Por qué el PP votará no en el decreto sobre los aranceles

Felipe Domingo Casas

Todos los partidos políticos se fundan con una ideología, que luego aplican a sus políticas si gobiernan. Cuantos más años de historia tienen son más previsibles en ellas. Por tomar una referencia, les pasa lo que a la iglesia católica romana, ahora que nos vemos envueltos en sus creencias por el fallecimiento de Francisco y la elección del nuevo Papa. Modificar 2.000 años de historia es imposible. Por muy avanzado que sea el elegido, es más lógico que haya un repliegue en el nuevo Papa que progreso, no sea que los dogmas se vean amenazados.

El Partido socialista ya tiene casi 150 años de historia, lo que supone que tiene un poso que se corresponde, como con los vinos, con esa añada vieja. El PP, que tiene menos de 50, es un partido de crianza. Le supera en años ERC, ya un vino de reserva. Y podemos considerar a los demás como “vinos jóvenes”.

Si repasamos con detenimiento los cambios de Gobiernos que se han producido desde el año 1978, éstos se han producido más por el desgaste del gobierno gobernante o sus errores, percibidos por los electores, que por la oposición acertadísima del partido que le ha relevado; y, salvo en la época de Felipe González, ningún gobierno se ha mantenido más de dos legislaturas.

A mi juicio, el momento que define con más claridad las posturas políticas del Partido Popular en su oposición al Partido Socialista gobernante tiene su punto álgido el 12 de mayo de 2010, cuando Zapatero anunció el recorte de 15.000 millones en gasto social, que afectaba a salarios públicos y pensiones. Fue la respuesta que exigió Bruselas a España por el cambio de política económica a la crisis de 2008, que primero fue expansiva, de estímulos (recuérdese el Plan E) y luego viró a austeridad y que Zapatero obedeció (“cueste lo que me cueste”). Esos recortes no obedecían a las políticas del Gobierno, sino del Partido Popular, pero el PP votó sin ningún rubor en contra de esos recortes. El resultado, Rajoy, presidente. Cuando hoy se vuelve la vista atrás, nos causa asombro la facilidad y rapidez de inversiones ahora. Para la recuperación por los daños de la dana ha prometido Sánchez 16.000 millones, como si fueran calderilla.

Cuanto más fuertes sean las políticas socialdemócratas, más lejos se verán posibles las políticas neoliberales

Desde entonces, el PP solo tiene una consigna grabada, cuando gobierna el Partido Socialista, y ahora, a fuego, para el gobierno de coalición, “al Gobierno, ni agua”, lo mande o no Europa, lo exijan la razón, los agricultores y ganaderos, los viticultores o los aceiteros. No le dará oxígeno, aunque lo mande el “sursuncorda”. Se llevan semanas debatiendo en las tertulias, en declaraciones de si las negociaciones sobre el Decreto de ayudas por los aranceles van bien, que existen aproximaciones, pero la realidad es que el PP no quiere un compromiso tan sonoro de síes en el Congreso. Y si esa era ya la excusa, ¿para qué quieres más arroz, Catalina? Ha llegado la gran excusa: el gran apagón y unido a él, las energías renovables y la nuclear. ¡Menudo “zapatoste” se montará en el Congreso por el PP y Vox!

Feijóo es un caso aparte. No frunce el ceño ni se pertuba cuando le hablan de Mazón, al que le ha dado todo su apoyo, aunque le está deteriorando su escaso liderazgo en el interior. Y también en Europa, pues no ha salido fortalecido con la celebración del Congreso de los populares europeos en Valencia. Mientras el futuro canciller alemán Friedrich Merz, dice Elsa García de Blas en El País, convenció a sus colegas según se escuchaba en las conversaciones, porque demostró “liderazgo” al exhibir ideas claras ante los principales desafíos que afronta la UE, Feijóo apenas salió de los asuntos nacionales, el apagón y la crítica al Gobierno. Como Ayuso, como Abascal. Son unos provincianos, si hacemos relación a España con Europa o vamos más allá. Por ejemplo a China; nunca ha habido ocasión más oportuna para Sánchez y demás líderes españoles para afianzarse en el poder. Para implementar políticas socialdemócratas frente a los vientos neoliberales que nos llegan de EEUU. El pacto verde, las energías renovables, el aumento de los salarios, la reducción de la jornada laboral, el mantenimiento de las pensiones, el empleo juvenil, la urgencia de procurar viviendas ya, en propiedad y alquiler, a precios asequibles, la clausura de los pisos turísticos ilegales…. Estas políticas que se demandan tienen que implementarse con urgencia para que sean reconocidas por los españoles. Cuanto más fuertes sean las políticas socialdemócratas, más lejos se verán posibles las políticas neoliberales. Entonces, sí, ¡todos seremos canadienses!

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Felipe Domingo Casas es socio de infoLibre.

Felipe Domingo Casas

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