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Crisis del coronavirus

Las UCI no cantan victoria: cinco comunidades temen la saturación en caso de repunte a pesar de la vacuna

Personal sanitario del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander.

La transmisión del coronavirus en España parece entrar en una fase de estabilización tras la brusca caída posterior al pico de la tercera ola. Sin embargo, el Ministerio de Sanidad manifiesta preocupación por las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI): su nivel de ocupación de pacientes covid ha estado disminuyendo a un menor ritmo del que cabría esperar, por lo que los hospitales de varias comunidades pueden volver a verse comprometidas en caso de repunte. La cuarta ola, de producirse, no será tan catastrófica como la tercera, consideran los expertos: la vacuna ya ha inmunizado a las residencias y no se prevén cascadas de reuniones en interiores como en Navidad. Pero cuatro regiones vigilan con inquietud los datos: Asturias, Cataluña, Castilla y León y Madrid.

Hace una semana, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (Ccaes), Fernando Simón, advertía: Sanidad está estudiando con las comunidades la razón por la cual las UCI se están desocupando más lentamente que antes. En las comunidades que siguen en riesgo extremo en sus hospitales según el semáforo covid (por encima del 25% de pacientes con esta enfermedad), el porcentaje está descendiendo mucho más lentamente de lo que ascendió tras la subida de casos de la tercera ola. “No tiene por qué ser mal dato, pero dificulta la reducción de ocupación y ese es obviamente uno de los objetivos que nos interesan”, aseguró.

El pasado 11 de marzo, La Rioja desbancó a Madrid como la líder del ranking de porcentaje de ocupación de las UCI con pacientes covid. Ahora está en un 35,85%, que representan 19 pacientes en cuidados intensivos: la baja cifra en una comunidad con escasa población le resta margen de actuación. La comunidad registra un 33,96%, con 431 enfermos. Durante los momentos de menor transmisión del covid al término de la segunda ola, nunca llegó a bajar del 25%, siendo la única región que no consiguió superar esa frontera tras el verano. La siguen Cataluña (30,66%), Asturias (27,33%) y Castilla y León (26,69%)

Lo paradójico es que, en cierto sentido, un alto porcentaje de pacientes covid en los hospitales o un ritmo bajo a la hora de aplanar esta curva puede ser indicativo de una buena noticia. La mejora en los tratamientos consigue que pacientes que antes morían de la enfermedad ahora luchen por su vida, alargando su estancia en las Unidades de Cuidados Intensivos. “La mortalidad en las UCI ha descendido a partir de la segunda ola. Estábamos en el 40% y ahora en el 30%. Es una de las causas de que haya más supervivientes”, explica el doctor Álvaro Castellanos, vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva (Semicyuc). En general, la letalidad del SARS-CoV2 ha descendido también en la tercera ola con respecto a la segunda: en noviembre, la relación entre casos y fallecimientos rondaba el 3% y desde enero se mantiene en el 2%.

“Los pacientes que nos quedan ahora mismo son pacientes graves. Han sufrido estrés respiratorio severo, quedan con una debilidad muscular importante y cuesta bastante recuperarlos. Además, muchos han sido traqueotomizados y tenemos que esperar a cerrar esas traqueotomías”, explica. Quedan muy debilitados y suelen tener una estancia media en críticos de 30 días, muy superior a los 15 días que se registran habitualmente.

La incidencia del covid no va a seguir disminuyendo al ritmo de crucero que se registraba hace unas semanas. Los datos indican que se ha llegado al suelo de contagios al que se puede aspirar, teniendo en cuenta que la mayoría de las comunidades están eliminando restricciones a la movilidad y la actividad económica. Este martes, 10 comunidades han registrado aumentos de su IA/14 días: Andalucía, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Extremadura, Galicia, Murcia, Navarra y Euskadi. Ninguna forma parte del grupo con las UCI más comprometidas, pero la tendencia ya ha cambiado en España.

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En todo caso, la cuarta ola, de llegar, no será tan severa como la tercera: no hay a la vista un gran evento supercontagiador como la Navidad, donde las reuniones en interiores son tradición, y los desplazamientos entre provincias han sido prohibidos por el Consejo Interterritorial. Además, la mayoría de las residencias de ancianos han recibido ambas dosis de la vacuna y las comunidades avanzan a buen ritmo con grandes dependientes no institucionalizados y mayores de 80 años, mientras trabajadores de servicios esenciales se quedan a la espera tras la paralización de la inmunización con el producto de AstraZeneca.

Sin embargo, hay un sector de la población al que aún no le ha llegado su turno y que es candidato a llenar las UCI de las comunidades más tensionadas: los mayores de 65 años con comorbilidades.

“Este grupo de población es el que realmente satura las Unidades de Cuidados Intensivos, aunque también hemos tenido jóvenes. Es el que tensiona el sistema sanitario”, asegura Castellanos. No son tan mayores como para morir relativamente rápido tras el contagio, y no son tan jóvenes ni tan sanos como para pasar la enfermedad sin síntomas relevantes. Si se produce un repunte de los contagios, fruto entre otros factores de la relajación de medidas y de la prevalencia de la variante británica (en Asturias es ya la culpable del 96,4% de las infecciones y en Cataluña del 84,6%), la situación no será tan catastrófica como en meses previos: pero los hospitales pueden volver, una vez más, a pasarlo mal y a tener que hacer malabarismos para atender con garantías a todos los enfermos.

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