¡Insostenible!
Vivir sin carbón ni nucleares
Recientemente sacaba Greenpeace un informe llamado Único Sentido: 2025 sin carbón ni energía nuclearÚnico Sentido: 2025 sin carbón ni energía nuclear que ha provocado en la prensa llamativos titulares al comparar lo que costaría esa transición energética (parcial) con la indemnización que todos debemos pagar por el caso Cástor a la empresa de Florentino Pérez. Desde hace años está en el imaginario de los programas políticos una transición energética −al menos en cuanto a electricidad− 100% renovable para 2050 pero, ¿no es esta una fecha demasiado lejana? Greenpeace acierta en acercar los tiempos, aunque sea para un cambio parcial, y pedir al Gobierno que elimine la energía más contaminante (carbón) y la más peligrosa (nuclear) del sistema eléctrico español.
La energía a través del carbón: la más contaminante
En el año 2017, según datos de Red Eléctrica Española (REE), el carbón supuso un 17% de cobertura de la demanda eléctrica peninsular, emitiendo unos 42 millones de toneladas de CO2, casi 10 millones de toneladas más que en 2016. Es decir, lejos de mantener una tendencia a la baja con el carbón, parece que repuntamos en su uso. Algo entendible dado el pensamiento de nuestro presidente del Gobierno, que ni asistió a última cumbre por el clima en Bonn (finales del año pasado) ni firmó el pacto que sí firmaron Merkel o Macron para abandonar el carbón antes de 2030.
¿Y por qué es la más contaminante? Los datos son contundentes: mientras el carbón representó el año pasado un 17% en el sistema eléctrico, protagonizó más del 60% de las emisiones de CO2. Esto la sitúa como la energía más contaminante y menos eficiente en términos ambientales. Por el mismo MWh de electricidad, el carbón emite más del doble de CO2 que el gas natural. Aun así, Rajoy no ve motivos ni para firmar el pacto de Bonn ni para reducir y eliminar la quema de este mineral.
La nuclear: la más peligrosa, pero también cara y contaminante
El titular es tramposo, cierto, pero no hemos de olvidar que aunque la energía nuclear no suponga apenas emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), en caso de accidente la contaminación por radiación sería tal que la vida, en sentido amplio, no sería posible a varios cientos de kilómetros de radio. La energía nuclear es, en principio, segura, pero nunca existe un sistema de seguridad infalible. Accidentes los ha habido en la historia, los más famosos el de Chernóbil en 1986 o Fukushima en 2011, pero no se debe olvidar que tanto en los reactores, transporte o almacenamiento, el riesgo que se corre por tratar con residuos radioactivos es demasiado alto. La pregunta que se ha de lanzar es: ¿se puede, acaso, vivir sin nucleares? En caso positivo, correr un riesgo sin necesidad, convierte la política energética del Gobierno en, al menos, de poco sentido común.
En el año 2013 hubo una cobertura eléctrica de la energía nuclear, en la península, del 21%, y los datos más recientes del 2017 señalan que fue del 21,5%, es decir, se mantiene el consumo y no se camina hacia su reducción. La respuesta más habitual, ignorando su peligro, es que la energía nuclear es muy barata y, por eso, dependemos de ella. Afirmación, cuanto menos, polémica.
Lo cierto es que si la central nuclear ya está amortizada, es decir, no se cuenta con la enorme inversión inicial, el precio por la generación de cada MWh se situaría en unos 15€, según datos del Movimiento Ibérico Antinuclear. Su venta está en unos 55€, por lo que el negocio para las eléctricas españolas, dueñas de las centrales nucleares, es redondo. Ahora bien, ¿y si contáramos todos los gastos? ¿Si incluyéramos la construcción de la infraestructuras, créditos, seguros, almacenaje de residuos, etc.? Para ello debemos echar mano del Costo Nivelado de la Electricidad, también conocido como Costo Normalizado o Costo Equivalente, que valora económicamente el costo de un sistema de generación de electricidad incluyendo todos los gastos generados. Según los datos de la consultora Lazard, que emite informes anuales sobre el Costo Nivelado de la Electricidad, la energía nuclear se situaría entre las más caras.
Comparación de el Costo Nivelado de energía no subsidiada.
Mientras el precio por producir un MWh de la energía eólica se encuentra entre los 30 y 60$, para la energía nuclear supone un desembolso de entre 112 y 183$. El carbón tiene una horquilla entre 60 y 143$. Estos datos, y estos márgenes, se tienen en cuenta para poder ser datos aplicables, en general, a todo el mundo.
Así pues, si tuviéramos que construir, desde cero, una central nuclear, la inversión sería absurda habida cuenta de las alternativas ya existentes. Pero hemos de señalar todavía algo más: en ambas energías no se cuentan, por ejemplo, los gastos derivados a los sistemas públicos sanitarios a causa de la contaminación atmosférica del carbón y de las decenas de cientos de años que la radioactividad de la nuclear tardará en desaparecer. De esta manera, los costes de producción de las renovables todavía serían más baratos al no tener esos problemas a medio o largo plazo para la población o para almacenar sus residuos.
Pese a ser, la energía nuclear, más cara que la renovable, los gobiernos españoles han subvencionado estas centrales con hasta un total de 21.000 millones de euros públicos. Más del doble que las famosas primas y subvenciones a las renovables que están en torno a los 10.000 millones de euros según datos del Movimiento Ibérico Antinuclear.
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Los datos del uso de todas las energías dependen, en gran medida, del tiempo meteorológico que un año u otro tenga. Todos recordamos las palabras de Rajoy encomendándose a la lluvia para que bajara el precio de la luz, como si de un fenómeno climático, solo, se tratara. Es cierto que en un año con más sol, más lluvia o más viento, la cuota de renovables subirá automáticamente, pero no podemos depender del tiempo que haga y debemos progresar en la instalación de energías renovables a mucho mayor ritmo, porque si no, entre otras cosas, podemos encontrarnos con el siguiente dato: en el año 2012 la cuota de renovables fue del 42,3% y en el 2017 del 33,3%, 10 puntos menos en 5 años.
La sostenibilidad no es solo un capricho ambiental: significa eficiencia en el uso de los recursos, inteligencia colectiva en la aplicación de la tecnología, ahorro económico en los costes de la vida y mayor bienestar social para la ciudadanía. _______________Alberto Rosado del Nogal
es doctorando en Ciencias Políticas en la UCM y creador de #InsosteniblePodcast.