ENTREVISTA

María Bestar, directora de cine: "La violencia vicaria existe en gran parte por la violencia institucional"

Fotomontaje con el cartel del documental 'No estás loca' y su directora, María Bestar.

María Bestar (Madrid, 1981) habla constantemente de Itziar, de Ruth y de Laura. También de muchas otras. Lo hace así, refiriéndose a ellas por sus nombres propios, como quien habla de una amiga, de una hermana o, en definitiva, de una compañera. Todas ellas son víctimas de violencia machista que han participado en su documental No estás loca. La verdad sobre la violencia vicaria. Sus nombres pueden no resultar familiares para el espectador, porque sus testimonios no siempre han sido tenidos en cuenta. Bestar se propone cambiarlo: nombrándolas, la actriz y cineasta les devuelve la agencia que tradicionalmente se les ha negado.

Y junto a ellas, la directora da voz también a decenas de expertos y expertas de distintos ámbitos, buscando de esta manera estructurar un discurso visiblemente cuidado, medido al milímetro y sostenido por las manos de quienes más han peleado para sacar adelante a las víctimas. Lo hace, asiente en entrevista con infoLibre, porque confía plenamente en el arte como correa de transmisión y porque cree genuinamente en la necesidad de cambiar las cosas: "Para mí es muy importante acabar con esto. Es una misión de vida". Este jueves, su trabajo llegará a la gran pantalla en los Cines Golem de Madrid.

¿El documental es una suerte de prolongación del cortometraje que se estrenó hace dos años?

Mi objetivo inicial era hacer una película de ficción, pero a raíz de presentar el corto por festivales de todo el país, me di cuenta de que la gente desconocía de una manera abismal lo que era la violencia vicaria. No sabían lo que era el término, y cuando lo explicabas se remitían inmediatamente a casos como el de [José] Bretón. El caso Bretón es la punta del iceberg. Por debajo de eso hay muchas cosas que ocurren antes de llegar a ese punto. Quise explicarlo en un documental, a través de la voz de muchas.

Repite la fórmula que le da título: “No estás loca”. ¿Sigue siendo necesario decírselo a las mujeres?

Sí, todavía es necesario. No solamente decírselo desde fuera, sino que ellas lo escuchen de sí mismas. Hay momentos en los que es tan inmenso el dolor que estás sufriendo, que te planteas si no será cosa tuya. También es verdad que como se normalizan tanto cierto tipo de conductas por parte del entorno, una acaba diciendo: "Seré yo que estoy loca, seré yo que me lo invento o seré yo que soy una exagerada". Me di cuenta hablando con todas las mujeres que han pasado por esto en algún momento, así que quise volverlo a decir, para que quede el mensaje bien claro, sobre todo en la cabeza de las víctimas y en la cabeza de la sociedad.

¿Su experiencia hablando con las mujeres y con las expertas le lleva a afirmar que existe violencia institucional contra ellas y sus hijos?

Totalmente. Sobre todo en los casos de violencia vicaria, es alucinante el sesgo que hay. La violencia vicaria existe en gran parte gracias a la violencia institucional que la alimenta. Lo dice Sonia Vaccaro [psicóloga y experta en violencia vicaria] en una de las entrevistas. El maltratador genera violencia, pero si luego hay un sistema que le condena, que cree a las víctimas y las ayuda, esa violencia no se perpetúa. El problema es que una vez que estas víctimas denuncian, empieza una tortura. Por eso yo siempre digo que hay que denunciar, pero hay que ir muy preparada y muy fuerte a la denuncia. Y no sólo a las autoridades,sino a los vecinos, al de al lado.

El maltratador genera violencia, pero si luego hay un sistema que le condena, que cree a las víctimas y las ayuda, esa violencia no se perpetúa. El problema es que una vez que estas víctimas denuncian, empieza una tortura

¿Cómo insistir en la importancia de la denuncia cuando vemos constantemente que el sistema falla?

Sobre el papel, hay leyes buenísimas y estamos protegidas. Pero la última palabra la tienen los jueces y no hay formación. Muchas veces vas a un juzgado esperando ingenuamente que te van a creer porque estás amparada por las leyes y de pronto te das cuenta de que no sólo no te creen, sino que además no aplican las leyes. ¿Por qué se están dando custodias compartidas a hombres maltratadores con antecedentes penales? Están obligando a una víctima a revincularse con su agresor. ¿Dónde se está aplicando ahí la ley? Hay un problema muy grave con el sistema. 

Un reciente informe señala precisamente que la mayor violencia institucional machista está en los tribunales.

