Alberto Núñez Feijóo quiere colocar los impuestos en el centro de la escena. Un terreno —el de la economía— que, en teoría, debería ser más cómodo para el PP que el aborto o Palestina, pero que la formación conservadora ha dejado de lado durante muchos meses por los buenos datos macroeconómicos de España. La buena marcha general de la economía provocó que el PP dejase de preguntar sobre ello al ministro competente, Carlos Cuerpo, que se quejó del "silencio atronador" de la oposición en las sesiones de control, pese a que la previsión que tenía Feijóo cuando llegó al PP es que la economía iba a emporar e incluso predijo un "apocalipsis" económico que nunca llegó.
La semana pasada el líder del PP volvió a cambiar el paso, presionado a su vez por los barones del partido que reclaman hablar más de gestión y de impuestos que de corrupción e inmigración, donde Vox se maneja como quiere. Así, en la última sesión de control al Ejecutivo, Feijóo acusó a Sánchez de "exprimir el país" y de "crujir a los españoles" con su política fiscal, haciendo hincapié en la propuesta de subida de las cuotas a los autónomos, que no solo critica la derecha sino también el socio minoritario del Ejecutivo, Sumar, y también Esquerra Republicana y Junts por la falta de progresividad.
Aunque Feijóo mencionó al exministro José Luis Ábalos, que esa misma mañana comparecía de nuevo ante el Tribunal Supremo, prefirió retomar la idea del "atraco fiscal" que también trata de explotar Vox. "Trabajar no puede consistir en que el Gobierno te cruja a impuestos. Trabajar tiene que poder servir para tener una vivienda digna y un proyecto vital. Trabajar debería dar esperanza, y con usted da rabia. Rabia de comprobar cómo el mérito no sirve, de sentir que se castiga al honrado y se aplaude al indecente. En la España que yo propongo, merecerá la pena trabajar y pondremos fin al saqueo", señaló.
Este lunes el líder del PP trató de rebatir el "triunfalismo" del Gobierno sobre la economía española. "Más allá de discursos triunfalistas, la economía española tiene problemas que abordar", dijo en el congreso de economía familiar celebrado en Burgos. "No hay justicia social si el que trabaja paga cada vez más y el Estado gasta cada vez peor", añadió.
Fuentes de Génova explican a infoLibre que, además de haber centrado la pregunta del miércoles a Sánchez en este asunto, Feijóo también decidió "incorporar a su agenda un encuentro con autónomos para escuchar sus problemas y evidenciar nuestra cercanía con sus reivindicaciones" que se produjo este sábado en Soria. Pese a las críticas, lo cierto es que el PP votó a favor en 2022 del nuevo sistema de cotización, cuando los agentes sociales firmaron un despliegue paulatino del modelo de cotización por ingresos reales.
El PP quiere que el discurso anti impuestos cale en las "clases medias"
El Gobierno repite en cada foro que la economía española va "como un cohete" y los datos lo avalan, pero el PP quiere ser la voz del malestar de la ciudanía "en un contexto de precios altos, vivienda cara, recaudación creciente e impuestos al alza pero con sueldos que no suben": "La sensación que tienen millones de españoles es que la diferencia entre trabajar mucho y cobrar poco o no trabajar nada y cobrar algo es muy pequeña", explican fuentes de Génova, que saben que no hay nada más material que hablar de economía.
El plan de Feijóo es dirigirse a los trabajadores que están entre los 30.000 y 40.000 euros de sueldo anuales y ven cómo su sueldo no les permite llegar a fin de mes con holgura. "Aspiramos a rescatar emocional y económicamente a la clase media —un concepto ampliamente discutido por economistas y políticos—", señalan desde el equipo directo del presidente del PP, que busca ser el partido "referente" para este sector.
Pero el fenómeno que marca la acción política del PP es la extensión de un rechazo a los impuestos su electorado —y el de Vox— donde ha calado a fondo el llamado populismo fiscal" tras años de martilleo contra el supuesto "atraco" de un gobierno que ahora "se forra" gracias a la recaudación. La siembra de ese discurso florece ya en una pérdida en el campo conservador de confianza en la utilidad de los impuestos y de compromiso fiscal con los servicios públicos, como se puede apreciar en los datos del CIS.
El PP lleva toda la legislatura defendiendo una reducción de impuestos e incluso mintiendo y exagerando cuando hablan de las subidas acometidas por el Gobierno. La estrategia de la derecha de proponer rebajas fiscales, aunque no les cuadren las cuentas, la sustentan con el discurso de que el gobierno está "asfixiando" la economía. Lo hizo en su momento Pablo Casado y lo repitió después Feijóo con el argumento de que la fórmula de bajada de impuestos funciona en las comunidades en las que gobierna, aunque mientras reducen la fiscalidad, reclaman más financiación al Gobierno de España.
Muchas críticas pero sin propuestas
Ver másLa subida de las cuotas para autónomos reabre el debate sobre la progresividad fiscal y la justicia tributaria
Feijóo asegura que replicaría la formula de rebajas fiscales si llega a La Moncloa, pero no explica cómo cuadrarían las cuentas sin disparar el déficit. Hasta la fecha el Partido Popular se ha refugiado en la imprecisión: ni en su programa electoral ni en sus propuestas recientes hay cálculo del coste de las reformas que proponen y, cuando se les piden detalles, no se obtienen respuestas concretas. La última, anunciada por su vicesecretario de Hacienda, Juan Bravo, es permitir a todos aquellos autónomos que facturan menos de 85.000 euros "no tener que pagar IVA, ni presentar declaración de IVA". Una propuesta que asumió en primera persona el sábado Feijóo.
Por lo que respecta a los impuestos, desde Génova proponen una reforma fiscal integral para "simplificar" el IRPF y el Impuesto sobre Sociedades, sin detallar en qué consistirá ni si reducirá la recaudación. El PP también ha planteado rebajas en las cotizaciones sociales en determinados supuestos, pero sin ofrecer tampoco números concretos. En lo que sí es claro es en eliminar el Impuesto a las Grandes Fortunas y el de Sucesiones y Donaciones, medidas cuyo coste conjunto podría superar los 5.000 millones de euros.
Este último impuesto, actualmente cedido y gestionado por las comunidades autónomas, tiene un carácter progresivo, es decir, se incrementa a medida que la cantidad heredada va en aumento. Y, a pesar de que la crítica habitual de la derecha radica en el diferente modo de aplicación en cada territorio, lo cierto es que en la gran mayoría de las comunidades las herencias de hasta 250.000 euros que reciban los sucesores incluidos en los grupos I y II –descendientes y adoptados, cónyuges, ascendientes y adoptantes– están o totalmente libres de pago o la cantidad que se abona es simbólica.
Alberto Núñez Feijóo quiere colocar los impuestos en el centro de la escena. Un terreno —el de la economía— que, en teoría, debería ser más cómodo para el PP que el aborto o Palestina, pero que la formación conservadora ha dejado de lado durante muchos meses por los buenos datos macroeconómicos de España. La buena marcha general de la economía provocó que el PP dejase de preguntar sobre ello al ministro competente, Carlos Cuerpo, que se quejó del "silencio atronador" de la oposición en las sesiones de control, pese a que la previsión que tenía Feijóo cuando llegó al PP es que la economía iba a emporar e incluso predijo un "apocalipsis" económico que nunca llegó.