Sánchez ensaya la Presidencia europea: más unión de los 27 frente a la agitación electoral española

Robert Golob recibe a Pedro Sánchez, durante su visita al castillo de Brdo, Eslovenia.

36 horas de vértigo. Pedro Sánchez hizo el primer ensayo para la Presidencia de la UE con una minigira con tres paradas: Austria, Croacia y Eslovenia. Con la idea de escuchar a sus homólogos, pero que, en la práctica, se convirtió también en un trabajo de fondo ya tocando los temas de lleno en privado. Y sabiendo que todo esto lo tendrá que hacer en un hipervitaminado ciclo electoral en España.

España acogerá durante el segundo semestre la Presidencia rotatoria de la UE. No juega este papel desde 2010, con José Luis Rodríguez Zapatero. Pedro Sánchez aterrizó de vuelta en Torrejón el viernes por la tarde habiendo constatado varios elementos. Uno de ellos es que hay "grandes expectativas" respecto al papel de Madrid, según le confesaron en privado sus homólogos.

Se trata de uno de los grandes países de la UE y con una declarada vocación europeísta. No sólo de palabras, sino también de hechos. Y la Presidencia será poco después de las elecciones de mayo al Parlamento Europeo. Por lo tanto, los actores comunitarios entienden que es crucial para cerrar acuerdos.

Europa es una maraña de intereses, de complejidades, de puntos de vista, de circunstancias. Pero también ha crecido la sensación de que sólo la unión puede hacer salir adelante en momentos tan complicados como la pandemia o la guerra de Ucrania. Por eso, una de las ideas que recalcó Pedro Sánchez a Karl Nehammer (Austria), Andrej Plenkovic (Croacia) y Robert Golob (Eslovenia) es que hay que dejar atrás esa política de bloques (olvidar aquellas luchas, por ejemplo, entre el sur y los halcones durante la crisis financiera).

Pero esto requiere mucho trabajo diplomático, detectar cómo resolver las diferencias. Por eso Sánchez ideó estas minigiras de aquí a la Presidencia. Los países agradecen esa deferencia. Las palabras ante la prensa hablan más de conceptos y de ideas, pero en las reuniones privadas, según fuentes conocedoras, se entró de lleno en las materias, se habló francamente.

Y serán varios los temas en los que Sánchez se tendrá que afanar para que la UE consiga acercar posturas. Uno de los temas más sensibles será la migración, como pudo comprobar el presidente durante esta minigira. Con su homólogo de Austria comprobó las diferencias, en tanto que encontró mayor sintonía con el primer ministro esloveno.

Gorob es un dirigente muy experto en el tema energético. Un asunto que Sánchez quiere convertir en eje de la Presidencia, pero para ir más allá de las medidas puestas a punto para bajar el precio de la factura de la luz. Su idea es clara: hay que cambiar el sistema. "No se puede pagar a precio de caviar", lanzó durante su comparencia en Eslovenia, mientras que su homólogo asentía. Los dos van a caminar de la mano en la misma dirección.

El factor personal

En el mundo internacional hay un factor clave en la relación personal. Es algo que reconocen en La Moncloa como esencial para la Presidencia, por eso Sánchez quiere viajar a unos quince países durante estas minigiras. Llegar a la Presidencia conociendo bien a los primeros ministros, sabiendo lo que piensan. Durante este viaje contó mucho su experiencia hace años como trabajador de la ONU en Sarajevo, algo que recalcaron tanto el canciller de Austria como el primer ministro de Eslovenia. Un punto de fuerte de España en la zona: apoyo total a la entrada de Bosnia en la UE.

Toda Europa está pendiente del primer aniversario de la guerra de Ucrania. Todos compartieron la necesidad de que llegue la paz pronto y la ambición de impulsar un acuerdo diplomático, pero siempre bajo la guía de la propuesta ucraniana. Nadie quiere seguir en guerra, pero esto no puede terminar con la claudicación del país agredido, compartió Sánchez con sus colegas.

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Lo que también asumió Sánchez durante este día y medio fue que la complejidad de la Presidencias española de la UE irá de la mano de un hipervitaminado ciclo electoral y que no se podrá abstraer del minuto y resultado de la política española. Esto se pudo comprobar en la relación con la prensa, donde se tuvo que combinar el tema de la UE con la inmediatez de la realidad española, con la ley del sí es sí como gran protagonismo.

Lo que repitió en privado con la prensa en el avión y en público ante las cámaras es que la coalición no va a romper. Su idea es aguantar hasta el final de la legislatura y celebrar esa presidencia de la mano de Unidas Podemos. Queda mucho por hacer, en su opinión. Eso sí, en privado se muestra mucho más duro con sus socios, mientras que ante los focos rebaja la tensión e incluso muestra su "orgullo" por Irene Montero.

Y al final del viaje, en pleno vuelo rumbo a Madrid, la euforia se desató entre la delegación española: Bruselas anunciaba un nuevo desembolso de seis mil millones de euros. "Hemos sudado la camiseta, España es un país serio", decía una de las personas de confianza del jefe del Ejecutivo. Con una crítica: el papel del PP en Europa para torpedear esos fondos.

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