La nueva legislatura

Podemos se estrena en Sumar como 'verso suelto' y rompe con la estrategia unitaria de Yolanda Díaz

La diputada de Sumar Ione Belarra y la ministra de Igualdad en funciones, Irene Montero, entre otros, a su llegada al Congreso de los Diputados este jueves para la votación de la Mesa y el acatamiento de la Constitución.

Al igual que sucede en cada vuelta al cole, el arranque de la legislatura es un hervidero de nervios —por las decisivas votaciones—, de reencuentros con viejas amistades —del partido al que uno representa pero también del rival— y conversaciones sin fin —con los corrillos entre políticos y periodistas, unos ansiosos por hablar y otros por saber—. Muchas emociones, palpables en los recién llegados, pero también de algunos ya experimentados. La constitución de las Cortes Generales es uno de esos días grandes, en el que no solo se vota la composición de la Mesa de la Cámara, también se palpa la sintonía entre los grupos y se dejan ver las posibles alianzas de cara a la legislatura. 

Para Sumar, la coalición liderada por Yolanda Díaz, fue un día de estreno, en el que se vieron esos nervios, conversaciones y reencuentros. De los 31 diputados electos, casi el 70% de ellos—21— son nuevos en la Cámara, lo que evidencia de manera clara la apuesta de la vicepresidenta segunda en funciones por renovar el grupo de Unidas Podemos. Pese a pertenecer a ocho familias distintas —Movimiento Sumar, Podemos, Izquierda Unida, En Comu Podem, Más Madrid, Compromís, Chunta Aragonesista y Més per Mallorca— la sintonía fue evidente y los mensajes estuvieron coordinados, a excepción del caso de Podemos, que se tomó lo de ejercer su "autonomía" al pie de la letra, hasta el punto de situarse como el verso suelto de la coalición.

Los cinco parlamentarios de la formación morada—Ione Belarra, Lilith Verstrynge, Javier Sánchez Serna, Martina Velarde y Noemí Santana—, a los que se sumó la ministra en funciones de Igualdad, Irene Montero, planificaron su propia puesta en escena. Llegaron todos juntos, ajenos al conjunto del grupo, tal y como se puede apreciar en las fotografías compartidas a través de las redes sociales, en las que solo aparecen fotografías de los seis. Belarra dio unas breves declaraciones a la prensa, rodeada por los suyos, antes de iniciar las votaciones. Al finalizarlas, Montero, acompañada de la líder del partido, volvió a marcar perfil y pidió una cartera en el Gobierno para su formación. Y, al contrario que el resto de sus compañeros, hicieron palpable su malestar por los perfiles escogidos por Díaz para la Mesa, al no haber incluido a nadie de Podemos.

Los aliados de Sumar creen que Podemos "no acepta" que "ya no manda"

El resto, desde Aina Vidal (comunes) pasando Enrique Santiago (Izquierda Unida) a Íñigo Errejón (Más Madrid) sí que felicitaron a los cargos elegidos: Esther Gil, cuota de Movimiento Sumar que ejercerá como vicepresidenta tercera y Gerardo Pisarello, dirigente de los comunes, como secretario primero. Las formaciones que pertenecen al ‘Acuerdo del Turia’, como Compromís, la Chunta o Més per Mallorca también felicitaron a ambos parlamentarios en redes, al tiempo que compartían fotografías con otros compañeros, frente a un Podemos que solo espoleó a los suyos. Una estrategia que ya llevaron a cabo en campaña y, según trasladan miembros de la formación, piensan mantener.

La lectura compartida por el resto de formaciones que conforman Sumar es la de que Podemos aún "no ha aceptado" que "le toca jugar un papel secundario" en esta nueva etapa: "Se tendrán que acostumbrar a no mandar", resumía un dirigente, que, sin embargo, no auguraba deserciones— “a nadie le compensa”, insistía— y se mostraba optimista sobre el funcionamiento del grupo parlamentario, pese a que apenas han trascendido detalles más allá de la intención de Díaz de celebrar reuniones cada lunes con el grupo.

