La situación en el PP

El PP vasco abre a Rajoy la segunda gran crisis en el partido en menos de un mes

El PP vasco no logra cerrar un acuerdo sobre su número dos a 48 horas del congreso

Mientras Mariano Rajoy vende día sí y día también que las reformas de sus gobiernos han dado pie al inicio de la recuperación económica, la formación que lidera, el Partido Popular, vive desde hace un mes fuertes tensiones internas a cuenta de la renovación de los equipos en Andalucía y en Euskadi. En el primero de estos territorios tuvo que intervenir directamente señalando a su candidato, Juan Manuel Moreno Bonilla, tras dos intentos frustrados de su secretaria general, María Dolores de Cospedal, de que el sucesor de Juan Ignacio Zoido fuese José Luis Sanz. El pasado sábado se cerró este proceso, al menos de forma aparente, con la proclamación del secretario de Estado de Asuntos Sociales como nuevo presidente de los conservadores andaluces. Pero aún coleaba otro congreso regional con visos de ser aún más complicado y, a tenor de lo que está sucediendo en los últimos días, lo está siendo.

Este viernes y este sábado, los conservadores de Euskadi celebran su 14 congreso regional. A 48 horas del arranque de este cónclave que pretendía ratificar a Arantza Quiroga como presidenta escogida por los militantes –heredó el cargo de Antonio Basagoiti hace un año–, el PP vasco no tiene todavía un secretario general claro. Es un asunto que viene enquistándose desde hace ya tres semanas cuando la única candidata a presidir el partido comunicó a los presidentes provinciales de Álava (Alfonso Alonso), Guipúzcoa (Borja Sémper) y Vizcaya (Antón Damborenea) que iba a prescindir de Iñaki Oyarzábal como número dos.

Desde que arrancó esta crisis, la postura de la dirección nacional del PP ha sido la de defender la legitimidad de Arantza Quiroga para escoger a su propio equipo. Pero este miércoles, las alarmas se encendieron en Génova tras la enésima reunión de la cúpula del PP vasco sin fumata blanca. En la sede nacional confían en que a lo largo de este jueves pueda comunicarse el nombre del nuevo secretario general. No quieren, bajo ningún concepto, que el congreso arranque tan abierto y con la futura presidenta tan enfrentada a la dirección de Álava, un territorio donde tradicionalmente se ha concentrado el poder político del partido en Euskadi. Lo que no podrá evitar, no obstante, la dirección nacional del partido es que Quiroga arranque esta nueva etapa ya quemada y fuertemente cuestionada.

Lo que va de semana ha sido clave para el agravamiento de la herida abierta en el PP vasco. Ante la proximidad del congreso, este fin de semana, Quiroga empezó a dar forma a la que sería la candidatura de su número dos. A sabiendas de que Álava seguía reclamando su cuota de poder, optó por un concejal de Vitoria, Manuel Uriarte. Se trata de un perfil nada polémico, un cargo muy apreciado en el partido y, además, un hombre de confianza del alcalde Javier Maroto que, a su vez, integra el círculo de confianza de Alfonso Alonso, portavoz del PP en el Congreso de los Diputados.

Pero las aguas en el PP alavés ya bajaban agitadas y a muchos de sus dirigentes no les gustó nada enterarse de que Uriarte era el elegido por la prensa. Lo consideraron la "segunda traición" después de que Quiroga decidiese prescindir de Oyarzábal. Y este lunes, la candidata empezó a tener claro que la opción de Uriarte no tenía muchos visos de prosperar. Entre otros asuntos, porque los alaveses, enfadados "con las formas" de la presidenta empezaron a presionar de nuevo para que Javier de Andrés, diputado general de Álava, ocupase la vacante.

El escenario se abrió del todo en la noche del martes cuando Uriarte, rodeado de fuertes presiones internas, comunicó a Quiroga que en un principio el cargo le hizo mucha ilusión, pero que se lo había pensado mejor. Las fuentes conocedoras de este proceso subrayan que esgrimió motivos de incompatibilidad con su cargo de concejal. Al aceptarlos, la opción de De Andrés, también se desdibuja puesto que Vizcaya, el territorio más enfrentado a Álava, podría alegar que si ser concejal es incompatible con ser número dos del PP, también lo es ser diputado general.

