Educación

Educación en igualdad: el eterno objetivo del movimiento feminista en las aulas avanza a paso lento

Imagen de un centro escolar.

La violencia machista que sacude a las sociedades encuentra sus raíces en la educación. Y es ahí, precisamente, donde las expertas sitúan también las soluciones. La educación no sexista se presenta como la fórmula común para erradicar de base creencias, mitos y estereotipos enquistados y reforzados a través de los aprendizajes culturales, intelectuales y relacionales. Este jueves, Día Internacional por la Educación No Sexista, expertas en educación repasan con infoLibre los retos por delante para alcanzar un modelo educativo libre de machismo y que constituya las bases de la igualdad real.

Pese a los evidentes frentes abiertos en la lucha por una educación equitativa, las expertas responden orgullosas y sin titubeos a la pregunta sobre los avances y logros conquistados. "Yo creo que las cosas van cambiando, los institutos no son los mismos ahora que hace unos años, igual que las calles". Habla la socióloga Haizea Miguela, cuya experiencia pasa por la sensibilización y formación en temas de igualdad en escuelas e institutos. A su juicio, el movimiento feminista, en conjunción con "maestras comprometidas", han logrado "introducir cambios" en los centros, aunque el horizonte presenta todavía "muchos desafíos" por afrontar. 

También Ana López Navajas, profesora y asesora de Coeducación e Igualdad en la Formación del Profesorado para la Generalitat de Valencia, cree que "se va avanzando, van saliendo propuestas y se van poniendo iniciativas en marcha". Reflexiona, no obstante, respecto a las "muchas resistencias" que persisten. "El avance no es como cabía esperar, ni siquiera se corresponde con esa sensibilidad que hay en la sociedad", estima la experta. A su parecer, la tendencia positiva del movimiento feminista, "que está subiendo como la espuma", todavía no se plasma en medidas concretas. "Los avances reales son más lentos", de modo que el objetivo ahora es "conseguir que este impulso se traduzca en medidas que se queden".

María Jesús Crespo es profesora de Infantil y Primaria desde hace cerca de dos décadas. En conversación con este diario, la maestra confiesa tener esperanzas en un cambio evolutivo, y admite que "se ve en la gente joven otra visión y otro espíritu". "Algunas madres ya vienen con otras miradas y otras exigencias", añade. Su optimismo confeso colisiona, en este punto, con una reflexión: la aplastante presencia femenina en el cuidado de los niños. "Hay muchas más que vienen a las reuniones, intentamos implicar a los padres, pero la mayoría todavía suelen ser madres" y los cuidados, por tanto, continúan estando fuertemente feminizados.

  Revalorizar los cuidados

Haizea Miguela pone sobre la mesa una de las cuestiones que más miradas concentra dentro del movimiento feminismo. "No sólo es importante la parte productiva, sino también la reproductiva", explica. La educación, especialmente en las etapas más avanzadas, "tiene dos pilares: la introducción al mercado laboral y vivir en sociedad". En este sentido, cree necesario mirar más allá de lo productivo para revalorizar aquello que lo sostiene, es decir, lo reproductivo. 

El contenido del currículo educativo, añade, tiene mayoritariamente en cuenta "lo masculino, que tiene que ver con el espacio de lo público y no con la gestión cotidiana". Por tanto, la socióloga apuesta por una puesta en valor "de las actividades que no se producen dentro del mercado laboral" y que tradicionalmente han sido "desarrolladas por mujeres". Esa revalorización, sostiene, "implicaría un cambio" a la hora de trasmitir un mensaje: "Todas las personas necesitamos cuidados y en consecuencia debemos aprender a cuidar".

Educación emocional y sexual

La educación afectivo-sexual es otra de las reivindicaciones más sonoras entre expertas y activistas, especialmente desde la eclosión de una reciente oleada feminista que ha puesto el foco en la violencia sexual. "Debe ponerse en marcha en todas las etapas, desde infantil", subraya López Navajas. La profesora rechaza el actual modelo de "socialización diferencial, que supone educar de forma distinta y con expectativas distintas, basadas en estereotipos de género". A ellas, añade, "se las educa de forma que su mayor logro sea tener pareja o ser madre, les enseñamos a agradar a los varones". Al otro lado, ellos tienen un "problema con la educación sexual, con el consumo de pornografía desde muy jóvenes y con la violencia en el sexo". Ante este escenario, se hace necesario "un discurso para ambos que los equilibre".

También Miguela coincide en la necesidad de un modelo sólido de educación emocional y sexual "para prevenir relaciones de violencia". La educación emocional "es fundamental para construir relaciones en igualdad y abordar las conductas relacionales, con el objetivo de prevenir episodios de violencia". Unido a ello, una "educación sexual integral que hable de las relaciones afectivo-sexuales y basada en la diversidad sexual" resulta clave "no sólo para inculcar conceptos como el consentimiento, sino también para construir de manera conjunta".

