Crisis del coronavirus

La promesa estrella de Ayuso se diluye: ni se van a hacer un millón de test de antígenos ni tampoco en una semana

Asociaciones de vecinos protestan frente al centro de salud Ángela Uriarte en favor de la Sanidad Pública y contra los confinamientos selectivos, en el barrio de Puente de Vallecas, este jueves en Madrid.

No serán un millón de test. Ni tampoco se harán en siete días. Una semana después de que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunciase la realización de forma inminente de un cribado masivo con test de antígenos en las 37 zonas básicas de salud confinados, su promesa ha terminado diluyéndose como un azucarillo. Al final no se harán ni la mitad de las pruebas que el Ejecutivo regional prometió. De hecho, ni siquiera se cubrirá a toda la población que reside en esas áreas. Y los plazos no serán como los que la líder del Gobierno madrileño había puesto sobre la mesa. Aunque fijó esta misma semana, ni siquiera todavía está acordado con las administraciones locales de las áreas afectadas el operativo que se llevará a cabo para realizar las pruebas. Tampoco las autoridades sanitarias se han puesto en contacto aún con los vecinos de las zonas afectadas, tal y como aseguran a infoLibre residentes de cuatro de las áreas confinadas. Otra medida que, a punto de anunciarse nuevas restricciones, no se cumplirá en tiempo y forma. Como ha pasado con otras tantas durante toda la crisis sanitaria.

Ayuso no llevaba ni diez minutos de comparecencia el pasado viernes cuando puso sobre la mesa la realización de pruebas masivas. Una de sus promesas estrella en una situación crítica. Es algo que ya se ha hecho en alguna ocasión en las últimas semanas en suelo madrileño. Sólo hay que recordar el cribado realizado entre los profesores nada más dar comienzo el mes de septiembre, con las polémicas aglomeraciones que se formaron por la falta de previsión. Pero ahora el objetivo de esta “estrategia de diagnóstico” era mucho más ambicioso. Se iba a hacer un millón de pruebas a fin de saber “quién está contagiado”. Pero ya el anuncio dejaba alguna que otra duda sobre si está cifra era la real o si se estaba redondeando bastante al alza. “Vamos a realizar un millón de test, concretamente, sumando a todas estas personas, estamos hablando de 858.193. Y a todas ellas nos gustaría realizarles estos nuevos antígenos que hemos comprado en la Comunidad de Madrid”, señaló Ayuso. Como la presidenta regional, también el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, insistió en esta cifra redonda: “Millón de test orientado a todos los madrileños de estas zonas básicas de salud”.

Mensajes dudosos se lanzaron también en relación con el momento en el que daría comienzo la campaña. Ayuso lo tenía clarísimo. “Durante un periodo muy breve de tiempo, durante la próxima semana”. Todo el mundo entendió que las pruebas se iniciarían nada más activarse los confinamientos. También los periodistas. “¿Cómo se va a llevar a cabo esa operativa de un millón de test en la próxima semana?”, preguntaba uno de ellos. Ninguno de los presentes le corrigió. Ni Ayuso, que afirmó que “la intención es ahora hablar con todos estos vecinos para que se sometan a los test”, ni tampoco el consejero de Sanidad, que en su respuesta no puso sobre la mesa el momento exacto en el que comenzaría la realización de las pruebas. Es más, de su intervención se desprendieron todavía más incógnitas que certezas. “Lo que pretendemos con esa operativa que se irá valorando en cada una de las zonas básicas y en cada uno de los ayuntamientos, establecerlo en un espacio de tiempo que aproximadamente podrá durar una semana y a partir de ahí se pondrá en marcha con un dispositivo, a modo de los que hicimos con los test aleatorios que hicimos en varios distritos de Madrid y de otros municipios”, dijo textualmente.

De nuevo, interrogantes. ¿Al final arrancaban la próxima semana o lo que quería decir realmente Ayuso, pero liándose al final, era que la campaña de pruebas duraría siete días? Pues parece que ni una cosa ni la otra. Cuando está a punto de cumplirse el plazo de tiempo que puso la presidenta madrileña, aún no ha comenzado en ninguna de las áreas. Ni siquiera, como aseguró la líder del Ejecutivo regional, se ha hablado con “todos estos vecinos” afectados para someterse a las pruebas, tal y como señalan a este diario residentes de las zonas básicas de salud de Francia, Alcalá de Guadaira, El Espinillo y Guayaba. Y parece que todavía habrá que esperar. Este miércoles en rueda de prensa, la directora general de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, Elena Andradas, señaló que todavía se estaban “definiendo los espacios y los equipos” para poder comenzar en cuanto esté acordada “la operativa” con las diferentes entidades locales. “Con el municipio con el que más avanzado tenemos la propuesta, pero que todavía queda un tiempo para poder definirla en su totalidad, es Madrid”, dijo.

