Vacaciones de serie

'UnREAL', la fábrica del morbo

UnREAL, fabricando morbo

Durante nueve temporadas, Sarah Gertrude Shapiro, guionista de 37 años y activista feminista, manipuló y manejó a su antojo a decenas de chicas que pasaron por el reality show estadounidense The bachelor, un programa de citas que se emite por el canal estadounidense ABC y busca emparejar a un soltero de oro. Shapiro no lo hizo motu proprio, sino que se vio forzada debido a una cláusula de su contrato con la productora Telepictures que le obligaba a trabajar en cualquiera de los productos de la compañía. “Firmé para trabajar en programa llamado High School Reunion. Simplemente rellené el contrato sin reparar en ello, pero resultó que lo que había firmado me obligaba a trabajar para ellos durante varios años. Cuando me dijeron que querían que trabajase en The bachelor dije: 'No, Dios mío, soy feminista. Os prometo que vosotros no me querréis. Voy a ser una pesadilla'. Y respondieron: 'Revisa tu contrato'”, escribió Shapiro en The Hollywood Reporter.

Para zafarse de aquella pesadilla, la guionista amenazó con suicidarse, ya que su salud mental había empeorado notablemente a causa de las presiones a las que estaba sometida. Al final consiguió desvincularse de la empresa y servirse de su angustiosa experiencia para crear UnREAL, una serie a medio camino entre la comedia negra y el drama, que ha sido una de las revelaciones de la temporada de verano. En primer lugar, porque sus dos personajes principales, Rachel Goldberg (Shiri Appleby) y Quinn King (Constance Zimmer), se han erigido como las alter ego femeninas de figuras como Don Draper o Tony Soprano, esos protagonistas moralmente reprochables pero con los que el espectador no puede evitar simpatizar.

El hecho de que sean dos mujeres las que encarnen este ambivalente papel, el de antiheroínas natas, supone un importante paso desde el punto de vista narrativo y de igualdad de género. Porque a pesar de que Rachel y Quinn sean totalmente mezquinas, pelean con todas las armas que tienen a mano para conseguir sus objetivos y romper el techo de cristal de la misógina industria hollywoodense. Por otro lado, la gran sorpresa ha sido que Lifetime, canal conocido por sus telefilmes descafeinados y sus programas ñoños para el llamado "público femenino", haga una serie de este tipo.  

Una princesa para un playboy británico playboy

UnREAL son dos programas en uno: a la vez que explora cómo se elaboran los programas de telerrealidad detrás de las cámaras, se puede ver cómo evoluciona el edulcorado Everlasting, el nombre de reality que produce el equipo de Quinn y que es una clara parodia de The bachelor (cuyo último episodio llegó a los casi 10 millones de espectadores). En esta edición, un nutrido grupo de candidatas tendrá que luchar entre sí para conseguir el amor de Adam Cromwell (Freddie Stroma), un joven y acaudalado británico que quiere mejorar su reputación tras una temporada desenfrenada que ha perjudicado su relación familiar y empresarial. La tarea de los productores es manipular a las chicas para que hagan, en la jerga de Everalasting, “buena televisión”. O sea, puro morbo televisivo.

Para ello, no dudan en utilizar su historial médico (hay concursantes bulímicas, bipolares y maltratadas por sus exparejas), aprovecharse de sus inseguridades y de su (a veces, inexplicable) ingenuidad. Entre bambalinas, Quinn, que ejerce como productora ejecutiva, ofrece bonos a sus trabajadores si éstos consiguen desnudos y llamadas al número de emergencias. Quizás inspirada por la vivencia de Shapiro, la amenaza que siempre lanzan a las concursantes tiene que ver con las cláusulas que firmaron en el contrato y que supuestamente las obliga a hacer ciertas cosas. “No hay manera de que [las participantes] sepan realmente lo que firman, a no ser que trabajen en la industria”, dijo en una entrevista Marti Noxon, co-creadora de UnREAL, y exguionista de otras series como Buffy, cazavampiros, Anatomía de Grey o Mad Men.

'Everlasting' es una parodia del programa de citas 'The bachelor'.

Se podría pensar que, tras tantos años de productos televisivos de este tipo, las chicas saben perfectamente a qué atenerse cuando deciden participar en ellos. Uno de los aspectos más interesantes de UnREAL es que muestra también el tipo de personas que son: las hay que sólo buscan un momento de gloria catódico, pero también quien se cree en serio la historia de amor de Everlasting. No en vano, como apuntó Shapiro, “el cuento de la princesa es muy potente. Nos empiezan a inculcar cuando somos niñas esa idea de que si eres lo suficientemente guapa y delgada entonces todo va a estar bien y alguien nos salvará y solucionará nuestros problemas”.

De todas formas, una vez dentro, por muy estrategas que sean las chicas, están completamente a merced de la maquiavélica mente del equipo de producción, que diseña la narrativa del programa desde la sala de control. A esto hay que sumarle lo alienante que supone su funcionamiento. “Están en una casa sin medios de comunicación, música, libros, revistas, nada. Sólo a ellas mismas y bebida. Así que desarrollan, literalmente, un síndrome de Estocolmo, donde la única forma de salir es a través del soltero. Al final, muchas de esas mujeres piensan que realmente están enamoradas”, explica Noxton.

El placer de manipular

El personaje de Rachel sufre también parte del trauma de Shapiro en The bachelor. A la pregunta de qué había sido lo más duro de trabajar en él, la guionista respondió que el hecho de destruir a otras mujeres. “Fundé un club feminista en el instituto. He pasado mi vida entera luchando contra la industria de belleza. Tenía claro quién era. Cada día hacía cosas que me hacían sentir mal (…). Y, la otra parte dura, era que me gustaba y eso me hacía sentir como si no me entendiera a mí misma. Era duro ser buena en ello”, admitió. El ambiente tóxico del reality afecta sobremanera a Rachel, que le cuesta más de un dolor de cabeza ser tan sumamente manipuladora, pero al mismo tiempo disfruta sabiendo que se le da especialmente bien. 

Quinn King (Constance Zimmer) en la sala de control.

Por otro lado, Quinn asume sin complejos que es una manipuladora patológica y ve en Rachel su digna sucesora. Así que no duda en emplear las mismas técnicas que despliega en el programa para, aprovechando la complicada situación económica y psicológica de Rachel, conseguir controlarla. Bajo el culebrón que es en algunos momentos UnREAL, con los líos de faldas entre concursantes y miembros del equipo, la serie ofrece también una sugerente trama sobre los conflictos morales y las relaciones laborales.

UnREAL terminó su emisión el pasado 3 de agosto en Lifetime y sólo está disponible en Australia, Nueva Zelanda y Reino Unido. Para verla en España, tendremos que esperar, ya que no hay ninguna noticia al respecto. De momento, la cadena estadounidense ha anunciado que habrá segunda temporada, una oportunidad para que Shapiro y Noxton se recreen contándonos el lado más oscuro (aunque tremendamente entretenido) de la televisión.

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