Creo que hace falta formación en el sistema judicial y creo que se debería sancionar a los jueces que hacen mal su trabajo. ¿Cómo puede ser que haya jueces y juezas que tengan muertas a sus espaldas por no haber dictado órdenes de alejamiento y sigan ejerciendo? Pienso en el caso de Laura [Hernández], que está en el documental. La jueza le dice que su hijo no corre ningún peligro, el niño es asesinado y esa jueza sigue ejerciendo. Hay gente que dice que el Consejo General del Poder Judicial está ahí, pero algo está fallando. Yo no soy experta ni quiero arreglar el mundo, pero es evidente que algo falla. Cuando en la mayoría de los asesinatos a estas criaturas hay mujeres que han ido previamente a denunciar, es inevitable pensar que se podía haber evitado.

¿Cómo afecta a las víctimas escándalos como el de las pulseras a maltratadores?

Las mujeres viven con miedo constante y eso es terrible. Si cuando la gente que te tiene que proteger no está haciendo bien su trabajo, el miedo se multiplica. Denunciar es muy difícil, requiere de muchísima valentía. Por eso cuando hablan de las denuncias falsas es tan ridículo, porque a quién le apetece denunciar, siendo algo tan tedioso y tan costoso económicamente. También es cierto que últimamente hay un movimiento entre las víctimas de decir: “No denuncies”. Yo creo que siempre hay que denunciar; pero cuando estés fuerte, cuando tengas gente detrás que te apoye, porque va a ser muy duro. Pero fíjate hasta qué punto está llegando la sensación de soledad de estas víctimas, que están empezando a decirse entre ellas: “No denuncies”. Eso es muy grave.

Las mujeres viven con miedo constante y eso es terrible. Si cuando la gente que te tiene que proteger no está haciendo bien su trabajo, el miedo se multiplica

Hablaba al inicio del desconocimiento de la violencia vicaria y usted va un paso más allá poniendo nombre a los arrancamientos. Habla de hecho con Irune Costumero.

Los arrancamientos son una forma extrema de violencia vicaria. El maltratador utiliza el sistema para torturarte, ¿y cuál es la mejor manera? “Voy a tacharte de loca y te voy a quitar a los niños. Y encima, cuando estén conmigo, no les dejaré que hablen contigo, ni que te vean”. Esto es gravísimo, porque encima los arrancamientos se basan en un síndrome, el de alienación parental, creado por un pederasta que acabó suicidándose, y que se está aplicando. Sólo se aplica a mujeres, por cierto, qué curioso. Me parece doloroso y terrible. Ruth [Ortiz] lo dice en el documental y lo decía cuando hablé con ella: hay dos formas de violencia vicaria, la que te arranca a los niños de golpe, como le ocurrió a ella, por un asesinato; y la que se perpetúa en el tiempo. Es una tortura. La gente tiene que conocerlo porque todavía se piensa que en este país las custodias se le dan siempre a las madres y no es verdad. 

El Gobierno ha anunciado una ley contra la violencia vicaria. ¿Le alegró este anuncio?

Soy muy optimista. Con sólo el hecho de que se le ponga nombre, ya se está dando a conocer. No soy experta en leyes, ni mucho menos, pero cualquier avance es bueno. Sé que ha traído polémica, algunas dicen que tiene agujeros que hay que mejorar, pero confío en que acabará siendo algo bueno.

Esta ley insiste en algo que usted plantea en el documental: el derecho de los niños y niñas a ser escuchados. ¿Por qué cuesta tanto hacerlo? ¿Hay una presunción de que la infancia miente?

Siempre. Predomina la idea de que los niños se lo inventan y lo hacen así porque la madre les ha lavado el cerebro. En la entrevista con Miguel Lorente [médico forense y exdelegado del Gobierno contra la Violencia de Género], explicaba que es físicamente imposible manipular a un niño tan fácilmente. En los casos de divorcio, por ejemplo, los juicios y los tiempos son tan rápidos que una madre tendría que estar doce horas al día metiéndole al niño en la cabeza lo que tiene que decir para conseguir esa manipulación de la que tanto se habla. Vamos a escuchar un poco a los niños. Si los hijos de Itziar [Prats] no querían ir con el padre, si el hijo de Laura [Hernández] no quería ir con su padre, por favor, escuchémosles. No los están escuchando y se sigue diciendo que lo que explican son fantasías. Ante la duda, como dice la jueza Isabel [Giménez], protección. Si tienes dudas, protégelos, investiga, haz seguimiento, pero no pongas al niño en peligro.

A los niños no los están escuchando y se sigue diciendo que lo que explican son fantasías. Ante la duda, protección

En la futura ley de violencia vicaria se introduce la prohibición de que el agresor publique detalles del caso, como ocurrió con el libro sobre José Bretón. Ahí parte del debate estuvo atravesado por la libertad de creación. ¿Qué opina, como artista feminista?

