UNIÓN EUROPEA
Quo vadis, Europa: reflexiones sobre el futuro de la UE en el nuevo tablero geopolítico

El mundo ha cambiado. Por completo. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha supuesto un manotazo en el tablero geopolítico en un momento en el que las autocracias ganan terreno con Rusia atacando a Ucrania. Un escenario multipolar en el que China está jugando ya sus cartas y en el que todo el sistema está en juego, con conflictos de fondo como el genocidio que Israel perpetra en Gaza desde hace un año y medio.
¿Y Europa? La Unión vive uno de sus momentos más convulsos, con una guerra comercial por parte de la Administración estadounidense y un cuestionamiento propio de los valores democráticos europeos, además de conceptos enraizados como la diversidad y la igualdad, que de pronto entran en liza. Pero no solo por la situación externa, sino por las propias amenazas internas, con un Parlamento con la mayor presencia histórica de ultras y con el acercamiento de los conservadores a posiciones de extrema derecha. Corrimiento de tierras que se evidencia en asuntos como el alejamiento del pacto verde o con una política migratoria mucho más dura, como se ve en la aplicación del pacto de asilo.
A lo largo de todo este fin de semana en España se están produciendo manifestaciones con motivo del Día de Europa, inspiradas en la multitudinaria concentración de Roma del pasado 15 de marzo, para reivindicar la UE como un espacio de Estado de derecho, de Estado del bienestar, de defensa de la sanidad y la educación, de apoyo a un orden multilateral basado en reglas justas, y a la vez de denunciar las crecientes olas de machismo, racismo y lgtbifobia. Cinco grandes voces españolas conocedoras de los pasillos europeos analizan en estas líneas lo que está pasando y por dónde puede pasar el futuro.
"De la mano de ciudadanos comprometidos"
Joaquín Almunia, exvicepresidente de la Comisión Europea, pone sobre la mesa: “Europa ya lleva años reflexionando sobre cómo aumentar su peso y relevancia internacional ante las dos grandes potencias. La guerra de Ucrania y el conflicto en Gaza han acelerado todavía más la necesidad de un análisis en profundidad, que incluya lo que está en los informes de Draghi y de Letta. Pero, además, ha llegado la elección de Trump y descubrir que nos considera sus máximos adversarios. Le interesa una UE dividida e ineficaz. Esto nos obliga a actualizar nuestro diseño estratégico”.
La llegada de Trump, sostiene, ha sido una “llamada de atención” de que en el diseño estratégico de la Unión se tiene que incluir la seguridad entre las prioridades, porque “la OTAN ya no es lo que era y puede dejar de existir el paraguas americano”. “Pedirle a la UE que escriba el nuevo manual en dos días no me parece sensato, pero lo que se solicita, como se está diciendo en las manifestaciones, es que se redacte de la mano de los ciudadanos, que tienen que estar comprometidos con esa dimensión”, explica.
Para el exministro de Trabajo, no se trata de una cuestión de izquierdas o de derechas, sino de aumentar la autonomía de Europa y su capacidad de decisión, además de reducir las dependencias. Al hilo, proclama: “Queremos que Europa esté a la altura de las circunstancias y que no haga política de avestruz”. “No es que pueda o no, es que Europa debe fortalecerse”, agrega, a lo que añade la necesidad de reducir dependencias en campos como las finanzas y las tecnologías. Resume: “Se trata de que podamos decidir a través de las instituciones europeas y comunitarias sobre nuestro futuro con nuestras prioridades e intereses y que no tengan que venir un norteamericano, un ruso o un chino a decirnos qué debemos hacer”.
"Para sobrevivir: autonomía estratégica"
La exministra de Asuntos Exteriores Arancha González Laya ofrece su visión: “Estamos en una encrucijada como no habíamos vivido hasta ahora en nuestra historia. Primero: ha vuelto la guerra a Europa y nosotros nos construimos para dar una respuesta de paz. Segundo: nuestro aliado tradicional, Estados Unidos, nos ve como un rival al que combatir. Y tercero: el modelo que representamos es la antítesis del sistema prevalente, nosotros somos el antídoto del nacionalismo. Vamos a contracorriente del mundo”.
