Giro en la política exterior

El Gobierno reconoce que la relación con Argelia se ha "alterado” por el Sáhara pero confía en reconducirla

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, a su llegada a la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso.

La pasada semana el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cambió de un plumazo la política exterior española de los últimos 25 años respecto al conflicto del Sáhara apoyando expresamente a Marruecos y rompiendo su neutralidad. Lo hizo vía comunicado y sin anunciarlo previamente ni a su socio de Gobierno, que consideró esta actitud como “poco leal” al tratarse de un asunto de especial sensibilidad, ni al resto de los grupos del Congreso.

Este miércoles ha sido el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, el que ha comparecido en la Cámara Baja para dar explicaciones sobre este giro. Sin embargo, el máximo representante de España en política exterior ha negado que se haya producido un cambio de calado y ha insistido en que el actual Ejecutivo sigue la línea de lo que ya apuntaron los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) y Mariano Rajoy (PP) durante su mandato.

Todos los grupos han afeado al ministro que el Gobierno haya tomado una decisión tan trascendental sin ratificarlo previamente con el Congreso y varios de los portavoces han advertido de las posibles consecuencias del apoyo a Marruecos en la relación con Argelia, que proporciona el suministro de gas a España. El país norteafricano ha tildado el gesto de “segunda traición histórica” y ha llamado a su embajador en Madrid a consultas.

En este sentido el propio Sánchez ha admitido que el Gobierno hará "todo lo que esté en su mano" para "recuperar esas relaciones diplomáticas que por desgracia se han viso alteradas en los últimos días". Por su parte, Albares ha despachado el asunto asegurando que es un "socio sólido, fiable y estratégico" para nuestro país. "Es un suministrador fiable que siempre ha respetado sus contratos", ha afirmado. Sin embargo, no ha evitado aclarar si el gobierno argelino estaba previamente informado de la decisión del Ejecutivo español.

Lo que ha puntualizado el ministro de Exteriores es que sí conocía el contenido de la carta que Sánchez le envió al rey Mohamed VI, en la que Sánchez aseguraba que la propuesta para la creación de un régimen de autonomía para el Sáhara era "la más seria, realista y creíble” para resolver el conflicto. "La carta lo que hace es cristalizar meses de diálogo y trabajo diplomático", ha garantizado el ministro.

Según ha explicado el titular de exteriores, el Gobierno ha abierto "una nueva etapa que se desarrollará sobre una hoja de ruta clara y ambiciosa, en beneficio de la integridad territorial y soberanía de España, de nuestra estabilidad y prosperidad". Una hoja de ruta que todavía no está clara. Lo único que ha definido es la fecha: Albares viajará a Marruecos el próximo 1 de abril para reunirse con su homólogo de aquel país, Naser Burita. Una reunión con la que busca “la normalización completa” de las conexiones entre ambos países, incluidas las marítimas, y retomar este verano la Operación Paso del Estrecho.

Albares se ampara en los presidentes de Ceuta y Melilla para justificar su giro

Lejos de la crítica que desde izquierda y derecha está recibiendo el Ejecutivo de Pedro Sánchez por su cambio de postura sobre el Sáhara, hay dos gobiernos que se muestran especialmente satisfechos. Son los de Ceuta y Melilla, dos ciudades para las que la cuestión marroquí supone al mismo tiempo un problema existencial –por las ambiciones declaradas de soberanía del reino alauí– y un problema para el día a día –por el uso como arma de presión de la inmigración y el tránsito fronterizo que hace el país vecino–.

Albares ha celebrado que tanto el presidentes de Ceuta, el conservador Juan Jesús Vivas, como el de Melilla, el independiente Eduardo de Castro, los más próximos geográficamente a Marruecos, hayan aplaudido este acercamiento con Marruecos. El ministro ha destacado que "se restablecerá, de forma controlada, la circulación de personas y bienes entre nuestros dos países", después de que manera unilateral Marruecos cerrara, en marzo de 2020, las fronteras con estas dos ciudades.