Ellas como referentes

La ausencia de voces femeninas en el entramado educativo es observado por las expertas con preocupación. Uno de los pilares para lograr un modelo equitativo "es la inclusión de referentes femeninos, la introducción de la perspectiva de las mujeres, de ámbitos, espacios y tiempos relativos a ellas", señala López Navajas. Esta mirada, agrega, es necesaria "en todos los ámbitos" pero en asignaturas como "Biología o Ciencias Naturales es urgente además enfocar el estudio desde una posición menos androcéntrica". En las tecnologías, por ejemplo, "las del hogar no están presentes, no aparecen como un aspecto del desarrollo social o tecnológico".

Se trata, por tanto, no sólo de aplicar esta perspectiva sobre las "producciones, sino también respecto a los enfoques y temas" que se imparten en las escuelas. "Si no reconocemos esas aportaciones de las mujeres no les concedemos valor social y esa es la base de las desigualdades", sentencia la investigadora.

Miguela, por su parte, insiste además en revisar "cuáles son nuestros referentes y los comportamientos que consideramos admirables". En este sentido, reitera, "son necesarios referentes de un tipo de comportamiento que sirva para educar a niños y niñas por igual".

Ocio para educar

Repersar la forma de educar a los más jóvenes pasa también por poner en tela de juicio la forma tradicional de entender el ocio. La organización Pandora Mirabilia, por ejemplo, ha impulsado el proyecto de audiocuentos infantiles Un cuento propio, que nace con la intención de visibilizar la historia de las mujeres y "ofrecer nuevos referentes a niñas y niños" mediante tres entregas que narran historias inspiradas en siete mujeres reales de diferentes épocas, lugares y ámbitos.

Soraya González, una de las impulsoras de la iniciativa, explica en conversación con este diario que "los cuentos tienen un potencial para estimular la creatividad y la imaginación" de los niños porque se "identifican con los personajes", de modo que se convierten en "herramientas de socialización muy valiosas". En las aulas, los cuentos permiten tratar temas concretos sin la necesidad de hablar en primera persona y como tal, son instrumentos de "educación emocional" que ponen sobre la mesa "conflictos, miedos, inseguridades y permiten resolvernos".

Sin embargo, del mismo modo que "ocurre en el cine y en la televisión, muchos cuentos no tienen una perspectiva de género y los niños aparecen en roles más activos, vinculados a la valentía, y ellas en otros más pasivos". La iniciativa de la plataforma surge, por este motivo, con el propósito de visibilizar a las mujeres desde la diversidad y "evitando una mirada etnocéntrica".

Los personajes masculinos que plasman en sus historias, además, "representan valores vinculados a la crianza, la paternidad corresponsable, acompañan en la lucha y valoran a las mujeres", de forma que "permiten trabajar en la resolución de conflictos" de forma conjunta. Las heroínas, por su parte, "no son individuales, sino que lo son en comunidad", en confrontación con la extendida imagen de súper woman.

María Jesús Crespo coincide en el potencial de herramientas como los cuentos infantiles, aunque recuerda que "con los pequeños se trabaja constantemente la educación igualitaria porque juegan y hablan con total naturalidad". Si bien "todavía hay que romper mitos y conductas muy sutiles" vinculadas a los estereotipos de género, lo cierto es que "en educación infantil es mucho más fácil". 

Estrategia dual

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Una vez interiorizado el necesario enfoque feminista a la hora de abordar la educación de los más jóvenes, cabe preguntarse cuál es el modo de aplicarlo en las aulas. "Las políticas de igualdad siguen una estrategia dual y el sistema educativo" puede perseguir los mismos pasos, relata Miguela. "Necesitamos un sistema educativo que transversalice el enfoque de equidad e igualdad de oportunidades desde la diversidad", agrega la socióloga. Entender, entre otras cuestiones, por qué "las asociaciones de familias están protagonizadas por madres, ver cómo están repartidos los trabajos que se desarrollan en los centros, quién toma las decisiones y quién está en las jefaturas de estudio". A través de ese diagnóstico, "se van perfilando contenidos, el uso de los espacios, cómo estamos en las aulas, en los patios o las expectativas del alumnado".

Las "estrategias necesarias que hablan de transversalizar la perspectiva feminista", al mismo tiempo, se conjugan con "necesidades específicas y concretas". Esa dualidad, por tanto, se basa en "integrar conocimientos que consideramos necesarios y deseables para el desarrollo de los jóvenes en la sociedad" y al mismo tiempo apostar también por iniciativas concretas y puntuales. "No es malo que en un libro de texto exista una esquina a pie de página sobre feminismo, al menos para después poder exigir más", observa la socióloga.

López Navajas, por su parte, muestra cierta cautela respecto a las acciones puntuales. "Una charla, por sí misma, no sirve", opina. "El profesorado debería recibir formación y sería conveniente que los alumnos recibieran cada año talleres o se tuvieran presentes cuestiones de género en la formación misma". Para la investigadora, la clave es una y reside en "sistematizar la formación de género dentro de las escuelas".

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