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Amelia Tiganus, superviviente de la trata de mujeres: "Vamos a conseguir que se castigue a los proxenetas"

Varias personas participan en una manifestación a favor de los derechos de la mujer, Madrid.

Amelia Tiganus es una superviviente de la trata de mujeres y entiende que la abolición de la prostitución se alcanzará "gracias a las mujeres que lideran el movimiento feminista". Junto a Melissa Farley, cofundadora de la Escuela Abolicionista Internacional, Tiganus ha analizado este miércoles lo que denomina como "prostitución neoliberal", los peligros de la pornografía en los jóvenes, la aparición de internet como nuevo espacio en el que los proxenetas captan a mujeres y la perspectiva de los consumidores, recogiendo frases reales de hombres que consideran el consumo del cuerpo de la mujer "una relación de poder, donde el que paga es el que manda". El acto, organizado por el PSOE bajo el nombre Hacia la abolición de la prostitución, ha sido presentado por la secretaria de Igualdad del partido, Andrea Fernández y se ha realizado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. "La abolición de la prostitución tiene que ir al Congreso, las 400.000 mujeres que se prostituyen en España tienen derecho a la libertad", ha defendido Fernández.

Tiganus es autora de La revuelta de las putas, donde analiza la prostitución en el momento actual. Consciente de los mecanismos que utilizan los proxenetas y de "la putificación a la que están sometidas las jóvenes", advierte de los peligros de un nuevo modelo de explotación sexual: la venta de los cuerpos a través de internet. La aparición de aplicaciones como Onlyfans, donde los usuarios pagan por consumir contenido erótico, está convirtiéndose en una forma nueva de prostitución. Las mujeres que deciden crearse un perfil, muchas veces, no son conscientes de forman parte de la industria pornográfica. Y los captadores para la trata empiezan a acudir a la plataforma "para ver qué chicas tienen muchos seguidores y cuáles están en una situación de vulnerabilidad".

Este "proxenetismo neoliberal" ha detectado que "el cuerpo era el último producto que poner en el mercado", y si "la fabricación de las prostitutas era antes artesanal" –la activista ha recordado que a ella "la fabricaron como puta a través de la violencia sexual"– ahora se ha pasado a un proceso industrial. La normalización de la prostitución y la consideración de "los agresores sexuales como clientes" ha expandido la idea de que es aceptable "comprar un sí por no querer escuchar un no".

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Tiganus ha lamentado que los hombres "vayan a los prostíbulos por no saber relacionarse con las mujeres". "En una sociedad democrática no puede haber agresores sexuales –ha agregado–. Pagar por penetrar a una mujer que no te desea sexualmente está mal, haya o no haya un billete de por medio". Como abolicionista, confía en que el movimiento feminista "va a conseguir que se persiga y se castigue a los proxenetas".

Melissa Farley es un referente académico por sus investigaciones empíricas sobre la pornografía, la prostitución y la violencia sexual. Conocedora de los efectos que tiene la explotación en las mujeres, afirma que "no se puede abolir la prostitución sin la voz y el testimonio de las supervivientes, ellas tienen las soluciones y necesitan alternativas". Basándose en los estudios que ha realizado, ha tomado como ejemplo declaraciones reales de prostitutas y clientes. El testimonio de las mujeres, con frases como "lo que para las demás es una violación es normal para mí" o "es la violencia doméstica llevada al extremo", junto a el dato de que el 84% de las mujeres adultas víctimas de la prostitución están bajo el control de un proxeneta o en redes de tráfico, sirven para desmentir la idea errónea de que "muchas veces la decisión es voluntaria". "Tenemos que dejar de pensar que es una elección, la pérdida de dignidad, el dejar de existir para la sociedad es algo que nadie elegiría", ha insistido.

Respecto a los hombres, estos fueron preguntados por su experiencia con prostitutas. Las frases recogidas siempre van en la misma línea: la relación de sometimiento a través del dinero pagado y la deshumanización de la mujer con la que estaban tratando. "La prostitución es alquilar un órgano por diez minutos"; "Es una relación de poder, yo pago, así que tú haces lo que yo diga"; "Ella fue forzada, lo vi en su actitud, tuve sexo con ella porque pagué". Son testimonios recogidos entre hombres. Para la investigadora, estas respuestas recogidas por la investigadora son muestra de dos cosas: "Los clientes tienen más probabilidad de abusar sexualmente de mujeres fuera del ámbito de la prostitución" y "la violación y la prostitución van de la mano", porque, aunque se excusen en la compra de un servicio, "están pagando por violar a mujeres".

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