Yo entiendo que por un lado se apele a la libertad de expresión. Yo soy artista y todos tenemos ese derecho. Pero cuando el protagonista es un asesino, igual que le privas del derecho a la libertad, puedes privarle del derecho a la libertad de expresión. Porque lo contrario es revictimizar. Yo me pongo mucho en la piel de las madres, imagínate ver cómo un señor cuenta cómo ha matado a tus hijos. Esto es una barbaridad y encima que se lucre de ello. Yo no entiendo de leyes, pero sí entiendo el dolor y soy empática. 

Una de las cuestiones que se planteaban es este debate es que no se había escuchado a Ruth Ortiz. ¿También se escucha poco a las víctimas?

Cero. Laura [Hernández] en el documental lo dice: “A mí nadie ha venido a pedirme perdón por el asesinato de mi hijo y está claro que mi hijo está muerto porque ha habido un fallo en el sistema”. 

Sobre el perdón y la reparación, ¿para usted, también como víctima, ha sido reparador hacer este documental?

Para mí sí lo ha sido. Yo soy artista y es mi mecanismo. Si a una víctima le dices "te creo, tenías razón", al menos les produce cierto alivio. Pero ignorarlas, no darles ni siquiera una disculpa, es muy duro. Yo no soy psicóloga, no sé qué es lo más acertado para ayudar a una víctima, creo que al final eso nunca se sana. Itziar [Prats] por ejemplo ha cogido su dolor y ha creado un movimiento, El latido de las mariposas, para inculcar valores a los niños en los colegios. Pero no deja de ser una iniciativa propia de la víctima. Tendría que haber alguien que les saque adelante y no les deje solas.

Antes mencionó las denuncias falsas. ¿Qué opina de este tipo de discursos?

Yo no niego que haya denuncias falsas, las habrá, pero ya hemos visto las estadísticas. A quien se pille denunciando falsamente, que se le castigue. Pero ¿cuál es el porcentaje? ¿Y por qué nadie habla de las denuncias falsas que ponen ellos? Porque también las hay. Vamos a intentar dejar ya de usar demagogia barata con el único fin de que a las víctimas no se las crea, se las siga tachando de locas y justificar lo injustificable. 

¿Le preocupa el negacionismo?

Muchísimo. Yo soy madre de adolescentes y me preocupa muchísimo. Creo que estamos retrocediendo y no lo entiendo. Estamos ante algo que debería unirnos a todos, porque esto es un tema de derechos humanos. Esto no va de colores, es violencia y debería preocuparnos a todos, siendo del partido político que seamos. No veo por qué ante algo así tiene que haber una división. 

Esto no va de colores, es violencia y debería preocuparnos a todos, siendo del partido político que seamos

Frente a los fallos institucionales que usted recoge en el documental, también pone en valor las redes de mujeres.

Protegerá al entorno de la víctima y prohibirá libros como el de Bretón: así será la ley de violencia vicaria

Protegerá al entorno de la víctima y prohibirá libros como el de Bretón: así será la ley de violencia vicaria

Totalmente. A raíz de todo esto me siento más orgullosa si cabe de ser mujer, porque la sororidad es un arma increíble. He visto la cantidad de mujeres que están, en su tiempo libre, ayudando a otras mujeres. Eso que dicen de que las mujeres son malas entre ellas, no es cierto. La mayoría de mujeres víctimas de todo tipo de maltrato se sostienen gracias a otras mujeres. Hay cientos de asociaciones apoyando, ayudando, cada una como puede. Es algo maravilloso.

Cada vez hay más producción artística que se centra en la violencia de género, como por ejemplo las series Querer y Pubertad. ¿Se ocupa el arte lo suficiente de este problema?

Yo haría un poquito más de ruido, pero reconozco que para mí es muy importante acabar con esto. Es una misión de vida. Ahora empieza, pero llevamos sufriendo esto años y no había salido nada. Cuanto más contenido de este tema salga para visibilizarlo, para concienciar, mejor. A mí hay gente que me ha dicho: "Oye, esto me ha pasado a mí, pero no le ponía nombre". El cine tiene ese poder. La mejor manera de que alguien entienda lo que está pasando es empatizar. Y en el cine, durante dos horas, estás sintiendo el dolor de una víctima. El ser humano es bueno por naturaleza y la bondad es mayor que la maldad, aunque a veces no haga tanto ruido. Por eso estoy obsesionada con que la gente vaya a ver el documental, porque durante un ratito te pones en la piel de esas víctimas. Creo que esa empatía va a ayudar al cambio.

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