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Perfil de Gómez Besteiro

Un líder por hacer

José Ramón Gómez Besteiro.

“Diálogo, participación y transparencia. Los problemas son oportunidades y el partido, el medio para transformar la sociedad”. Esta declaración de intenciones, tan vaga que podría ser asumida por cualquier partido del arco político, es la que preside la oferta programática del que, desde este sábado, es ya el secretario general in péctore del Partido dos Socialistas de Galicia (PSdeG-PSOE).

José Ramón Gómez Besteiro (Lugo, 1967) se ha alzado con el apoyo mayoritario de los militantes gallegos en las primeras elecciones directas que celebra el socialismo en España para designar a un secretario general (hasta ahora todas las experiencias se habían limitado a de-signar a candidatos en las elecciones).

Y aunque ningún reglamento dice lo contrario, el acuerdo al que han llegado los socialistas gallegos, a pesar de las reticencias de la dirección federal, es que los delegados que participarán en el congreso extraordinario convocado para el próximo 29 de septiembre respetarán la decisión de las bases y se limitarán a refrendar la elección del secretario general que debe sustituir a Pachi Vázquez, cabeza visible de la derrota electoral que sufrió el partido en octubre de 2012 y cuyo legado se reduce, precisamente, a la puesta en marcha del proceso de primarias.

Centrismo e indefinición

Confirmada la elección de Gómez Besteiro, descontada gracias al apoyo que desde el principio le habían mostrado las facciones que desde hace varios años desangran al PSdeG, la incógnita que queda por resolver es el propio secretario general. El nuevo líder es abogado y católico, va a cumplir 46 años, tiene dos hijos y su perfil político está claramente en el centrismo. Fue elegido concejal en el Ayuntamiento de Lugo en 1999 y desde 2007 preside la diputación provincial. Ese cargo ofrece la primera pista sobre su indefinición: el PSOE es partidario de la desaparición de las corporaciones provinciales pero él no ha sido capaz de pronunciarse, hasta la fecha, sobre un asunto que, de expresar una opinión en contra, le obligaría a cuestionar la institución que preside y que, a falta de un discurso político propio, ha utilizado para presentarse ante los militantes y los ciuda-danos como un gestor capacitado.

En el espacio que va de la derecha a la izquierda Besteiro se sitúa en el centro, pero más por omisión que por definición. Sus propuestas durante las primarias ha girado en torno a la participación y la transparencia y, en el campo de la política clásica, es imposible hallar diferencias de fondo con su antecesor. Y en el debate galleguismo-federalismo, que es la segunda variable que define el socialismo gallego, no parece que tampoco vaya a haber grandes cambios. Todo apunta a que la del PSdeG seguirá siendo una federación dócil a las riendas de Ferraz.

“Es un buen tipo”, señala un dirigente del partido de largo recorrido que, sin embargo, reconoce haber hablado con él en contadas ocasiones. “Afable, divertido y de buen trato”, subraya un militante que conoce bien los entresijos del socialismo gallego. Pero ahí se acaban los comentarios. Y empieza el desconocimiento.

Criado a la sombra de José Blanco

Besteiro se crió políticamente a la sombra del actual alcalde de Lugo, José Clemente López Orozco, y del exministro de Fomento José Blanco, con el que ahora no parece conservar la mejor de las relaciones. Nadie es capaz de citar una propuesta suya relevante dentro del partido ni una participación activa en la vida orgánica más allá de los límites de la provincia de Lugo. En su afán por la equidistancia, se ha mantenido en un segundo plano durante las guerras intestinas que ha vivido el PSdeG desde que Emilio Pérez Touriño perdió la Presidencia de la Xunta, en 2009. Hace un año, cuando diferentes sectores internos disputaron a Vázquez la dirección del partido, llegó al extremo de dividir a sus delegados para no incomodar a ninguna de las dos partes, lo que a la postre facilitó la derrota de los críticos.

La ambigüedad de su mensaje y la heterogeneidad de sus apoyos son, precisamente, las principales sombras que rodean al nuevo secretario general. Con un partido recién llegado de una derrota sin paliativos, el apoyo de la militancia apenas es capaz de disimilar que su elección se basa sobre todo en el respaldo de los dirigentes que dominan la vida orgánica del socialismo gallego (José Blanco, Francisco Caamaño y Abel Caballero son los tres más conocidos pero no los únicos). Eso explica que su elección no haya sido capaz de generar entusiasmo; son muchos los militantes que temen que la necesidad de conservar el apoyo que le ha traído hasta aquí le obligue a dejar las cosas como están y sigan siendo “los de siempre” los que lo de-cidan todo.

Los retos pendientes

La primera pista sobre el futuro la dará Besteiro dentro de unos días, cuando haga pública la composición de su nueva ejecutiva. Si reparte puestos entre todos sus aliados dará la sensación de componenda; si opta por un modelo autónomo pondrá a prueba la unidad de las facciones que le han dado apoyo para llegar a la secretaría general.

Los socialistas gallegos eligen en primarias a Gómez Besteiro como su nuevo líder

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La segunda gran decisión que tiene que tomar afecta al Parlamento, el escenario en el que se visibiliza el liderazgo de la oposición frente a Alberto Núñez Feijóo. Besteiro no tiene escaño allí y debe dejar la voz del PSdeG en manos de un diputado, un puesto codiciado porque otorga visibilidad en el cara a cara con el presidente de la Xunta. Una portavocía, por cierto, a la que aspira el ex ministro Francisco Caamaño.

En el fondo lo que está en juego es la candidatura del PSdeG en las elecciones autonómicas de 2016. Falta demasiado tiempo para saber qué ocurrirá, pero a día de hoy son muchos en el partido los que están convencidos de que, llegado el momento, tanto Caamaño como José Blanco querrían disputar la cabeza de cartel al propio Gómez Besteiro.

Al nuevo secretario general de los socialistas gallegos no le faltará tarea. Tiene que rehacer la unidad del partido, construir un nuevo discurso en el PSdeG, darse a conocer ante la sociedad gallega a pe-sar de no tener escaño en el Parlamento y superar el reto de no ser desalojado de la Diputación de Lugo en las elecciones de 2015 si quiere llegare a 2016 en condiciones de disputar la Presidencia a Núñez Feijóo. No es de extrañar que muchos de los que hoy le felicitan por su victoria en las primarias no le arrienden la ganancia.

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