Sáhara: una diminuta pieza en el tablero

Odón Elorza

Se ha producido una inesperada declaración del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, que significa un giro de su posición y la del PSOE sobre el largo conflicto del Sáhara Occidental.

Esta decisión se ha conocido después de que el Palacio Real de Marruecos haya difundido la carta en la que Pedro Sánchez afirmaba que el proyecto de autonomía ofrecida por Marruecos para el Sáhara Occidental es “la base más seria, realista y creíble para la resolución del contencioso”. Seguramente, ante un cambio de tanta envergadura, cuidar las formas del anuncio y dialogar con todas las partes cuenta mucho. Más aún estando el rey de Marruecos de por medio, quien no tuvo a bien votar la resolución de la ONU que condenaba la invasión de Ucrania por Rusia.

El Sáhara Occidental estaba sometido a una ocupación colonial; antes por parte de España —hasta 1975— y ahora de Marruecos tras la ofensiva de una Marcha Verde de ocupación ilegal del territorio. Por ello, la ONU le reconoce al Pueblo Saharaui su derecho a un referéndum de autodeterminación. Algo que, desde el principio, Marruecos no aceptó y que luego se esmeró en impedir proponiendo para una consulta un censo fabricado a su total conveniencia. 

Se aducen razones de Estado para explicar este giro. Razones de seguridad para las fronteras españolas, de un control real de la migración hacia España/Europa, de mejora de las inestables relaciones España-Marruecos, de cuidar las actividades económicas y comerciales, de ampliar el suministro de gas argelino vía Marruecos, etc. 

Trump fue primero, Biden después. Luego Francia y Alemania apoyaron el plan marroquí, consistente en conceder una autonomía que, además de difusa, no garantiza nada a poco que se conozca el desapego del rey marroquí a la democracia y a los derechos humanos. ¿Eso no importa?

A algunos socialistas nos costará cambiar el paso y aceptar de modo sumiso esta cesión a las pretensiones de Marruecos tras su conocida presión y su juego sucio. El PSOE no es un ejército ni una confesión religiosa movida por la fe

Es un cambio de actitud de España de gran calado político y que tendrá carácter definitivo. Porque han sido años de progresivo alejamiento de una posición de cierta complicidad con el Pueblo Saharaui, posición ratificada en todos los Congresos del PSOE y en sus programas electorales.

Es sabido que la razón de Estado no repara en sentimientos, emociones o lealtades. Es triste pero cierto. Se trata, en un contexto de guerra en Europa dominado por la inseguridad y las incertidumbres, de apostar por el pragmatismo y la prevalencia de la geoestrategia. 

Siempre pensé que los socialistas podíamos abrazar causas justas como la del Pueblo Saharaui, una pieza diminuta en el tablero mundial. A algunos socialistas nos costará cambiar el paso y aceptar de modo sumiso esta cesión a las pretensiones de Marruecos tras su conocida presión y su juego sucio. El PSOE no es un ejército ni una confesión religiosa movida por la fe. Es una organización plural de izquierdas en la que siempre se ha considerado como una riqueza el derecho al debate y la discrepancia, sin zaherir a nadie ni contravenir resoluciones de Congresos. 

Sé que a los estadistas les parecerá ridículo, en un planeta acelerado y sometido a crisis sucesivas en el que no hay espacio para los sentimentalismos, ponerse a defender una causa solo porque sea justa. Principios democráticos, sueños solidarios, utopías... ; ¿Qué valor alcanzan en el mercado cuando un pueblo solo puede disponer de arena al no poder acceder a la pesca o a otras riquezas bajo la arena de su territorio?

Todo se mezcla en mi cabeza y adquiere peso a la hora de guardar la coherencia personal. Seguramente, por encima de las conveniencias de la alta política. Porque a cada generación le marca huella en su formación política vivencias como la de la solidaridad con la causa de un Sáhara Libre. Luego, en un día, debes cambiar el paso y aguantar desprecios porque eres un idealista defensor de causas imposibles frente al pragmatismo imperante y la geoestrategia.

Por eso, me duele el abandono de su justa causa. Aunque los estadistas ilustrados la consideren inútil, por perdida o inútil. No se puede desconocer que la militancia en un partido, sobre todo cuando se piensa en voz alta y se razona en escritos, siempre es un ejercicio de coherencia difícil que, en ocasiones, exige hacer equilibrios para continuar.

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Odón Elorza, diputado del PSOE. 

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