Extremadura abre el ciclo electoral con las derechas midiendo sus fuerzas y con un PSOE en plena crisis

Este domingo España abre en Extremadura un ansioso y profundo ciclo electoral que se ha visto acelerado por la estrategia del PP de adelantar citas autonómicas para desgastar a Pedro Sánchez. El 21D se ha convertido, además, en un gran campo de batalla entre las derechas, mientras que los socialistas asumen ya el golpe y la izquierda alternativa cree que esta cita puede servirle para revitalizar un espacio fragmentado y en horas bajas demoscópicas.

Las urnas suponen el momento de la realidad después de que María Guardiola (PP) convocara de manera adelantada con la excusa de no poder sacar los presupuestos y soñando con lograr la mayoría absoluta. Pero ese escenario no lo dibuja ninguna encuesta y hasta el propio líder conservador nacional, Alberto Núñez Feijóo, ya ha puesto paños calientes asegurando que es muy difícil llegar a los 33 escaños.

En las pasadas elecciones autonómicas, el PSOE y el PP empataron a 28 diputados, aunque la candidatura socialista –encabezada entonces por Guillermo Fernández Vara– logró más votos. Guardiola se hizo con la Presidencia pactando con la ultraderecha, que había obtenido cinco diputados, después de una campaña en la que rechazó cualquier tipo de acuerdo con Vox. La izquierda transformadora se quedó en cuatro escaños.

Vox amenaza el plan de Guardiola

Pero los sondeos dibujan un escenario diferente al planeado por el PP, según el cual Guardiola tendrá que depender de nuevo de Vox, que está al alza en los barómetros. Por lo que se espera una cainita negociación de las derechas el día después con los de Abascal, que ya han deslizado incluso que podrían hasta pedir la cabeza de la ‘número uno’ de los populares, con la que se llevan francamente mal.

El Partido Popular diseñó una campaña de muy bajo perfil para evitar cualquier tipo de polémica. Pero los últimos días se han complicado mucho para Guardiola por los escándalos machistas que han sacudido a su equipo (tuvo que cesar a su chófer, que había sido condenado por violencia de género, y también se ha conocido el caso de acoso del alcalde de Navalmoral de la Mata). Desde el pasado jueves los nervios se apoderaron de los populares.

Para tratar de tapar estos escándalos, Guardiola, en coordinación con Génova 13, ha tratado de espolear, como pasó durante el 23J, dudas sobre el propio sistema electoral después del robo de 124 votos custodiados por Correos. Los populares han desplegado una campaña para denunciar un supuesto pucherazo y llegar a decir que está en riesgo la propia democracia. La Guardia Civil apuntó a que el robo fue cometido por delincuentes comunes que buscaban sustraer dinero de la caja fuerte.

Estas elecciones son esenciales para Vox, que se mide por primera vez a las urnas en su momento más álgido en las encuestas, que siguen sin dibujar un techo de apoyo a nivel nacional. Santiago Abascal se ha volcado como en ninguna otra campaña, relegando a un segundo puesto a su candidato, Óscar Fernández. La marca es la que tira. Y esperan en la calle Bambú que esta contienda sirva para que el PP comprenda que depende de ellos.

La tormenta perfecta para la caída del PSOE

En cambio, los socialistas están ya preparados desde hace tiempo para un duro domingo. En la recta final de campaña trataron de trasladar que las encuestas no reflejan bien la foto final porque hay mucho votante que ahora no quiere decir que apoya al PSOE, pero confían en la base electoral en una comunidad con tradición histórica progresista y en combatir el fantasma de la abstención. En el corazón del PSOE extremeño no paran de repetir que el problema no es un trasvase hacia los populares, sino los votantes desmotivados que pueden quedarse en el sofá.

En el partido es generalizada la sensación de que Miguel Ángel Gallardo ha sido un muy mal candidato, lastrado por su procesamiento en el caso del hermano de Pedro Sánchez por su contratación cuando aquel era presidente de la Diputación de Badajoz. Pero también el socialista ha ido encadenando errores propios en el último año, como el aforamiento exprés. 

En esta tormenta perfecta, el PSOE extremeño ha tenido que hacer campaña en mitad de la crisis que vive el socialismo a nivel nacional por la irrupción constante de denuncias de acoso machista, además de los casos de corrupción que implican a exdirigentes como Santos Cerdán y José Luis Ábalos. En La Moncloa y en Ferraz ya ponen la venda sobre la herida y focalizan en que el PP va a tener que negociar de nuevo con Vox. 

El propio presidente Pedro Sánchez argumentó ante los periodistas el pasado lunes en el Palacio de La Moncloa durante la tradicional copa de Navidad que la dinámica territorial no tiene nada que ver con la nacional y que él cree que puede no solo aguantar la legislatura, sino prolongar su proyecto más allá de 2027.

Extremadura es el primer paso de este ciclo electoral, que tiene como punto final las elecciones generales, aunque ahora mismo la mayor parte de partidos consideran imposible que la coalición progresista pueda mantener La Moncloa hasta julio de 2027. El siguiente asalto será en las urnas de Aragón el 8 de febrero, y a este le seguirán las elecciones de marzo en Castilla y León y las de junio en Andalucía. 

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En Unidas por Extremadura sí encaran satisfechos la cita de este domingo. La candidatura de izquierdas se ha convertido en un auténtico faro para un espacio que se despeñó en las citas autonómicas y municipales del pasado ciclo electoral. El primer gran logro de la papeleta encabezada por Irene de Miguel ha sido el de poner sinfonía a una izquierda hiperfragmentada a nivel nacional. La fórmula de Izquierda Unida y Podemos, apoyada externamente por Sumar, ha funcionado sin ruidos internos y con los sondeos vaticinando un mejor resultado que en 2023.

Entre las grandes lecciones que deja esta candidatura están la importancia de tener una número uno con personalidad y con respeto de todos los actores de la izquierda, la necesidad de proyectos que se asienten en el territorio durante años y la relevancia de poner sobre la mesa los problemas de una comunidad por encima de las cuitas internas. 

Extremadura vota este domingo. Y España ya está preparada para una batalla sin fin.

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