Este mensaje va en la línea de lo que apuntaba horas antes el presidente del Gobierno, que ha comparecido junto a de Castro en Melilla. Desde allí ha destacado la “extraordinaria cooperación institucional” del Gobierno central con el Ejecutivo de la ciudad autónoma y ha insistido en que el acuerdo con Marruecos se traduce en "seguridad, estabilidad y desarrollo económico" para el territorio.

Pese al mensaje triunfalista del Gobierno, y tal y como contaba recientemente infoLibre, hay expertos en seguridad y geoestrategia que advierten de que Marruecos no ha abandonado su reivindicación formal de soberanía sobre Ceuta y Melilla, que considera "marroquíes como el Sáhara". 

Para Albares lo relevante es que desde ahora se retoma y se refuerza "la colaboración" entre los Ministerios del Interior y las Fuerzas de Seguridad de España y Marruecos "en materia de narcotráfico, tráfico de personas, lucha contra el terrorismo y contra el crimen organizado".

"¿Si es tan bueno ese acuerdo, por qué se esconden?"

Todos los portavoces de los grupos presentes en la comisión, a excepción del representante del PSOE, han verbalizado su malestar con la decisión del Gobierno. Uno de los más combativos ha sido Aitor Esteban (PNV). "Cuando vaya a Rabat, recuerde que no tiene el respaldo de este Parlamento", ha asegurado, después de reprochar al ministro que acudiera a la comisión del Congreso tan tarde. "Aquí se viene antes, no después. Quien debería estar aquí es el presidente", ha defendido. "¿Si es tan bueno ese acuerdo, por qué se esconden? ¿Por qué no lo hemos conocido antes? Usted dice que están en el sitio de siempre y a la vez dice que se abre una nueva etapa", ha remachado.

Sáhara: ¿por qué?

El mismo mensaje que le ha trasladado Marta Rosique (ERC) y Jon Iñárritu (Eh Bildu). "Ustedes están solos. No solo se han puesto en contra al congreso de los diputados, también a Argelia", ha incidido la primera. "Esta es una decisión autónoma que han tomado sin consultar con nadie y que a la que se opone una gran mayoría del Congreso", ha afirmado, por su parte, el abertzale. Esa también ha sido la principal crítica en las formaciones de la derecha. "Lo han decidido todo unilateralmente. Lo que ha hecho Pedro Sánchez no supone una política de Estado y no nos va a condicionar cuando nosotros lleguemos al Gobierno", ha señalado Iván Espinosa de los Monteros (Vox). "Para hacer política de estado debería contar con el PP y para hacer política de gobierno debería contar con Podemos", han sido las palabras de la representante del PP, Valentina Martínez Ferro. "Este es el único tema que nos une".

Por su parte, desde Unidas Podemos también han mostrado una actitud dura con su socio de Gobierno. Los morados han rechazado desde el primer momento la decisión y creen que todavía hay margen para que Sánchez rectifique. "Colocarse con una de las partes del conflicto no va a contribuir a desencallarnos", ha afirmado Gerardo Pisarello. "Lo que plantea la ONU en relación al Sáhara occidental es clarísimo: autodeterminación a través de un referéndum. Son muchas las voces del PSOE que están criticando su posición". El representante de los comunes ha sido el único en mentar el nombre de la antecesora de Albares en el cargo, la exministra Arantxa González Laya, de la que ha destacado su "digno papel" tras favorecer que España acogiera al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali para tratarse de Covid.

Pisarello también ha recordado que el régimen marroquí lleva años violando los Derechos Humanos, incluidos los del pueblo saharaui y ha insistido en que, para su grupo, el reconocimiento de la "marroquinidad" del Sáhara Occidental es "inaceptable" porque supone "apartarse de la legalidad internacional" y la renuncia de la ex colonia a la soberanía sobre su fosfatos y sus campos de pesca.

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