“Para que nuestro modelo sobreviva tenemos que ser capaces de poner en marcha y desplegar una autonomía estratégica, si no está en riesgo la propia existencia del sistema europeo”, remacha la también decana de la Paris School of International Affairs (PSIA) del Sciences Po.
La UE vive sus propias convulsiones. Por un lado, analiza, está el debate dentro de los europeístas sobre el equilibrio entre políticas de sostenibilidad, competitividad y seguridad. A lo que apostilla: “Y otra cuestión es que dentro de la Unión hay fuerzas que antes pedían salir del club, pero al ver que es muy caro hacerlo o que sus ciudadanos no los apoyarían, tratan de que la UE implosione desde dentro”.
Para la exministra de Asuntos Exteriores y Cooperación, la UE debe ponerse la pilas “en generar una autonomía estratégica, que pasa por profundizar en el mercado único eliminando fragmentaciones en cuestiones como energía, capitales y tecnología". "También en la seguridad y en la defensa. Y hay que defender la democracia, que está sometida hoy a una gran tensión. Hay muchos nacionalistas reivindicando que las democracias son más débiles que las autocracias”, declara.
Respecto al tablero general, González Laya apuesta por tener una “buena relación” con Estados Unidos: “No es de interés ser antagonistas de Washington, pero tenemos que ser muy lúcidos porque no nos ven como aliados. Pero nosotros a lo nuestro. Y necesitamos construir una relación funcional con China porque es un actor sistémico en la economía, en las finanzas y en la emisión de CO2. Y tiene que responder a nuestros intereses".
A pesar de estos vaivenes, González Laya dice que el apoyo de los ciudadanos a la UE está en sus cotas más altas. En el último Eurobarómetro se refleja que el 66% de la población quiere que la UE juegue un papel más relevante en su protección frente a crisis globales y riesgos de seguridad, y el 74% afirma que su país ha salido beneficiado por ser miembro del club europeo. “Lo dicen los ciudadanos y es el resultado más alto en los últimos 42 años. La gente está sintiendo que es el momento de que algo está cambiando y de que es el momento de expresarse”, concluye.
"Hay que pensar más en lo bueno que en lo malo"
Se zambulle en el proceloso mundo de la UE la exeurodiputada María Eugenia Rodríguez Palop: “La Europa de hoy es peor que la que me tocó vivir en el anterior Parlamento. Por razones obvias: es una Europa menos verde y ha optado por un modelo energético cuestionable al incluir la energía nuclear como una verde. Es una Europa menos social, ya no hay un comisario dedicado al empleo. Se mira menos a los sindicatos. Además, es una Unión menos feminista”.
“La pandemia nos hizo mejores y la guerra de Ucrania, peores”, añade la profesora de Derechos Humanos y Filosofía de la Universidad Carlos III de Madrid, que también critica el pacto migratorio, “que se ha recrudecido”, y la apuesta del rearme: “Es cierto que si la OTAN no responde, necesitamos un Ejército propio. Pero la seguridad no se remite solo a las armas, sino que también tiene que ver con la energía, la sostenibilidad y los equilibrios demográficos”.
Va más allá: “Asumiendo este punto crítico, soy una gran defensora sin paliativos del proyecto europeo. La respuesta no es ser eurófoba o euroescéptica. Hay que seguir trabajando desde Europa para mejorar Europa y que sea más democrática, plural, social y pacífica”. “Tenemos que apostar por infraestructuras comunes y compartimos también aprendizajes y una filosofía favorable a los derechos humanos”, reitera, para zanjar: “Tenemos miedos y riesgos, pero también bienes comunes. Hay que pensar más en lo bueno que en lo malo”.
