Feijóo trata de vender que puede gobernar en solitario pero cuida a Abascal ante la realidad de los pactos

Núñez Feijóo hace balance de 2025

Alberto Núñez Feijóo cree que en 2026 puede caer el Gobierno. Pero no tiene intención de mover ficha a través de una moción de censura. Espera hacer insoportable el clima político con los ‘minidomingos’ electorales que quedan por delante en Aragón, Castilla y León y Andalucía. Y en ese camino sabe que tendrá que ir de la mano de Vox, por lo que ha rebajado los decibelios respecto a la campaña extremeña.

El líder del Partido Popular trata de vender para el próximo año que aspira a un gobierno en solitario. Este fue uno de los mensajes principales que lanzó durante la rueda de prensa que hizo de balance del año político en la sede del PP este lunes. De esa manera quiere diluir la imagen de un Ejecutivo con Santiago Abascal como vicepresidente, uno de los argumentos que hizo que mucho votante progresista se movilizara en las pasadas generales.

Esa es la idea que quiere hacer calar en este arranque de ciclo electoral, que tuvo como primera parada Extremadura. Pero la realidad dista del deseo de Núñez Feijóo, ya que todas las encuestas evidencian una considerable subida de la ultraderecha, que acaricia en todos los sondeos cifras de unos 70 diputados en la Carrera de San Jerónimo. Ese incremento se constató también en Extremadura, donde los de Abascal duplicaron su resultado.

La cuadratura del círculo

Núñez Feijóo navega en estos momentos entre dos mares. Por un lado, trata de desdramatizar la dependencia de Vox. Su argumento, por ejemplo, pasa por un escenario en Extremadura donde, en su opinión, no dependen ahora del voto de Vox porque le vale solo con la abstención tanto para la investidura como para sacar leyes adelante. Pero, a la vez, busca no molestar a Abascal. Ni una sola crítica salió en su balance del año respecto a la ultraderecha.

Asimismo, frente a los que empujan por una abstención del PSOE, el propio Feijóo pone por delante los pactos con la ultraderecha, aludiendo a que el 21D las derechas llegaron a más del 60% de los votos. Y él mismo aleja, de forma tajante, la posibilidad de excluir a Abascal de los pactos poselectorales. “Mi cordón sanitario es Bildu, no será Vox ni los votantes de Vox”, es la máxima que guía al líder de los populares de cara a los pactos después de las elecciones.

A pesar de los duros reproches entre Guardiola y Abascal durante la campaña, el PP empezó la negociación de la investidura con la ultraderecha la semana pasada en una conversación cordial, como la definió la propia presidenta de Extremadura. Y los populares están estudiando qué medidas pueden aceptar del documento con 200 puntos remitido por el partido de ultraderecha.

Los de Abascal, entre otras iniciativas, apuestan por eliminar el gasto superfluo, suprimir subvenciones para cooperación internacional, lucha contra la violencia de género, sindicatos y patronal, derogar la ley LGTBI, eliminar la ecotasa y rechazar el pacto verde.

ero en Génova 13 quieren desterrar la posibilidad de ir a unas nuevas elecciones en Extremadura. Por el momento, Feijóo no ha llamado a Abascal porque la idea que tiene es que repose también los resultados y “por responsabilidad” acabe llegando a un acuerdo con el Partido Popular como primera fuerza. El PP cree que tiene tiempo para convencer a la ultraderecha de aquí a febrero. 

Migración y vivienda

Pero el PP, además, como evidenció durante su discurso de balance Feijóo, va a emplear un tono muy duro en temas donde la ultraderecha trata de ganar terreno, como la migración. El respaldo de Génova 13 es total, por ejemplo, a la actuación del alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, que se ha negado a buscar solución habitacional a los migrantes desalojadas y ha alentado un discurso de criminalización social contra ellos.

“España necesita seguridad. En las fronteras, en las calles, en los hogares, en el futuro. La inmigración debe ser legal y ordenada. La ley debe cumplirse. Y el Estado debe proteger al ciudadano honrado, venga de donde venga. La convivencia necesita reglas claras, para todos”, lanzó Núñez Feijóo.

Y además se sumó a las prácticas de la ultraderecha parar tratar de conseguir el voto femenino, que será decisivo para las elecciones, vinculando a los migrantes con la inseguridad de las mujeres: “Las familias, y especialmente las mujeres, tienen el derecho a salir de casa con tranquilidad. Y a tener esa misma tranquilidad cuando regresan a su hogar”.

En el Partido Popular buscan también ahondar en el tema de la vivienda a la vista del ascenso del diputado de Vox Carlos Hernández Quero, que está al alza en las redes sociales entre los jóvenes con un discurso muy al estilo de Marine Le Pen, pensando en ganar adeptos entre los votantes de barrios obreros. En el propio discurso de Feijóo se notó esta competición: “El precio de la vivienda ha crecido más de un 50%, el doble que el salario de los jóvenes”.

“Es insultante decir al mismo tiempo que España va como una moto, como un cohete y que los jóvenes necesitan un bono para coger el tren o consumir cultura. Sánchez ha condenado a una generación de jóvenes a la precariedad vital y a la precariedad emocional. Una de las prioridades más importantes del futuro Gobierno debe ser dar un horizonte de prosperidad y de certezas a los jóvenes de nuestro país”. De esta manera los populares tratan de recuperar terreno entre los nuevos votantes, donde la intención de apoyo a Vox está disparada.

Cita ante la jueza

Feijóo empezará el nuevo año, en cambio, con una cita muy complicada para él: la declaración como testigo ante la jueza de la dana por videoconferencia el próximo 9 de enero. Por el momento, solo envió el día 24 los mensajes que le remitió durante la jornada de la tragedia el expresidente Carlos Mazón sin remitir sus contestaciones, faltando, por lo tanto, todo el contexto. El popular ha señalado que está dispuesto a mandarlos a la Justicia si se los piden.

Desde el Gobierno, la ministra de Ciencia y Universidades, Diana Morant, pidió a Feijóo que dimita o a su partido que lo eche por “mentir” sobre la dana durante estos catorce meses, a la vez que criticó la “cobardía” de haber pedido declarar por videoconferencia.

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