La Niña Delantro, finalista de Drag Race: "Hacer drag es ridículo y vulnerable. El reto es elevarlo a arte"

Aura Ibáñez, conocida como 'La Niña del Antro'.

Es miércoles, son las 12 del mediodía y Aura Ibáñez, conocida por su nombre artístico, La Niña Delantro, descuelga el teléfono para hablar con infoLibre. "Me pillas ensayando", arranca. "Los meses de verano son de no parar de trabajar", continúa. Como Aura o como La Niña Delantro, la joven de 24 años lleva toda la vida subida en escenarios, ya sea como bailarina, como actriz o como drag queen, que es lo que le ha llevado a dar el salto a la fama dentro de la escena queer.

Con una energía desbordante y un estilo que mezcla lo dark con glamour, baile, humor y mucha protesta en favor de los derechos LGTBIQ+, La Niña Delantro quedó finalista en la cuarta temporada de Drag Race, el concurso de Atresmedia que cuenta Supremme de Luxe, Ana Locking, Javier Ambrossi y Javier Calvo como jueces. "Todavía no he asimilado lo que fue ese programa", cuenta. Sin embargo, años antes de salir en televisión, la artista ya era conocida por haber actuado en escenarios de Madrid, Barcelona y Valencia hasta posicionarse como un perfil fuerte en el mundillo del drag o, como ella lo llamaría, la capacidad de convertir el ridículo en arte.

¿Quién es La Niña Delantro?

La Niña Delantro es una artista, una performer, que se dedica al drag, pero también a la música y a ser una persona reivindicativa y que lucha por visibilizar los derechos LGTBIQ+.

¿Y cómo ha llegado a ser lo que es?

Llevo desde pequeña formándome y aprendiendo sobre este mundo del arte escénico y, a la vez, siempre he sido una rebelde, nada me parecía bien. Por pequeña que fuera, siempre me he quejado de todas las injusticias. Yo era como la abogada del diablo y siempre tenía que opinar de todo. Van de la mano esa faceta reivindicativa que he tenido siempre, con el hecho de que desde los cinco años llevo subida a escenarios, con clases de baile, con clases de actuación, de teatro, escuchando muchísima música y trabajando de eso desde muy joven. Yo ya con 15 años trabajaba bailando, luego me hice bailarina de burlesque y todo eso me llevó a hacer drag. Todo eso, y que tuve una pareja que hacía drag. En aquella época yo estaba trabajando de bailarina y ella me llevaba a ver sus espectáculos y los de sus amigas, que ahora son mis compañeras.

Entiendo que con la tablas que tenía empezó a crecer poco a poco dentro del mundillo hasta pegar el bombazo en Drag Race, ¿cómo le influyó su paso por el programa?

Este ha sido un año fuerte, sí. El programa se estrenó en septiembre, pero lo grabamos un año antes y tú sabes cómo son esas cosas... Se hacen spoilers y hay cotilleos mucho antes de que empiece a emitirse sobre quién participará. Antes de que se supiese quién iba a estar dentro, yo era de las más rumoreadas en España porque un año o dos antes ya había pegado bastante boom por Madrid, por Barcelona, por Valencia y por ciudades grandes en general. En la escena se me conocía mucho como una de las performers más fuertes. Mi vida empezó a cambiar tiempo antes y pasé de moverme por tres ciudades a actuar por toda España. Y luego ya se estrenó oficialmente, me conoció todo el mundo que no estaba tan dentro quizá de la escena y locura máxima. Va a hacer un año y sigo sin captar muy bien del todo lo que ha pasado.

Volviendo un poco atrás en cosas que me contaba, decía que La Niña Delantro es muchas cosas, pero sobre todo reivindicativa... ¿Cree que hay drag sin reivindicación?

Creo que puede haber una intención o un desinterés por parte del artista porque, al final, esto es un arte escénico que no tendría porqué ir sí o sí de la mano de la reivindicación y de la política. Sin embargo, por mucho desinterés que haya por parte del artista, con el simple hecho de subirte a un escenario a performar con el género y utilizar un arte que desde siempre ha significado algo tan reivindicativo, aunque no quieras indirectamente, ya estás desafiando la norma. Directa o indirectamente, el drag siempre va a llevar toques reivindicativos, aunque no se digan en voz alta.

¿Y siente que esto llega al público? ¿O la gente van más por la performance?

Históricamente, las personas LGTBIQ+ hemos encontrado en el drag nuestro espacio seguro, tanto las artistas como el propio público. El drag no deja de nacer en locales escondidos, ya que la policía no podía saber lo que ocurría ahí dentro. Además, los mariquitas de la época iban, entre otras cosas, porque no tenían dinero para ir a ver a las estrellas. Para ellos, ver a las transformistas era el momento de tener un espacio seguro y de encontrarse con gente como ellos. Era el momento de vivir una realidad que nos estaba quitando la heteronorma. Quieras que no, cuando tú vas a ver un show drag, aunque estés fuera de la onda de la reivindicación o no tengas mucha idea de la historia del travestismo, ya estás haciendo una aportación a eso, porque ya estás reviviendo y apoyando un arte que históricamente es luchador. Por supuesto que hay gente que va a ver un show drag y de repente se queda solo por la fiesta y no hace caso a la travesti y simplemente se aprovecha de sus privilegios, pero quien va a ver un show drag como tal, lo sepa o no, sí que está haciendo a favor de la comunidad.

Quien va a ver un show drag como tal, lo sepa o no, sí que está haciendo a favor de la comunidad

Hablaba de comunidad, de espacios seguros, de conocer a más gente del colectivo... ¿Es el drag también una manera a autoconocerse?

