Crisis del coronavirus
Los inmunólogos siguen apostando por poner cuanto antes la segunda dosis de la vacuna pero piden abrir el debate
En diciembre, cuando Reino Unido llevaba ya unas semanas de adelanto en su campaña de vacunación con respecto a la Unión Europea, el Gobierno de Boris Johnson tomó una decisión inaudita en el mundo: retrasar la inyección de la segunda dosis de las principales vacunas contra el covid-19 en su poder (Pfizer y AstraZeneca, por ahora), para ampliar cuanto antes el porcentaje de población con al menos algo de inmunización y doblegar cuanto antes la curva. "Dada la epidemiología de la covid-19 en el Reino Unido a finales de 2020, es necesario lograr unos niveles altos y rápidos de vacunación entre las personas más vulnerables", aseguró el comité de vacunación que asesora a Downing Street.
El documento estaba firmado por los cuatro jefes médicos de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte, lo que infundió confianza en la población y atajó el debate público. Los estudios similares a ensayos de fase IV en Israel, de los países del mundo más avanzados en el proceso, parecen dar la razón al país anglosajón: la primera dosis de la vacuna de Pfizer previene el contagio y la enfermedad en porcentajes más que dignos. También se han publicado informes en Escocia que estudian particularmente el efecto de un único pinchazo. Pero las autoridades sanitarias europeas siguen sin fiarse. Los inmunólogos tampoco. Critican la metodología de los trabajos, pero piden ensayos clínicos para averiguar, con garantías, si podemos y debemos cambiar el rumbo ante la escasez de vacunas. "Es el momento de reflexionar sobre esto".
Los expertos consultados por infoLibre tienen muchos peros sobre estos estudios. Sobre sus sesgos, sus muestras y sobre lo que no cuentan los titulares. Reconociendo, eso sí, que la alta efectividad que reportan son una buena noticia, al confirmarse los buenos augurios que vendían las farmacéuticas en sus notas de prensa. "Siguen sin ser datos suficientes. Se ha vacunado a mucha gente, pero no son tantos. Hay que ser prudentes y seguir con la misma pauta, con la pauta que está aprobada", afirma con rotundidad Sonia Zúñiga, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que trabaja en una de las posibles vacunas españolas.
Con respecto al estudio en Israel sobre los trabajadores inmunizados del Centro Médico Sheba, que señalaba una reducción del 75% en todas las infecciones por covid, sintomáticas o asintomáticas, solo tras la primera dosis, Zúñiga apunta a un sesgo clave: los empleados de un centro sanitario suelen ser jóvenes porque muchas de las personas de riesgo, con sistemas inmunitarios debilitados, ya se han jubilado. "Son más vulnerables y tradicionalmente, las vacunas con ellos funcionan peor. Tampoco se sabe cuántos de esos sanitarios habían pasado la enfermedad. Cuando una persona ya ha pasado el covid, la primera dosis aumenta mucho más la eficacia, porque es una dosis de recuerdo", señala.
Es el mismo sesgo al que apunta el catedrático de Inmunología Ignacio Molina en The Conversation: "No podemos extrapolar esos resultados a la población general y, muy especialmente, a los ancianos en los que sabemos que la respuesta inmunitaria es sustancialmente más débil que la observada en jóvenes".
Por su parte, la inmunóloga de la Universidad Complutense de Madrid Narcisa Martínez apunta y dispara contra las conclusiones del estudio realizado en Escocia, aún pendiente de revisión por pares, que señala hasta un 94% de reducción de hospitalizaciones entre la población adulta tras la inoculación de la primera dosis de las vacunas de Pfizer y AstraZeneca. El número de admisiones hospitalarias entre los mayores de 80 años descendió hasta un 81% a partir de las cuatro semanas de la primera dosis. La experta señala que el propio trabajo reconoce que, pasadas estas cuatro semanas, las hospitalizaciones caen solo un 50%. "Ni siquiera ese estudio que se ha estado vendiendo en los medios de comunicación es indicativo" de lo acertado de la estrategia británica, "más bien de lo contrario. Decae muy rápidamente y quizá tenga que ver con que decae la respuesta inmunológica".
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"Incluso los vacunólogos se olvidan de cómo funciona el sistema inmunológico", continúa Martínez. "Con la primera dosis, el primer contacto, se genera una respuesta que se llama primaria. Es más inespecífica, más débil, dura menos tiempo y puede generar una mala respuesta inmunitaria", insiste. Por ahora, no hay estudios que la convenzan de lo contrario.
Sin embargo, la secretaria general de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), Carmen Cámara, es mucho menos taxativa. "Es el momento de reflexionar sobre esto". Apunta que los ensayos clínicos de Pfizer no demuestran la efectividad de solo una dosis, pero los de AstraZeneca sí: precisamente por el mismo error que les hizo darse cuenta de que media dosis funcionaba mejor que la dosis completa durante el primer pinchazo. "Sabemos que funciona con las vacunas de adenovirus. ¿Por qué no puede funcionar con las de ARN? Esa parte de la vacunologia no es la que mejor conocemos", asegura. De hecho, señala que Pfizer cambió su prospecto para indicar que la segunda administración del producto se hiciera "al menos" tras 21 días, incluyendo un matiz clave.
Cámara pide abrir el debate. "Estamos hablando de esto porque hay falta de vacunas. Si no hubiera ese desabastecimiento, no estaríamos hablando de esto. Si tuvieramos dosis para todos... Nos gusta hacer lo que se ha aprobado en los estudios. Pero en este momento hay que plantearse alternativas a los estudios de vacunación", asegura la experta, que considera que "no es ninguna locura" la estrategia de Reino Unido. Pide más y mejores ensayos clínicos en Europa para abordar la posibilidad de retrasar la segunda dosis. Aún no es tarde para acelerar el largo camino hacia la inmunidad de rebaño.