Memoria histórica

La exhumación abre el camino para convertir el Valle de los Caídos en el espacio de memoria que exigen las víctimas

Más de 100 colectivos de memoria histórica se han concentrado ante el TS a la espera del fallo.

La justicia da un importante paso al frente en materia memorialista cuarenta y cuatro años después del fin de la dictadura. La Sección Cuarta de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo ha dado este martes vía libre al Gobierno de Pedro Sánchez para que pueda proceder a la exhumación de Francisco Franco del Valle de los Caídos y al posterior traslado de sus restos al panteón familiar ubicado en el cementerio de El Pardo-Mingorrubio, a más de una decena de kilómetros del centro de la capital. El fallo del Alto Tribunal, que ha rechazado por unanimidad el recurso interpuesto por la familia del dictador, permite cerrar una herida que lleva abierta más de cuatro décadas en el valle de Cuelgamuros, en plena sierra de Guadarrama. Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer para borrar toda mácula de mausoleo franquista. Y, para ello, es necesario que el Ejecutivo aborde la reubicación de los restos de José Antonio Primo de Rivera y la resignificación del complejo monumental a fin de convertirlo en un lugar de memoria homologable a otros existentes en países como Alemania, Argentina o Chile.

Con su decisión, el Supremo ha puesto fin a meses de embrollo judicial. En marzo, la familia del dictador interpuso un recurso contencioso-administrativo contra el acuerdo del Consejo de Ministros del pasado mes de febrero que ponía fin al procedimiento administrativo previo a la exhumación. Este movimiento llevó al Alto Tribunal a suspender cautelarmente la salida de Franco, prevista para el 10 de junio, hasta que los magistrados se pronunciasen sobre el fondo del asunto. Una resolución que se ha conocido este martes y que avala al Gobierno para sacar al dictador y reinhumarlo en El Pardo-Mingorrubio. La decisión tira por tierra la pretensión de los nietos de trasladar a su abuelo a la cripta del cementerio de La Almudena, un enclave que la Abogacía del Estado rechazaba tajantemente alegando que podría ocasionar problemas de orden público y seguridad ciudadana. La familia del dictador ya ha anunciado que recurrirá el fallo ante el Tribunal Constitucional y, si es necesario, irá ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Pero la futura exhumación de Franco, que el Gobierno intentará dejar atada antes de la campaña electoral, no cierra completamente la herida abierta alrededor de Cuelgamuros. Es un paso adelante, sí. Sin embargo, todavía falta mucho camino por recorrer para reconvertir el complejo monumental en el lugar de memoria para las víctimas de la Guerra Civil planteado por la Comisión de Expertos sobre el Futuro del Valle de los Caídos. Creado por acuerdo del Consejo de Ministros el 27 de mayo de 2011, este grupo compuesto por una docena de personalidades –desde catedráticos universitarios hasta profesores e investigadores– elaboró en noviembre de ese mismo año un completo informe en el que se realizaban varias recomendaciones para dignificar el complejo monumental y la memoria de todas las personas inhumadas en él. El documento, que se finalizó una semana después de que el PP de Mariano Rajoy obtuviese mayoría absoluta en las elecciones generales, terminó guardado bajo llave en un cajón.

De la exhumación de Primo de Rivera al Centro de Interpretación 

El trabajo de los expertos plantea, en primer lugar, la necesidad de llevar a cabo una “resignificación integral” del Valle de los Caídos que proporcione “la relectura completa del complejo monumental”. Para ello, propone la utilización de la explanada delantera y las zonas adyacentes “como espacio simbólicamente óptimo y materialmente adecuado” para crear un Memorial del Valle. Este espacio, añaden, debe incluir una “instalación o actuación artística” con “una posible inscripción de los nombres de todas las víctimas, también en recuerdo de las anónimas”, así como un cementerio “cuya dignificación expresa la resignificación de la jerarquía funeraria” y un Centro de Interpretación cuya creación “deberá responder al deseo de mostrar a los visitantes cuál fue el origen del proyecto de construcción de la Basílica y el Monasterio, en qué contexto socio-político se llevó a cabo esta construcción y quiénes participaron en la misma”, insistiendo “de manera muy especial” en la presencia de presos republicanos en las diferentes etapas de ejecución.

Este Centro de Interpretación, que debería ser un edificio construido fuera de la Basílica y el Monasterio de forma que su visualización permita al visitante hacerse una idea clara de la significación del conjunto monumental, tiene que contener también “el registro con la identificación” de todos los enterrados en el Valle de los Caídos así como “las biografías de que se disponga”. En la proposición de ley para la reforma de la Ley de Memoria Histórica que planteó el PSOE a finales de 2017, los socialistas propusieron convertir Cuelgamuros en un “centro nacional de memoria”, un “lugar de información, conocimiento, identificación y homenaje de aquellos cuyos restos se encuentran allí inhumados”. Sin embargo, sólo tres meses después de la llegada de Pedro Sánchez al Ejecutivo, el líder socialista pisó el freno. “La opinión del Gobierno es que el Valle no puede ser un lugar que se deba resignificar, no puede ser un lugar de reconciliación. Tiene que ser un lugar de reposo, un cementerio civil para las víctimas de la contienda y el franquismo”, señaló Sánchez durante un viaje oficial a Bolivia.

