28A | Elecciones generales

Sánchez se fija como objetivo alcanzar mayoría para gobernar sin depender del independentismo

El presidente Pedro Sánchez y su homólogo catalán, Quim Torra, a la entrada de La Moncloa.

Fernando Varela

El PSOE se prepara para afrontar las últimas tres semanas antes de las elecciones con la vista puesta en un objetivo estratégico: conseguir una mayoría lo suficientemente amplia como para no tener que depender del independentismo catalán y construir así un Gobierno “fuerte” y en condiciones de dar “estabilidad” a la política española durante los próximos cuatro años. Reclamando el "voto útil" con esa perspectiva, en el entorno de Pedro Sánchez consideran que es posible atraer incluso apoyos que en la última etapa se habían desviado hacia la derecha por la cuestión catalana.

Desde que llegó a la Presidencia, tras la moción de censura de junio de 2018 que acabó con siete años de Mariano Rajoy en La Moncloa, el Gobierno se ha visto obligado a entenderse con 17 diputados independentistas: nueve de Esquerra Republicana y ocho del PDeCAT. Ambas formaciones han condicionado su respaldo a los proyectos de Pedro Sánchez a que éste a su vez aceptase negociar la convocatoria de un referéndum de autodeterminación para que fuesen los ciudadanos catalanes los que decidiesen si Cataluña sigue perteneciendo a España o se convierte en una república independiente. Su negativa a respaldar el proyecto de Presupuestos para 2019 —que sí apoyaban Unidos Podemos, el PNV y Compromís— está precisamente en el origen de la convocatoria de las elecciones anticipadas del 28 de abril.

Sánchez puede esperar, al menos como hipótesis, que después de las elecciones Esquerra acabe facilitando su investidura, aunque sea con la abstención de sus diputados. Su posición siempre ha sido más proclive a mantener abiertos los cauces de diálogoproclive con los socialistas que la de la antigua Convergència.

Pero esta vez es seguro que los diputados del PDeCAT —que pasarán a adoptar la marca Junts per Catalunya, también en el Congreso— se van a oponer a la investidura de Sánchez a menos que el PSOE se comprometa a negociar un referéndum de autodeterminación del que los socialistas no están dispuestos siquiera a sentarse a hablar. Los nuevos diputados de la antigua Convergència serán todos afines al expresident huido a Bruselas para esquivar la acción de la justicia española. Y Carles Puigdemont ya se opuso en junio a la decisión del PDeCAT de contribuir a llevar al líder del PSOE a la Moncloa sin obtener nada a cambio.

No obstante, desde el anuncio de la convocatoria de las elecciones, a mediados de febrero, la evolución de la intención de voto en las encuestas ha favorecido que el Ejecutivo empiece a abrigar la esperanza de contar, en la próxima legislatura, con una mayoría lo bastante amplia como para no depender del independentismo catalán. Fuentes de Ejecutivo consultadas por infoLibre aseguran tener datos que sitúan al PSOE con una intención de voto del 30% —en línea con lo que pronostican la mayoría de los sondeos publicados por los medios de comunicación—. El PP estaría en torno al 20%, Ciudadanos en el 16% y Unidos Podemos en el 13%. Vox se movería en el entorno del 10%.

Dos opciones

Para no depender de los independentistas, Sánchez solo tiene dos opciones. La primera es un pacto con el partido de Albert Rivera que en estos momentos resulta improbable. No sólo porque Ciudadanos afirme por activa y por pasiva que bajo ninguna circunstancia pactará con el PSOE sino porque las posiciones entre ambas formaciones en relación con la política económica (sobre todo en recortes e impuestos) y en torno a Cataluña son aparentemente insalvables. A menos, claro, que uno de los dos partidos tire a la papelera su programa electoral.

Así que en el Gobierno consideran más viable la segunda: si quiere hacer viable una mayoría que no se vea obligada a contar con el independentismo, el PSOE necesita, además de un buen resultado —de 130 a 140 escaños—, que Unidas Podemos se recupere en las encuestas. Ahora mismo le están dando en torno a 27 escaños, pero el Gobierno cree que puede estar por encima de esa cifra.

Los estudios de opinión parecen apoyar esa idea: desde que Pablo Iglesias volvió al primer plano de la política tras el descanso que se tomó para cuidar de sus hijos, y coincidiendo con el escándalo de la utilización de la policía política para desacreditarle antes de las elecciones de 2016, Unidas Podemos ha invertido la tendencia a la baja en las encuestas que venía sufriendo desde hace ocho meses. Aunque está por ver que ese cambio de consolide y, si lo hace, que no sea a costa del PSOE.

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En el escenario ideal para los socialistas, según las fuentes consultadas por infoLibre, los dos grandes partidos de la izquierda sumarían en torno a 170 escaños. En esa situación, a Sánchez le bastaría el respaldo del PNV, al que las encuestas pronostican entre cinco y seis diputados, y de Compromís, que parece estar en situación de mantener al menos un escaño, para alcanzar la cifra 'mágica' de 176 parlamentarios que hacen falta para tener mayoría absoluta.

Y si no alcanza la mayoría absoluta, Sánchez tendría la oportunidad de ser investido 48 horas después por mayoría simple: con más votos a favor que en contra, lo que abriría la puerta a que la abstención de alguna fuerza política facilitase su reelección como presidente del Gobierno para evitar una repetición de elecciones como ya ocurrió en 2016.

De ahí la apelación constante que está haciendo Sánchez a conseguir una “movilización extraordinaria” el 28 de abril. Sólo así, repiten los dirigentes del PSOE, será posible el Gobierno “fuerte” que buscan para hacer realidad la agenda social que la derecha y los independentistas impidieron en la legislatura que acaba de terminar. Un Gobierno para cuatro años construido en torno a la “estabilidad”, algo que sólo podrán conseguir, sostienen en La Moncloa, si el independentismo catalán deja de ser decisivo.

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