiene, y posiblemente se podrá mantener mas ya que esta subvencionada por la UE y sus EEMM.

En los medios de comunicación surge la idea cada vez con más fuerza, pero no real, de que, como consecuencia de la guerra de agresión, los precios de los combustibles, de la energía (carbón, crudo y gas) han ascendido de forma casi imparable, lo que beneficia enormemente a la Federación Rusa ya que su economía depende, en gran medida, de estos productos. Y que, además, estamos condicionados a que Rusia nos “corte el grifo”.

Sin embargo, la situación es muy distinta. Si comprobamos la evolución de los precios de la energía desde el 24 de febrero, llegamos a la conclusión de que esto no es así. El precio del crudo o del barril de petróleo que supone aproximadamente casi el 70% de la energía se ha reducido de forma considerable y, al mismo tiempo se ha reducido también, aunque en menor medida, su consumo. En el caso del gas, que únicamente significa el 20% del total de la energía que se consume, su precio en estos meses se ha reducido un 10%. Igualmente, se ha reducido también el volumen de compras de gas en casi la mitad. Y, finalmente, el carbón se encuentra en los mismos precios que al comienzo de la guerra de agresión y con las mismas cantidades.

La estrategia que esta manteniendo la Unión Europea de un apoyo completo en el ámbito humanitario, económico, financiero, cooperación, asistencia técnica e incluso envío de armas es imprescindible.

Es decir, la idea de que Rusia tiene “la sartén por el mango” e incluso el mango no es correcto, hasta ahora. La que ha tomado medidas de verdad en materia de carbón y de petróleo, de embargos casi completos es la Unión Europea, y no ha tenido efectos negativos, sino ligeramente positivos. Hay que añadir al efecto que han tenido las sanciones el hecho de que la Comisión Europea es quien compra de manera unitaria, por lo que va a conseguir mejores precios que si lo hiciesen cada uno de los 27 Estados Miembros, como ya ocurrió en el caso de las vacunas contra la covid-19.

En el caso del gas es más complicado, hasta ahora no ha habido sanciones, pero si se ha reducido la compra y habrá que ver qué precios se obtienen mediante la compra conjunta por parte de la Comisión Europea.

A nuestro juicio la guerra se encuentra estabilizada, pero con recientes contra ataques por parte de Ucrania a Jerson en donde acaban de destruir el principal puente de suministros de Rusia en este frente al sur del país; y, por lo tanto, están tomando la iniciaba. Ucrania, con este ataque, consigue así impedir el paso de los vehículos a la zona.

Por otro lado, el viernes 22 de julio se llegó a un importante acuerdo en Turquía para la salida del grano de Ucrania a través de los puertos ucranianos, especialmente Odessa. En este acuerdo actuaron como testigos el presidente de Turquía, Erdogan, y el Secretario general de Nacionales Unidas, Antonio Gutiérrez. No obstante, menos de 24 horas después de la firma del acuerdo, Rusia bombardeo el puerto de Odessa, hecho que posteriormente negaron fervientemente. Pero en las siguientes horas un funcionario de defensa afirmó la autoría de los mismos justificando el ataque a un buque de guerra.

A finales del mes de julio parece que el primer convoy que protege estos barcos de grano se ha puesto en marcha. Esperemos que de un buen resultado y que sirvan para paliar la hambruna que se está produciendo en el norte de África y que la intervención rusa ha agravado las consecuencias de situación. La importancia del acuerdo es doble, por un lado, resuelve el transporte de grano necesario para paliar el hambre en el mundo y, por otro lado, es el primer acuerdo entre los beligerantes, lo que facilita otros acuerdos, por ejemplo, el que se esta preparando en torno a intercambio de prisioneros. La labor de Turquía y del Secretario General de Naciones Unidas es importantísima en cuanto que están abriendo escenarios de posibles mediaciones.

Hay que recordar que las últimas cifras de fallecidos rusos en batalla, según las fuentes estadounidenses, superan ya los 75.000. Esto quiere decir que la cifra total de muertos será más del doble. Sin embargo, a nuestro juicio, lo importante para la Federación Rusa no son las victimas mortales ni los heridos, sino que para que Rusia negocie o retire sus tropas es imprescindible que sigan teniendo efectos progresivos las sanciones. Su debilitamiento económico será lo que facilite la retirada de las tropas del país invadido.

De la lectura de los medios de comunicación españoles no se desprende ninguna de estas tres ideas: el apoyo incondicional de la Unión Europea a Ucrania, la reducción del precio de la energía desde la agresión, y la importancia de las sanciones en el desarrollo de la invasión. ¿Por qué la opinión pública española, mayoritariamente, no recoge esas realidades insoslayables?

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Francisco Aldecoa Luzarraga es presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo y catedrático de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid.

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