Feijóo ya construyó una "realidad alternativa" en un agosto de hace veinte años como critica ahora el PNV

Feijóo, en una comparecencia ante la prensa durante su etapa como conselleiro, sobre un fragmento del comunicado emitido por la Xunta en agosto de 2003 con sus consideraciones sobre el Plan Galicia.

David Lombao / Praza.gal

Este mes de agosto de 2023 está siendo más conflictivo y complejo que los de la década y media anterior para Alberto Núñez Feijóo. A pesar de la fuerte subida que permitió al PP volver el 23J a la representación parlamentaria en la que le había dejado Mariano Rajoy, todo apunta a que sólo una sorpresa monumental en la postura del independentismo catalán o alguna operación de transfuguismo permitirían al ahora líder del PP ser investido como nuevo presidente del Gobierno de España en sustitución de Pedro Sánchez.

Con este panorama, Feijóo ha alternado en los últimos días sus vacaciones en Galicia con unas apariciones públicas en las que, por protocolo, compañía y forma, emuló su tiempo como jefe del Gobierno gallego al tiempo que ha alimentado sus propias expectativas de investidura apelando indirectamente, por ejemplo, a que el PNV reconsidere su "no". Los nacionalistas vascos, en cualquier caso, ya le han instado a abandonar sus intentos de "construir una realidad alternativa".

Este no es, al fin y al cabo, el primer agosto en el que Feijóo sostiene lo que los jeltzales denominan "realidad alternativa". Es posible encontrar otro ejemplo en otro mes de agosto de hace veinte años, cuando el ahora líder popular acumulaba ya una década de puesto públicos y que, tras ocho años siendo un alto cargo en los gobiernos de José María Aznar, fuera enviado de vuelta a Galicia en plena crisis tras el hundimiento del Prestige para sustituir en la Consellería de Política Territorial al defenestrado Xosé Cuíña.

Entre las tareas que le habían sido encomendadas a Feijóo en ese puesto de conselleiro en el Gobierno de Fraga —apenas un año después sería ascendido a vicepresidente primero— destacaba la defensa y venta política del Plan Galicia, el programa de infraestructuras que los Ejecutivos de Galicia y España, ambos en manos del PP, habían anunciado como compensación por la crisis del Prestige. Lo hizo, por ejemplo, en una entrevista concedida a la Cadena Ser el 10 de agosto de 2003, cuyas cuestiones más destacadas transcribió la Xunta para el resto de medios en un amplio comunicado.

Entre las principales tesis que sostuvo Feijóo aquel agosto destacaba que, a su juicio, los grupos de izquierda que componían la oposición en el Parlamento —como ahora, BNG y PSOE— ya estaban convencidos de las bondades del Plan Galicia. Nacionalistas y socialistas habían exigido la creación de una comisión de seguimiento en el Parlamento gallego para fiscalizar el cumplimiento de las promesas incluidas en el plan, lo que para Feijóo era "una prueba evidente de que han mejorado su planteamiento del tema y de que ya creen que este conjunto de acciones es una realidad, después de haberlo calificarlo como instrumento electoral". "Tras las críticas electorales, la oposición ya cree en el Plan Galicia", afirmó.

Junto a estas afirmaciones, Feijóo aseguró también que el Plan Galicia no era "sólo una respuesta a los efectos provocados" por el Prestige, sino que suponía "solventar definitivamente la falta de infraestructuras" en la comunidad con "cerca mil kilómetros de líneas de alta velocidad y casi mil kilómetros en materia de autovías, carreteras, vías rápidas, corredores y otras actuaciones". En este sentido, dio como seguro un calendario que implicaba, por ejemplo, la "finalización del Eje Atlántico de Alta Velocidad " en 2007 o "conectar Galicia con la Meseta mediante este tipo de vías ferroviaria" en el "horizonte de 2010".

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En realidad, el Eje Atlántico de Alta Velocidad no se completó hasta 2015 y la conexión con la Meseta llegó en 2021 a través de un trazado provisional a la altura de Ourense , donde continúan las obras en la variante de Taboadela. En los lustros posteriores, primero como líder de la oposición y después como presidente de la Xunta, Feijóo culpó de estas alteraciones al PSOE y al BNG en un contexto en el que no sólo el Estado aparcó infraestructuras tras el hundimiento del Prestigesino que tampoco la Xunta no completó a día de hoy varias de las comprometidas en aquel momento por el actual líder del PP como conselleiro.

En aquella intervención, de la que se cumple ahora veinte años, Feijóo también expresó su "creencia" de que, solo un año después del naufragio, "el pueblo gallego" ya tenía "superada psicológicamente la catástrofe provocada por el Prestige". "La población está harta de protestar durante mucho tiempo sin ofrecer soluciones", teorizó, antes de concluir que "la ciudadanía y la gente de buena fe constataron la importancia de ponerse a trabajar para paliar los efectos ocasionados por los vertidos del buque, lo que ayudó a normalizar la situación".

Aquí puedes leer el texto original en gallego.

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