Otro pilar importante sobre el que se sostenía el proceso de resignificación planteado por la Comisión de Expertos se centraba en la Basílica. En este sentido, el informe propone, en primer lugar, que no se altere el interior del templo, que “habla por sí mismo”. Por otro lado, sostiene que es necesaria la “dignificación” del cementerio que se encuentra en la Basílica, donde yacen casi 34.000 personas –unas 12.000 sin identificar–. Para ello, plantean el “establecimiento de una fórmula homogénea, ordenada y duradera de recolocación de los restos en columbarios nuevos”, rescatando a todas estas víctimas trasladadas a Cuelgamuros sin el consentimiento de sus familiares “del hacinamiento” de sus restos y del anonimato. “Respecto a las reclamaciones presentadas de devolución de los restos de algunos familiares, la Comisión entiende que les asiste un derecho moral a que se satisfaga en la medida de lo posible dicha reclamación”, añadía el estudio, que alertaba de que el deterioro de criptas y columbarios hacía “prácticamente imposible” la “identificación individualizada” de los restos.

La Comisión de Expertos también recomendaba, por supuesto, revertir “la situación creada por los enterramientos” en la Basílica de Franco y José Antonio Primo de Rivera. Con la salida del dictador avalada ahora por el Supremo, el único escollo que queda en este sentido son los restos del fundador de la Falange. “El objetivo de resignificar el conjunto (…) sólo será posible si los enterramientos se reservan únicamente, como estaba previsto, para los restos de las víctimas y los muertos de la Guerra Civil”, sostiene el informe de los expertos, que en el caso de los restos de Franco recomendaba su salida del complejo monumental y en el de los de Primo de Rivera simplemente establecía que, “dada la igual dignidad de todos los allí enterrados”, no podían ocupar un lugar preeminente en la Basílica. Con estas palabras, los expertos situaban al fundador de la Falange como una víctima de la Guerra Civil. Interpretación que también hace el Ejecutivo socialista, que en agosto de 2018 anunció su intención de exhumar a Primo de Rivera y trasladar sus restos a un lugar no preeminente del templo.

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Retirada de la cruz y salida de los monjes benedictinos

Las asociaciones de memoria histórica, que en la mañana de este martes se concentraron frente a la sede del Tribunal Supremo para exigir que ni se paralice la exhumación ni se trasladen los restos de Franco a La Almudena, han calificado el fallo como “una pequeña batalla ganada”, aunque no ven con buenos ojos que el destino final del dictador vaya a ser el cementerio de El Pardo-Mingorrubio, propiedad de Patrimonio Nacional. Sin embargo, señalan que “todavía quedan muchas” guerras que disputar y recuerdan que la salida de Franco no cierra la herida existente. Miguel Ángel Muga, portavoz de la campaña Ni Valle Ni Almudena, coincide en conversación con infoLibre con la propuesta de crear un memorial para “explicar a los turistas” el significado del mausoleo, suprimiendo el discurso de Cuelgamuros como “un espacio de reconciliación”. Pero además, plantea la salida de los monjes benedictinos y la eliminación de la cruz. “No consideramos que sea una cruz cristiana, sino nacional-católica. Una ‘espada’ puesta en medio de España para advertir a todo el mundo”, recalca.

El presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), Emilio Silva, es partidario de que, como ocurre con los campos de concentración, no se toque la “construcción” porque el Valle de los Caídos “tiene que contar su propia historia” y “la cruz forma parte de su relato”. Para el presidente de la ARMH lo primero es que salgan “todos los restos que están reclamando las familias” y que se acabe con “todo el negacionismo que hay en la narrativa”. Para ello, apuesta por una exposición “en la nave central” donde se explique “cómo se ideó el Valle, cómo se construyó, quién lo construyó, quiénes fueron los presos políticos que estuvieron allí, las empresas que hicieron un gran negocio utilizándolos…”. Y, por supuesto, aborda la exhumación de Primo de Rivera: “Deberían ofrecer a su familia la posibilidad de llevárselo y, si no quisiera, se le debería llevar a una cripta con el resto de muertos”. Muga, por su parte, rechaza tajantemente la posibilidad de que siga en el Valle: “Primo de Rivera no murió en el frente, murió tras un proceso judicial”.

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