Vivienda

Ocupación: último recurso contra la exclusión

Las Corralas de Sevilla se manifiestan por el derecho a una vivienda digna.

Dice que lo hizo sin remordimientos. Tras dos meses viviendo en un camión con sus hijos de 10 y 7 años, Susana Santiago, de 25, decidió ocupar. El piso desde el que ahora habla, ubicado en el número 35 de la calle Unanimidad, en el modesto barrio de Villaverde (Madrid), estaba vacío. "Lo utilizaban chavales para hacer botellón y formar escándalos", asegura. El inmueble es propiedad de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS) que gestiona el Ayuntamiento de Madrid. Lleva viviendo allí casi un año y ha "sobrevivido" a dos intentos de desahucio. El último, este mismo martes. 

"Son casos extremos, la gente se lo piensa pero acaba haciéndolo cuando se ve sin nada", dice Chema Ruiz, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Madrid. Este grupo ofrece asesoramiento y cobertura legal a las personas que optan por ocupar siempre que las viviendas estén vacías y sean propiedad de bancos o empresas públicas. De hecho, la PAH ha publicado este martes una guía [ver pdf aquí]con el objetivo de que los afectados puedan tener por escrito qué protocolos seguir si se deciden a ocupar. 

Los activistas trabajan también en la elaboración de un censo de edificios abandonados en propiedad de grandes corporaciones financieras o empresas que han especulado con la vivienda al calor de la burbuja inmobiliaria con el objetivo de recuperarlos para familias sin recursos. Sólo en Cataluña, señala Guillem Domingo, portavoz de la PAH en Barcelona, más de cien personas han sido realojadas en inmuebles vacíos propiedad de bancos. En Sevilla, varias familias también han ocupado edificios como la Corrala Utopía, cuyos actuales pobladores han logrado que Ibercaja, propietaria del inmueble, retirara la petición judicial de desalojo. Las partes buscan ahora una solución dialogada, aunque la causa por usurpación ilegal sigue abierta. 

Las primeras ocupaciones de viviendas respaldadas por la PAH comenzaron en octubre de 2011. El día 15 de ese mes, como colofón a las multitudinarias manifestaciones que, auspiciadas por el 15-M español, tuvieron lugar en 951 ciudades de todo el mundo, indignados madrileños y barceloneses ocuparon sendos edificios en las dos principales ciudades del país. En Madrid fue un hotel abandonado situado a pocos metros de la Puerta del Sol. El objetivo era que sus habitaciones sirvieran como alojamiento provisional para familias desahuciadas y personas sin hogar. Llegó a dar cobijo hasta a 100 personas hasta que fue desalojado por la Policía a principios de diciembre de ese mismo año. Entre tanto, grupos de personas afines al 15-M "liberaron" otros edificios de la capital. Entre ellos uno propiedad de La Caixa situado en pleno barrio de Malasaña. 

Sin embargo, la experiencia de ocupación colectiva, señala Ruiz, "tuvo sus luces y sus sombras". En algunos casos, recuerda este activista, comenzaron a surgir problemas de convivencia similares a los que amenzaron con quebrar la buena convivencia que había caracterizado a la acampada de la Puerta del Sol y que forzaron la reestructuración y, finalmente, el desmantelamiento del campamento. Por ello la plataforma acabó optando por un cambio de estrategia. Las ocupaciones ahora suelen hacerse de forma individual. 

En Barcelona, el 15 de octubre de 2011 los indignados ocuparon un edificio abandonado propiedad de Cajamar en Nou Barris, un barrio obrero del nordeste de la capital catalan. En él se alojaron varias familias desahuciadas. Hasta la fecha son once los edificios "recuperados" en esta campaña de realojo que los activistas no dudan en definir como una forma de "rescate a la exclusión". 

La Campaña “Obra Social la PAH” nació para hacer efectivo el derecho a una vivienda digna recogido en el artículo 47 de la Constitución, en el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en el artículo 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales, preceptos "sistemáticamente vulnerados por el Estado Español", según los activistas. Se trata, concluye Domingo, de dar alternativas habitacionales a desahuciados, pero también de crear conciencia sobre la importancia de reivindicar el derecho a la vivienda digna. 

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