¿Dime con quién votas y te diré quién eres? Las veces que ERC votó como Cs sin revuelo

La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas (d) y el portavoz de ERC, Gabriel Rufián (i) durante el pleno del Congreso que debatía la reforma laboral

En el Congreso conviven once grupos parlamentarios y en él están representados 24 partidos. La expresión política de España nunca ha sido tan plural como lo es en la actualidad. Esta fragmentación también ha forzado a los partidos a cambiar su cultura de pactos y a trabajar sus alianzas en cada momento en función de los debates que se plantean. Los tiempos de cómodo bipartidismo, representado por PSOE y PP, se acabaron hace mucho.

El Gobierno de Pedro Sánchez, en minoría parlamentaria, lo ha puesto en evidencia a lo largo de la legislatura en la que ha tenido que luchar por recabar cada apoyo. Sucedió con la propia investidura de Sánchez en enero de 2020, con los Presupuestos Generales, con las prórrogas del estado de alarma y con la reciente votación de la reforma laboral, la más ajustada hasta la fecha. El real decreto-ley salió adelante gracias al error de un diputado del PP, que decantó la balanza en favor del Ejecutivo.

Esta reforma no salió adelante con los votos de los socios habituales del Gobierno, representados en formaciones como ERC, PNV y EH Bildu, sino que se hizo con el apoyo de partidos como el PdeCat y Ciudadanos, junto a otros minoritarios. Esta fórmula, bautizada como geometría variable, ha sido una de las reivindicaciones del ala socialista del Gobierno, a la que Unidas Podemos siempre se ha negado. También la vicepresidenta Yolanda Díaz, que confiaba en sacar su proyecto adelante con PNV y ERC, un pacto que estuvo a punto de cerrarse a última hora con la formación vasca, pero que no salió adelante por la negativa de los republicanos.

Su portavoz en la Cámara Baja, Gabriel Rufián, protagonizó una intervención muy dura el pasado jueves desde la tribuna del Congreso. "Si te gusta o si te dicen que te tiene que gustar la misma reforma laboral que le gusta a la CEOE, al Santander o a Cs, ¿quién se equivoca, tú o ellos?", señaló, justificando así su negativa a la reforma. "Esta reforma es la que hubiera negociado y votado Albert Rivera de haber sido vicepresidente", prosiguió. 

Previamente, en declaraciones a los periodistas, Rufián afirmó: "Dime quién te vota y te diré quién eres". Una máxima que el catalán ha utilizado en otras ocasiones para defender su posición política, pero que también sacó a relucir el Gobierno afeando, precisamente, que ERC y EH Bildu se unieran al bloque del no junto al Partido Popular y Vox. "Van a votar la reforma laboral con la derecha. Háganselo mirar", argumentó el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. 

Las coincidencias de ERC y Cs: eutanasia, IMV, pensiones, fondo covid...

Lo cierto es que desde la llegada de Inés Arrimadas a la presidencia de Ciudadanos la estrategia del partido naranja también cambió de rumbo. Su antecesor en el cargo, el citado Albert Rivera, impulsó un veto hacia el PSOE, y consolidó el giro a la derecha. La actual líder de Cs reivindica la capacidad de su partido de llegar a acuerdos "a izquierda y derecha" y defiende que su principal objetivo es dejar fuera al "nacionalismo y al populismo".

En los dos años de legislatura la formación, que cuenta con 9 diputados en la Cámara Baja, ha ratificado leyes como la de eutanasia, la de cambio climático y la ley de protección a la infancia, entre otras. También dio su apoyo al Ejecutivo en las sucesivas prórrogas del estado de alarma, del Real decreto-ley para regular los ERTE y el de la revalorización de las pensiones. Unas votaciones que también contaron con el apoyo de ERC y la mayoría de la investidura, sin que esta suma armara revuelo alguno.

Lo que alegan en Ciudadanos es que su formación es "incompatible" con ERC, especialmente en el aspecto económico. Sin embargo, en este plano también han coincido con los republicanos. Los naranjas han dado su visto bueno al Ingreso Mínimo Vital (IVM) y a la derogación del despido objetivo por faltas de asistencia al trabajo por enfermedad. Asimismo, ambas formaciones se han aliado contra el gobierno en cuestiones como los fondos covid.

¿Un "bipartidismo" de bloques?

La socióloga y politóloga Aída Vizcaíno, profesora asociada en la Universidad de Valencia, señala que este recurso de definir al rival en función de sus apoyos es un claro ejemplo de la "simplificación" y el "reduccionismo" que a menudo se da en la política. "La polarización y el componente emocional hace que los políticos centren más su atención en el qué que en el quién", razona en conversación con infoLibre.

El analista Eduardo Bayón, experto en comunicación política, coincide. "Esto se enmarca dentro del componente de política emocional en la que nos movemos, que busca agitar, generar reacciones en la gente", sintetiza. El politólogo cree que esta estrategia va encaminada a "desligitimar" al adversario. "Incluso una falta de reconocimiento a su propia existencia, como hace Vox con las apelaciones al gobierno golpista".

Vizcaíno cree que es un mecanismo para atraer a los votantes de forma rápida. "Lo que hemos visto en la ciencia política es que conforme avanza el siglo XX y XXI la gente ya no se mueve tanto por ideología, sino por tres o cuatro temas concretos. La política rivaliza con el tiempo de trabajo, ocio y deporte y demanda mensajes claros, a ser posible, simples", valora.

En el caso de la reforma laboral, la profesora de la Universidad de Valencia cree que "hay poca gente que conozca el detalle la norma" y "cómo les afecta". En ese sentido —apunta— es más "fácil" posicionarse "en función de si lo apoya el líder o el partido con el que más de identificas". A su juicio, es parte de la estrategia "que se produce cuando la sociedad se bunkeriza".

Bayón también verbaliza esta cuestión como una de las posibles causas. "Vivimos en un sistema político cuyo mito fundacional se basa en el consenso de la transición", señala. "Pero ahora mismo existe una suerte de un bipartidismo de bloques", prosigue, "lo que da una situación un poco paradójica". El experto cree que la clave es entender que "en un sistema multipartidista las alianzas no siempre tienen que ser las mismas".

La Europa de las alianzas

¿Y si las alianzas tuvieran que votarlas todas las bases?

Lo cierto es que este juego de alianzas no se da exclusivamente en España. En la Unión Europea el peso de los dos grandes partidos tradicionales —los socialdemócratas y los populares— es también cada vez menor. Crecen, a su costa, liberales, verdes, formaciones de izquierda, ultraconservadores y ultraderechistas. En Estrasburgo se sientan ahora mismo siete grupos políticos sin contar el cajón de sastre de los no inscritos. De hecho, para nombrar una nueva Comisión se vieron obligados, por primera vez desde la fundación de la UE, a contar con los liberales.

A pesar de ello, el Parlamento Europeo llega a acuerdos. Sus grupos están en su mayoría acostumbrados a negociar, a ceder y a pactar para tomar decisiones necesariamente representativas de la cada vez más plural política europea.

Algo que también sucede en países como Francia, cuya Asamblea Nacional cuenta más del doble de partidos que hace 20 años, en Alemania, que acaba de estrenar un gobierno tricolor, o en Italia, cuyo gobierno se apoya en una heterogéneas alianza compuesta por el Movimiento 5 Estrellas (M5S), La Liga, el Partido Democrático, Italia Viva, 13 diputados del grupo mixto y una parte de otras dos fuerzas (Forza Italia y Libres e Iguales).

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