Sí, por supuesto, para bien o para mal. Yo siempre digo que hacer drag es ridículo y es vulnerable. Tú de repente te subes a un escenario a hacer playback como si estuvieses en las fiestas de tu pueblo, con una peluca y muchas veces con una ropa que parece un disfraz, eso puede hacerte sentir muy vulnerable y muchas veces ridícula y tienes que elevar todo eso al arte, a algo profesional, a una cosa estéticamente artística que no se vea como lo que acabo de decir, una fiesta de pueblo. Para conseguir todo eso tienes que verte en el espejo mucho, tienes que crear un personaje artístico y tienes que escucharte y, por su puesto, conocerte a ti misma. Desde qué música me apetece actuar hasta qué ropa me apetece ponerme, con qué me siento cómodo o cómoda, al final te pones una ropa para el escenario que no te pondrías en tu día a día.

Una pregunta un poco más política. En los últimos años el colectivo LGTBIQ+ ha estado cada vez más presente en los debates institucionales y en las calles, lo que ha hecho que se aprueben leyes y que, para bien o para mal, se hable de ello, ¿vamos hacia adelante o vamos hacia atrás? ¿Cómo valora el panorama actual?

Si nos sentáramos tú y yo a tomar una cerveza en un bar tranquilamente, quizá no te diga lo mismo que te voy a decir ahora, pero nunca en una entrevista pública voy a decir que vamos hacia atrás, porque me parecería pisotear lo que vivieron hace años nuestras antepasadas que lucharon por nosotras. Desde luego tenemos muchísimo avanzado. Lo que pasa es que sigue quedando muchísimo. Estamos más visibilizadas, más normalizadas, pero es que no, la cosa no es estar visibilizadas y estar un poco normalizadas, la cosa es que haya igualdad, que sea una línea completamente recta, no dos líneas y que estemos cerca de las personas cishetero.

Hilando un poco esto con el drag, ¿cómo es trabajar en el mundo de la noche siendo una persona LGTBIQ+?

El mundo de la noche yo creo que cansa, seas LGTBIQ+ o no, porque al final el trabajo es trabajo. Hay quien se pierde y se toma el drag como una fiesta, pero cuando de verdad te lo tomas como un trabajo con el que ganar dinero y con el que profesionalizar tu arte, pues claro, cansa. Y yo no es que se muy fiestera pero, a mis 24 años, de vez en cuando me apetece salir con mis amigas un fin de semana y los tengo todos ocupados. En cuanto a salir a la calle de noche siendo LGTBIQ+, el peligro siempre está ahí. A mí me han pasado cosas como que me han agredido dos veces la misma noche o me han perseguido hasta llegar a casa. Las agresiones siempre están ahí porque el mundo de la noche es peligroso para todo el mundo, pero más si eres una persona visiblemente LGTBIQ+, por ejemplo, en mi caso, drag y mujer trans. Todo esto da miedo y es peligroso, pero encuentras también tus formas de protegerte y tus espacios seguros. Gracias a Dios, últimamente sé rodearme de la gente y de los espacios en los que estoy segura, protegida y no me pasa nada, pero los peligros están ahí y hay que andar con ojo. Y la cosa es que no deberíamos estar andando con ojo y con cuidado y saber por dónde moverte y tal, la cosa es que deberíamos poder ir tranquilas por la calle.

Me han agredido dos veces la misma noche o me han perseguido hasta llegar a casa

Si pudiera elegir entre mantenerse en el mundo de la noche o que el drag llegue a los teatros y otro tipo de espectáculos de día más a menudo, ¿qué haría? ¿Se cambiaría?

`Heartstopper´: cuando lo queer es (por fin) un arcoíris feliz

`Heartstopper´: cuando lo queer es (por fin) un arcoíris feliz

Sí, por supuesto. O sea, gracias a Dios estamos viviendo una época en la que el drag está llegando cada vez a más escenarios y fuera de la noche. Y yo soy una de las afortunadas que ha tenido y tengo bastantes trabajos fuera de la noche. Es otro mundo y por supuesto que me encantaría quedarme en él. Principalmente porque muchas veces, cuando trabajas por la noche, tienes un público que viene a verte a ti y a disfrutar de tu espectáculo como tal, pero también tienes mucha gente que viene a emborracharse y a estar de fiesta, lo que es completamente lícito porque al final es una discoteca y la gente va para eso. Igualmente, ¿dejaría el mundo de la noche completamente y ahora mismo? No, porque de momento sí me gusta, me lo paso bien y es otro tipo de público, otro tipo de números y otro tipo de espectáculos. Pero, por supuesto, ojalá se llevase más al día el drag y a más escenarios que no sean tan nocturnos.

Y ya por cerrar, después de haber tocado varios temas como la performance, lo LGTBIQ+, el mundo de la noche y aprovechando que eres La Niña Delantro, ¿cómo sería su "antro" perfecto?

Mi antro perfecto abriría por la tarde y cerraría de madrugada, pero yo no me encargaría ni de abrir ni de cerrar porque no quiero trabajar tanto (risas). El local por la tarde sería una especie de neocabaret, que es un término que he aprendido en México y que sería como el típico cabaret clásico, pero llevado a la actualidad y a la modernidad. Sería un espacio seguro donde hacer de striptease, de travestis, de espectáculos variados por la tarde y que llegue la noche y sea un fiestón donde se deje a las travestis tranquilas. Por la noche simplemente la gente vendría a emborracharse, a pinchar música chulísima o a hacer otro tipo de espectáculos como conciertos.

Más sobre este tema
stats