En relación a la geopolítica, Rodríguez Palop analiza: “Los vientos no juegan a favor de la UE. No dejamos de ser una región muy pequeña y excesivamente diversa, por lo tanto lenta en un mundo que es cada vez más homogéneo y donde la democracia está siendo sustituida por autocracias. Europa juega la partida con peores cartas. Se trata de resistir. Pero también nos necesita EEUU, por más que quiere subyugarnos. Tenemos que ponernos en valor”. “También hay que tener una diplomacia que rompa en cierto modo las tendencias. Tenemos que aproximarnos a China también. Europa tiene habilidad y tampoco sabemos cómo va a acabar Trump”, redondea.
"Europa debe jugar un papel diametralmente opuesto"
Manu Pineda, exeurodiputado y responsable de Solidaridad Internacional de Izquierda Unida, considera: “Europa debería jugar un papel diametralmente opuesto al que está desarrollando, ya que donde más se está extendiendo la metástasis del fascismo es en Europa, porque la gente no percibe lo que hace la UE y está apoyando discursos opuestos, aunque vayan en contra de sus intereses. Se da la paradoja de que los trabajadores que se sienten perjudicados por el sistema están votando a opciones que son todavía más perjudiciales”.
“En el ámbito de las guerras, Europa ha renunciado a jugar el papel de árbitro catalizador para la vía diplomática. Cuando empezó la guerra en Ucrania, Josep Borrell me dijo, en cambio, que las guerras se ganan con armas en el terreno. Y no era la versión más derechista de la UE… Además, en el caso de Palestina, la UE está apoyando de forma vergonzante a Israel. El papel de la Unión es lamentable. Se han aprobado ahora 800.000 millones para armamento, el doble que se invirtió durante la pandemia. El 65% de eso irá a la industria armamentística estadounidense, porque Europa no tiene capacidad para fabricar. La UE ha renunciado a ser un sujeto político en el ámbito de las relaciones internacionales. Y con Trump es como los gatos: por la mañana se pelean y por la noche duermen juntos”, ahonda.
¿Por dónde debería ir la UE? “Si lo que vamos a destinar a armamentos, lo presupuestamos para unos servicios públicos de calidad en sanidad, educación, vivienda y pensiones, nos iría mucho mejor a todos, y sobre todo a las capas más vulnerables. La UE tendría que potenciar la resolución no bélica de los conflictos junto a la ONU y la OSCE. Estamos en manos de gente irresponsable”, contesta Pineda.
"Uno de los momentos más peligrosos"
Una de las españolas que mejor conoce los pasillos internacionales es Cristina Gallach, que ha tenido altos puestos en la ONU y en la OTAN, además de haber sido la Comisionada del Gobierno para la Agenda 2030 y Secretaria de Estado de Asuntos Exteriores. Y dice claramente: “Europa está en uno de los momentos más peligrosos de su existencia. Está siendo atacada desde fuera, principalmente desde Estados Unidos, que era el aliado tradicional. Además, están las guerras de Ucrania y de Gaza. Tercero: se están poniendo en cuestión los fundamentos de Europa como la solidaridad, la igualdad y el Estado de derecho”.
“Además, hay fuerzas dentro de Europa que no ayudan, sino que debilitan. El movimiento MAGA trasciende fronteras. No me gusta ser pesimista, así que veo un paso muy importante en estas manifestaciones. Los europeos nos estamos dando cuenta de la dificultad y somos más conscientes que nunca de que la UE requiere del esfuerzo de todos. Nos quieren presentar una Europa débil, pero es más fuerte de lo que piensan”, dice.
Todo ello en una Europa de 2025 diferente a la de 2019, subraya Gallach, ya que la actual legislatura no es tan verde ni feminista: “Ahora se ha movido por las fuerzas de extrema derecha y también de derechas. Mandan mensajes de que se puede resolver todo rápidamente con agendas distintas”. “Pero hay que repetir: los grandes problemas del momento se resolverán en un marco europeo que vuelva a la centralidad”, puntualiza. Las vías para mejorar la UE, en su opinión, también pasan por dar más fuerza a la Comisión Europea, pero, que a su vez esté "muy a la escucha de los Estados miembros".