Durante esa misma comparecencia, el viceconsejero de Salud Pública y Plan Covid-19, Antonio Zapatero, también corrigió con sus palabras tanto el mensaje de Ruiz Escudero sobre los plazos como el de Ayuso sobre el número de test. Ya no estaba previsto que se realizaran un millón de pruebas. Ni siquiera 858.193. Ahora eran muchas menos. Teniendo en cuenta, explicó Zapatero, que entre un 20% y un 25% de los ciudadanos de esas áreas “ya tienen una PCR positiva”, y que siempre hay gente que se escapa cuando se lleva a cabo una acción de estas características, “estamos calculando que probablemente haya que hacer test a una población en torno a los 520.000 ciudadanos”. Pero cuando dio las cifras, la promesa de Ayuso se desinfló todavía más. Habló de 13.200 por zona básica de salud, por lo que el dato sobre el total de las áreas confinadas sería realmente de 488.400. Y se realizarán, a diferencia de los que dijo el consejero de Sanidad, en el plazo de dos semanas. “Distribuidos en 14 días y en dos turnos”, dijo sobre la idea que tienen en mente. Alrededor de un millar de pruebas en cada una de las áreas por jornada, deslizó.

¿Una estrategia adecuada?

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El plan de actuación, según detalló en líneas generales la directora general de Salud Pública, será simultáneo en los 37 lugares confinados. Pero se hará dando prioridad “a las secciones censales” en las que se sabe “que se está produciendo una mayor transmisión de la enfermedad”. El cribado se hará recurriendo a las pruebas de antígenos, de las que la Comunidad de Madrid ya tiene un stock de cinco millonesstock. Al igual que los test rápidos de anticuerpos, se trata de pequeñas láminas rectangulares de plástico. Sin embargo, no funcionan a través de una muestra de sangre tras un pinchazo en el dedo, sino que del mismo modo que la PCR se recoge exudado nasofaríngeo del paciente. Pero en el caso de este tipo de pruebas el resultado se obtiene en cuestión de pocos minutos. “Cada test de antígeno cuesta menos de 5 euros y se hace junto al paciente, sin requerir ningún instrumental de laboratorio. Todo ventajas”, señalaba en un artículo reciente publicado en The Conversation el experto en enfermedades infecciosas Vicente Soriano. “Va a cambiar el paradigma de diagnóstico”, sostuvo Zapatero en rueda de prensa.

Algunas otras comunidades ya se han aventurado a hacer compras masivas de este tipo de pruebas. Todas ellas a la farmacéutica estadounidense Abbott. A la Comunidad de Madrid, que compró dos millones, le siguió la Junta de Andalucía con la adquisición de un millón. “La especificidad es tan elevada que evitaría hacer PCR en caso de que este test diera positivo y solo se realizarían PCR a aquellos casos que con sintomatología dieran negativo en el test de antígenos”, sostuvo entonces el consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre. También Aragón anunció a comienzos de mes la compra de 100.000 de estas pruebas, pero en este caso aseguraron que sólo se realizarán a pacientes con síntomas. En cuanto a la eficacia de este test de Abott, un informe preliminar del Instituto de Salud Carlos III del pasado 14 de septiembre llega a tres conclusiones. La primera, que es una “técnica fiable” con sensibilidad superior al 93% y especificidad superior al 99%. La segunda, que la sensibilidad es “mayor” en pacientes que llevan menos de cinco días de evolución desde el inicio de síntomas. Y por último, que en pacientes asintomáticos “la fiabilidad parece comparable”.

Aunque hasta el propio director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, cree que pueden ser muy útiles “para realizar cribados masivos”, si bien combinándolo con pruebas PCR para aquellos que den positivo, no todos los especialistas aplauden la estrategia madrileña. La Asociación Madrileña de Salud Pública (Amasap) considera que “puede resultar contraproducente”, además de suponer un “dispendio económico”. “Con prevalencias bajas de infección, los falsos positivos […] se contarán por millares, y tampoco será desdeñable el número de falsos negativos”, sostienen. En este sentido, recuerdan que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos los ha autorizado para casos sospechosos con síntomas, “no para asintomáticos ni para estudios de cribado en población en general”. Tampoco la OMS, en un documento publicado hace un par de semanas, recomienda su uso “en individuos sin síntomas” a no ser que haya tenido contacto estrecho con un caso confirmado.

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