"No se permitía la tristeza": la alegría como forma de resistencia de Almudena Grandes llega al cine

Imagen del cartel del documental 'Almudena'

"Sigue estando muy presente porque era muy querida por todo el mundo. Íbamos por la calle y era como una estrella del rock, la paraban para hacerse fotos con ella". Con una amplia sonrisa y los ojos iluminados recuerda la cineasta Azucena Rodríguez a su íntima amiga Almudena Grandes, con quien nos invita a "volver a pasar un rato" en un nuevo documental que, sin renunciar a la lógica tristeza que provoca la ausencia, es toda una celebración de la vida. "Me gustaría que fuese una memoria alegre. Ella siempre decía que la alegría era una forma de resistencia, y en estos tiempos sombríos creo que está bien que la hagamos caso y resistamos con alegría", destaca a infoLibre.

Titulada sencillamente Almudena, esta película llega a los cines madrileños este 14 de mayo (coincidiendo con las fiestas de San Isidro en las que ejerció de inolvidable pregonera allá por 2018) y el viernes 16 a los del resto del país. Se trata de su retrato más íntimo y a la vez poliédrico, construido a través de inéditas conversaciones íntimas con la propia autora, fotografías personales, archivo televisivo de sus apariciones y opiniones, grabaciones en sus casas de Madrid y Rota, así como testimonios propios, de los familiares más cercanos y numerosos amigos igualmente próximos. La pianista Rosa Torres-Pardo pone música a semejante recorrido, que va desde lo más privado del hogar hasta el epicentro del debate público en el que siempre se mantuvo.

La directora comenzó a rodar esta cinta cuando Almudena "estaba sana", con la intención inicial de contar la historia de una novelista, contar su proceso creativo y su "enorme dimensión como escritora, con cientos de miles de lectores en todo el mundo". Al poco, sin embargo, "llegó la pandemia, llegó la enfermedad y llegó la muerte", con lo que todo el plan inicial "evidentemente se truncó". Esas primeras grabaciones bien podrían haberse quedado para siempre en un cajón, pero ahora las vemos por vez primera, con la propia escritora ante la cámara, gracias al empujón que Mariela Besuievsky, productora de cinco adaptaciones de Almudena al cine junto a Gerardo Guerrero, le dio a Rodríguez cuando supo que tenía este material inacabado.

"Acepté, me tiré a la piscina sabiendo que me iba a doler mucho, pero a la vez confiando en esta cualidad tan extraordinaria que tiene el cine, casi milagrosa, de detener el tiempo", confiesa la cineasta, quien ve a su vez en este filme una manera de "agradecerle" todo lo que le "había dado en vida". "Una de las suertes de mi vida es haber sido muy amiga de Almudena y esta era una manera de corresponderla y devolvérselo porque, además, la memoria es una de las piedras angulares de su literatura, y esta película es un granito de arena para mantener viva la suya, para que siga presente entre nosotros", añade.

Es Almudena en estado puro, hay momentos en los que te ríes, porque es ella, un personaje genial. A ella no le gustaría que la recordáramos con tristeza

Mónica Grandes

"Yo iba con un poco de miedo, por si era una cosa lacrimógena, pero para nada, me ha gustado mucho. Es Almudena en estado puro, hay momentos en los que te ríes, porque es ella, un personaje genial", admite a infoLibre por su parte Mónica Grandes, hermana de la escritora, todavía continuando: "Me costó mogollón volver a verla y escucharla, pero la película es muy optimista, la muestra como era y todos recordándola con un cariño brutal. Quedándonos con lo bueno, que es la suerte de haberla disfrutado y, en mi caso, de tener una hermana así. No es nada triste ni pesimista, porque además a ella no le gustaría que la recordáramos con tristeza. Almudena no se permitía la tristeza, ni el drama. Ere más de 'esto es la vida, cuanto mejor estés, más la disfrutes y menos importancia le des a las cosas que no la tienen, mucho mejor'".

En esencia, la idea de este documental es conocerla, saber quién era, acercarnos a su manera de ser, de pensar y de decir a través de las innumerables entrevistas, conversaciones y conferencias que han ido jalonando su carrera desde que, con 28 años, ganó el XI Premio Sonrisa Vertical gracias a Las edades de Lulú. En un asombroso diálogo consigo misma, la Almudena adulta responde y completa a la Almudena joven recién llegada a la literatura. Al mismo tiempo, la película no es solo la celebración de su vida y de su obra, sino la visión del tremendo vacío que su desaparición ha dejado en su entorno más cercano. García Montero, poeta y marido de Almudena, sus hijos, su hermana o su tía la evocan y, al hacerlo, ofrecen el retrato íntimo de una escritora que supo, como pocos, contarnos nuestra vida.

El propio García Montero protagoniza varios momentos íntimos que dejan constancia de ese vacío: conduciendo solo cantando Así estoy yo sin ti de su amigo Joaquín Sabina, friéndose y comiéndose un huevo frito sin compañía o tumbándose a leer en esa cama en la que durante tantos años fueron dos. "Tenía otra escena de él afeitándose", revela la directora, asegurando de paso que Luis es un "maravilloso poeta y amigo, un hombre extraordinario, pero además es un actor genial", con mucha predisposición. "Almudena era una gran cocinera, por lo que me parecía que ese hombre solo comiéndose un huevo frito, que es lo único que sabe hacer en la cocina, cuenta muchas cosas", señala. "Me impresiona mucho ese momento en el documental en el que Luis entra en su cuarto y se tumba a leer en la cama en la que murió Almudena", apostilla.

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En este camino de ida y vuelta desde la intimidad hasta la figura pública, cobra especial relevancia la casa de Rota, una segunda residencia con persistente aire festivo. Las largas veladas de verano allí vividas siguen resonando y, por eso, los amigos vuelven a congregarse especialmente para este documental, como hacían antes, para sentir la presencia de la eterna anfitriona. "Almudena estaba enamorada de esa casa, la hizo con toda su ilusión, ahí reunía a todos sus amigos, y por eso a Azucena se le ocurrió juntarnos y hacer ese homenaje en el que lo pasamos genial. De hecho, yo sigo quedando con su pandilla, como si ella siguiera, que es otra forma de recordarla", comparte Mónica Grandes.

Ella decía que sus lectores eran su mayor regalo, porque le permitían escribir lo que quería. Pues bien, sus lectores no la olvidamos

Azucena Rodríguez

Y aún prosigue: "Yo hablo mucho con ella y la recuerdo tal como era, en plenitud, no en la última época. Y a veces leo el periódico y le digo 'joder Almu, qué columna sacarías de aquí'. No nos imaginábamos la repercusión que iba a tener y la importancia que tenía. Esta semana fuimos a ver la tumba y siempre tiene flores, notas de gente, escudos del Atleti... es brutal. Te juro que se te encoge el alma porque es una pasada. También me acuerdo de Ramón Lobo, que era otra bomba. Dos personalidades con una fuerza total. Creo que necesitamos urgentemente un recambio".

Mientras llega ese relevo, este documental contribuye a mantener viva la memoria de Almudena con total fidelidad a ella misma. Así concluye Azucena, lectora, cineasta, amiga: "Seguro que se harán más documentales, habrá más libros, hay una biografía ilustrada preciosa ya publicada. Su editor de toda la vida en Tusquets, Juan Cerezo, me decía que es impresionante cómo se mantiene viva su memoria, y que por ejemplo van ya por la cuarta edición de Escalera interior, el libro que recopila sus columnas de prensa. Ella decía que sus lectores eran su mayor regalo, porque le permitían escribir lo que quería. Pues bien, sus lectores no la olvidamos".

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