XIX Congreso Nacional del PP

Los reproches sobre corrupción y la batalla de ideas afloran en la disputa entre Santamaría y Casado

Reunión de la Comisión Organizadora del Congreso del PP celebrada el lunes 9 de julio.

"En política todo es posible", repiten estos días en el Partido Popular. Pero si nos atenemos a los gestos y a las declaraciones de los candidatos a suceder a Mariano Rajoy en el congreso que se celebrará los días 20 y 21 de este mes en Madrid, va a ser muy difícil que los compromisarios voten una lista conjunta en el cónclave, tal y como piden un importante número de barones. 

Los poco más de 1.500 votos de diferencia entre Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado y el respeto escrupuloso a las normas, lo que implica que la solución definitiva llegue en la segunda vuelta, son los principales argumentos de los fieles al exvicesecretario de Comunicación del PP para continuar dando la batalla. Mientras, la exvicepresidenta sigue insistiendo en la necesidad de mantener unido al partido y mostrando su voluntad de integrar a miembros de otras candidaturas en su futuro equipo. Hay una reunión pendiente entre ambos para aclarar posturas cara a cara. Pero mientras llega, la nota dominante es la tensión. Este lunes el foco ha estado puesto en los reproches sobre corrupción y en el "debate sobre las ideas".

Casado sigue insistiendo en la necesidad de un debate con su rival para "confrontar ideas", algo que preocupa en amplios sectores del partido, que temen que más que beneficiar a un candidato concreto acabe perjudicando al partido en bloque. Pero lo que más ha revuelto a muchos de sus compañeros es que "ahora reniegue" de muchas de las decisiones tomadas por el Gobierno de Mariano Rajoy cuando él las defendió, en numerosas ocasiones, ante la prensa en su calidad de portavoz del PP. "El fin último es poner el foco en Santamaría, que era la mano derecha de ese Gobierno", analiza un parlamentario que califica la actitud de Casado de "oportunista".

"El pasado de Santamaría está con Rajoy, como el suyo que también se le puede considerar miembro del 'aparato' del partido por su pertenencia al Comité de Dirección. Pero su pasado también está junto a Esperanza Aguirre, que dejó la política por los escándalos de corrupción que se desarrollaron cuando ella mandaba", añade la misma fuente.

En los últimos días, Aguirre no ha ocultado su preferencia por Casado. Este mismo lunes, en una entrevista en Onda Cero dijo no poder definir ideológicamente a la rival del que fuera uno de los presidentes de las Nuevas Generaciones del PP bajo su mandato: "Yo no sé cuál es la ideología de Sáenz de Santamaría. A lo mejor en el debate nos vamos a enterar. Si hay un debate pues ella nos lo dirá". 

"Más que ayudar, tener a la expresidenta de Madrid de tu lado resta si tenemos en cuenta que dejó la política en plena ebullición de los escándalos de corrupción protagonizados por quienes fueron sus hombres de confianza", señala un dirigente regional.

En el equipo de Casado ven "nerviosismo" en el de Santamaría e insisten en que hablarán "de todo" con su rival, pero que la unión en una candidatura no es una opción. "Hay miedo porque nos ven muy fuertes. Es un argumento infantil ofrecer al otro una especie de empate porque le vean fuerte. Hay unos estatutos y hay que cumplir esos estatutos", relata uno de sus fieles.

La hegemonía del centroderecha

Casado se presentó a este congreso con, entre otros objetivos, recuperar a los votantes que han pasado del PP a partidos como Ciudadanos o Vox. "Lo que tenemos que hacer es recuperar la hegemonía del centro derecha. El frentismo no gusta nada. Por cada voto que ganemos por la derecha más conservadora, perderemos una decena por el centro. Hay que tener cuidado con qué partido queremos", considera un miembro del Comité Ejecutivo Nacional.

Los partidarios de Casado defienden que la prueba de que sus ideas están vigentes es el resultado del pasado jueves, el haber sido el segundo más votado de un total de seis y a una distancia muy reducida de la ganadora. Rechazan, además, que su proyecto vaya a suponer una especie de resurrección del aznarismo o del aguirrismo. Pero añaden que ellos no reniegan de la historia del PP.

En este contexto, muchos de los que vivieron el XVI Congreso Nacional del PP, celebrado en junio de 2008 en Valencia, consideran que "el aznarismo y el aguirrismo quieren ganar lo que no pudieron en aquel momento"aznarismoaguirrismo , en alusión a cómo Rajoy restó poder a los fieles a la expresidenta madrileña en la estructura del partido después de una dura etapa precongresual, en la que se cuestionó con insistencia su capacidad para liderar el partido. 

"La gente no quiere que se repitan las divisiones de 2008, por eso piden que se hagan esfuerzos para una candidatura única. No podemos retroceder diez años. No tiene sentido que sectores del partido quieran ahora ganar lo que perdieron en 2008", valora un barón regional en conversación con infoLibre. 

El debate se enfría

Si nada cambia en los próximos días, no habrá debate entre Santamaría y Casado. En la cúpula del PP no son demasiado partidarios y, aunque Santamaría no lo rechaza abiertamente, lo cierto es que tampoco lo reclama con insistencia como Casado. En la candidatura de la exvicepresidenta del Gobierno rechazan que esta idea les preocupe y recuerdan que ella "ya ha debatido con más gente" y en contextos más difíciles. "Su preocupación es el diálogo para buscar un acuerdo más que confrontar", concluyen. buscar un acuerdo

A ojos del equipo de la ex mano derecha de Rajoy en el Gobierno, este cónclave no puede plantearse "para hacer un PP nuevo, sino mejor", "no más pequeño, sino más grande". En este sentido, recuerdan, que este congreso, de carácter extraordinario, no conlleva el debate de ponencias ideológicas como ocurre en los ordinarios.

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Buenas sensaciones

En ambos equipos se ven ganadores. En el de Casado se muestran convencidos de que van a conseguir atraer gran parte del voto de María Dolores de Cospedal y que ello les haría quedar por encima de Santamaría. Mientras, sus rivales definen su posición como "tremendamente optimista" y niegan que ese trasvase de votos vaya a ser tan directo. Por citar un ejemplo, mencionan el caso de Madrid.

Ahora son 3.184 afiliados del PP, los compromisarios, los que tienen en su mano la decisión. Las conversaciones con estos delegados y con personas con capacidad de liderazgo ante estos compromisarios son constantes en las dos candidaturas.

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