Cerrar un nombre fue imposible el miércoles. Quiroga se reunió por la tarde con los presidentes provinciales. Pidió un nombre a Alonso, pero éste le replicó que propusiese ella. Y nada se avanzó. Cero nombres. Acto seguido tocó Junta Directiva Regional. Duró 15 minutos, los que llevó aprobar el reglamento del 14 Congreso. En un gesto que no pocos definieron "de orgullo" la presidenta no dirigió una sola palabra respecto a la polémica a los miembros de este órgano. 

Los fieles a Quiroga critican el "egoísmo y la escasa altura de miras" de los alaveses. Las mismas acusaciones que hacen desde el sector opuesto.

Rajoy y Cospedal clausuran el congreso el sábado. El mejor reflejo de hasta qué punto Quiroga goza de los apoyos de sus militantes será la votación. El sistema será asambleario y el PP de Álava se ha movilizado mucho para acudir.

Antecedentes

Desde marzo de 2008, cuando María San Gil abandonó el PP vasco por discrepancias con Mariano Rajoy sobre la ponencia de estatutos que sería debatida en el congreso nacional, ha llovido mucho en la formación en Euskadi. A día hoy, el partido que dejó San Gil ha tenido dos presidentes: Basagoiti y Quiroga. Ambos integran lo que en su día se bautizó como "el nuevo PP" o "el PP de la política pop", un grupo, muchos de ellos amigos, que se conocieron en la época en la que militaban en las Nuevas Generaciones (NN GG) del partido presidido por Mariano Rajoy.

Dentro de este nuevo PP, también integrado por Alonso y Sémper, Oyarzábal tuvo siempre un papel clave como responsable de las campañas electorales celebradas en Euskadi. La de 2009 fue la más dulce. El primer año que Basagoiti se enfrentó a las urnas logró 13 escaños, los suficientes para servir al PSE de llave para expulsar a los nacionalistas de Ajuria Enea. Toda una inyección de ánimo para un equipo fuertemente cuestionado por el ala dura del PP y por antiguos dirigentes vascos como Jaime Mayor Oreja. Éste último, nunca llegó a participar en ningún acto campaña de Basagoiti.

Los siguientes comicios, celebrados en 2012, el PP vasco perdió tres diputados. Pese al jarro de agua fría, Basagoiti decidió continuar al frente del partido para no generar una crisis justo después de las elecciones. Pero llevaba tiempo queriéndolo dejar. El pasado mayo, tras garantizarse una sucesión ordenada en la persona de Arantza Quiroga, dio el salto y se marchó a México con su mujer y sus dos hijas. Le esperaba un trabajo en el banco Santander.

"Podríamos haber apostado por otros"

Mucho de lo que está pasando estos días en el PP de Euskadi viene de aquellas fechas, de hace casi un año. Cuentan quienes no comparten que Quiroga arrebate la secretaría general a Oyarzábal que la presidenta está donde está porque todos le dieron su apoyo. "Podríamos haber apostado por otro y aceptamos la propuesta de Basagoiti porque confiamos en ella y creíamos que era la mejor", subraya una de las fuentes consultadas.

La elección del número dos de Quiroga pone al PP vasco en un callejón sin salida

Los dirigentes consultados subrayan que desde que Quiroga llegó a la presidencia del PP vasco propuesta por Basagoiti el partido ha funcionado como una piña a la hora de pedir a la dirección nacional un congreso para que ésta fuese ratificada por todos los militantes.

Lo que se daba por hecho es que el tándem iba a ser el mismo: ella y Oyarzábal. "Si se nos llega a decir que el equipo va a ser otro, a lo mejor las cosas habrían sido diferentes", señala un militante.

A la hora de señalar los motivos, en el partido se ha dicho de todo: equilibrar cuotas territoriales, falta de confianza, miedo a tener a un número dos más progresista –Quiroga es miembro del Opus Dei–, búsqueda de nuevas caras... Pero lo que Quiroga ha comentado a sus compañeros es que pretende innovar, buscar otra persona que se identifique con esta nueva etapa que exige cambios para "ubicar al PP vasco en una posición muy clara de poder alternativo al nacionalismo". Esto no significa, cuentan en su entorno, que Oyarzábal fuese a quedar fuera del equipo.

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