Una promesa que casi todas las formaciones ponen en duda por la intensa agenda de la vicepresidenta en funciones y la falta de disponibilidad de sus señorías, muchas de las cuales se desplazan desde sus comunidades autónomas directamente los martes para acudir al pleno. La alternativa, comentaban este jueves en privado, es hacer estas reuniones de manera telemática o reducirlas a una vez al mes. Voces de la formación morada creen que lo que Díaz busca con estas reuniones es "controlar" qué hace cada diputado y tratar de marcar la línea a seguir, pese a que ella misma abogó por normalizar los debates internos, aunque también añadió que debían mostrarse "cohesionados".

Malestar por quedarse fuera de la mesa: "Es un veto"

El enfado por el reparto de la Mesa lo comentaban en privado algunos cargos, pero lo ha verbalizado este viernes el exportavoz parlamentario de Unidas Podemos, Pablo Echenique, en Twitter. “Que Javi Sánchez Serna ya no esté en esa Mesa no es para nada una buena noticia. La decisión firme de vetar a Podemos de los principales lugares de decisión política no solamente ha desembocado en una exclusión del partido morado de la Mesa del Congreso. Peor aún que eso, ha provocado que se deje de contar con la experiencia de cuatro años y con la valentía de uno de los diputados que más batallas políticas en favor de las mayorías y en defensa de la democracia ha planteado en las últimas décadas en un órgano aparentemente tan gris", señalaba. Un mensaje compartido por la propia Belarra y otros cargos de la formación.

Echenique ha alabado las virtudes del parlamentario murciano por "dar las peleas que nadie más se atreve a dar", algo que, a su juicio, "muy posiblemente no volveremos a ver", en una clara alusión a Gil y Pisarello. La elección de Díaz no ha molestado al resto de las formaciones de Sumar, según las fuentes consultadas por infoLibre, porque entienden que la líder de la coalición está en su derecho de colocar a personas "afines" para garantizarse el control del órgano de gobierno de la Cámara, aunque sí destacan que Gil carece de experiencia, ya no solo en la Mesa, sino a nivel parlamentario, lo que admiten puede ser un "inconveniente", al menos al principio.

Más compleja apunta que será la elección de las portavocías adjuntas del grupo, un puesto cotizado por todas las formaciones, o la elección de las presidencias y vicepresidencias para las comisiones parlamentarias. Sobre las portavocías, hay quien teme que Díaz solo reserve ese puesto a Marta Lois, pero desde formaciones como Compromís aseguran que si eso se plantea así, tendrán que someterlo a votación y nadie parece dispuesto a aceptarlo. También podría generar polémica dentro del espacio que Díaz se decantara por un perfil como el de Íñigo Errejón, exdirigente de Podemos, alejado de los postulados de los morados y muy crítico con su dirección.

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En la pasada legislatura, además de la portavocía de Echenique, ejercían como portavoces adjuntos Aina Vidal, Enrique Santiago y Antonio Gómez Reino, mientras que Jaume Asens era el presidente del grupo, un cargo que las fuentes consultadas creen que ahora irá a parar a la propia Díaz. Todos ellos tenían un espacio reservado para dar ruedas de prensa los martes y desde Podemos esperan que esa estructura se mantenga esta legislatura.

Montero: "Podemos tiene que seguir siendo una fuerza de Gobierno"

A todo esto se le suma otra reivindicación: la de que Podemos tenga, al menos, una cartera ministerial en un eventual Ejecutivo de coalición entre el PSOE y Sumar. Así lo manifestó Montero el jueves, subrayando que su formación ha sido "la fuerza que más ha trabajado por un gobierno de coalición": "Podemos es una fuerza de gobierno y tiene que ser una fuerza de gobierno", zanjó. Aunque también dijo que no era "el momento" de hablar sobre ello, la número dos del partido sí que explicitó que será una de las exigencias que plantearán dentro de la negociación con Sumar.

Los morados no se darían por satisfechos con una secretaría de Estado o un cargo de características similares, sino que reclaman lo que creen que es "justo" después de que fueran precisamente ellos los que apostaran por la fórmula del Gobierno de coalición, con la oposición de voces como la del líder de IU, Alberto Garzón. Desde el equipo de Díaz aseguran que no están en esa fase, pero no esconden su reticencia a que Belarra u otro miembro de la formación morada —Montero está descartada— entre en el Gobierno, porque precisamente abogan por tener un "estilo" diferente al de Podemos, menos beligerante con el PSOE, con los medios y con los empresarios.

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