CONTAMINACIÓN
Bruselas sucumbe al lobby automovilístico: los coches de combustión no dejarán de venderse en la UE en 2035
El comisario europeo de Transporte, Apostolos Tzitzikostas, confirmó este lunes al diario alemán Handelsblatt que la Comisión Europea prevé desmontar en los próximos días la normativa que prohíbe vender coches nuevos de combustión a partir de 2035 en la Unión, uno de los pilares del Pacto Verde europeo que fue aprobado en 2023. Este giro de 180 grados llega después de meses de presiones del lobby automovilístico, que afronta una profunda crisis por la entrada masiva de coches eléctricos de China, más asequibles.
El 10 de diciembre está marcado en el calendario del sector europeo porque la Comisión tiene previsto lanzar un paquete de medidas para relanzar esta industria y los fabricantes de coches han aprovechado para acabar con el veto al coche contaminante. La vía elegida por el sector es permitir que a partir de ese año se puedan fabricar turismos que consuman biocombustibles o combustibles sintéticos –en lugar de diésel o gasolina–, una estrategia peligrosa, según denuncian algunos expertos, porque abre la puerta a que en algún momento se termine permitiendo a esos vehículos moverse con combustibles convencionales.
Las cesiones de los últimos años que Bruselas a las grandes marcas ya hacían sospechar a los activistas climáticos que la Comisión podría ceder, y este lunes lo confirmó nada menos que el comisario a cargo. Tzitzikostas adelantó que la Comisión está de acuerdo en levantar el veto de 2035 con el argumento de que a partir de ahora van a tener en cuenta "todos los avances tecnológicos, incluyendo el papel de los combustibles de cero emisiones y bajas emisiones" de cara a las próximas décadas. El comisario también abrió la puerta a que el paquete normativo no se publique el próximo miércoles, sino que se retrase días o semanas.
La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), la patronal europea de fabricantes de coches, lleva meses pidiendo "un cambio de rumbo" en la política europea de automóviles, hasta ahora centrada en que todos los vehículos sean libres de emisiones. Sigrid de Vries, directora general de ACEA, publicó este lunes una carta en la que dijo que sus empresas están cumpliendo con su parte, pero que "los objetivos de CO₂ para 2030 y 2035 para automóviles y furgonetas ya no son realistas".
El lobby de la patronal cuenta con un importante apoyo político y empresarial en Europa, ya que la industria da trabajo a 2,4 millones de europeos, según calcula el sector, y es una de las tres más importantes del bloque. El canciller alemán Friedrich Merz mandó una carta el pasado viernes a la Comisión para reclamar que se acabe con el veto al coche contaminante en 2035. "Nuestro objetivo debe ser una regulación del CO₂ tecnológicamente neutral, flexible y realista", según la misiva publicada por la agencia Reuters. En la entrevista con Handelsblatt, Tzitzikostas confesó que "la carta del canciller Merz tuvo una excelente acogida" en la capital europea.
La ley, "un queso suizo"
Transport & Environment (T&E), una organización ubicada en Bruselas especializada en descarbonizar las carreteras, analizó en octubre las más de doce propuestas que ACEA envió a la Comisión para presionar –entre ellas la de incluir los biocombustibles más allá de 2035–, y sus investigadores concluyeron que todas ellas reducirían un 50% el objetivo vinculante de venta de coches eléctricos en la Unión Europea en 2035.
"La posición de ACEA y de la industria convertirían la ley en un queso suizo porque supone llenarla de agujeros legales. Solo incluir la propuesta de los biocombustibles reduciría las ventas de coches eléctricos un 25% en 2035", afirma Lucien Mathieu, director de la división de coches de T&E.
La razón es que los vehículos considerados neutros en carbono –movidos por biocombustibles o por combustibles sintéticos– se contabilizarían como no contaminantes, y computarían para cumplir el objetivo. Sin embargo, esta misma organización ha demostrado que "en el escenario más optimista, solo los aviones y los barcos necesitarán aproximadamente el doble de los biocombustibles avanzados que se pueden obtener de forma sostenible en Europa en 2050". Es decir, o se importan biocombustibles sin trazabilidad –pueden proceder de selvas deforestadas, por ejemplo–, o simplemente es una táctica para dilatar la normativa, según T&E.
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La patronal también ha presionado con otro tipo de desregulaciones más técnicas, como eliminar el nuevo factor que mide las emisiones de los coches híbridos –para poder emitir mucho más de lo que dicen contaminar– o conceder ayudas extraordinarias al desguace de coches antiguos, incentivando su compra en los años previos a 2035.
La imparable penetración de los eléctricos chinos
La presión de ACEA llega en un momento en que los fabricantes chinos de coches eléctricos están haciéndose rápidamente con el mercado comunitario gracias a sus bajos precios, y las marcas europeas temen perder todavía más peso en la próxima década si el motor de combustión queda relegado a un segundo plano. El intento de dinamitar el objetivo de 2035 del sector contrasta con el crecimiento de las ventas de coches eléctricos en Europa, que –si bien no son tan boyantes como cabría esperar– siguen comiendo terreno al motor de combustión. En Europa, la venta de coches completamente eléctricos creció hasta octubre un 38% respecto a 2024, y en España subió un 86% hasta noviembre. En 2025, los coches eléctricos en España superarán por primera vez en ventas a los de gasolina.
El año pasado, Europa impuso aranceles a los coches 100% eléctricos fabricados en China para intentar frenar su entrada, una medida impulsada por Francia, pero los datos demuestran que no ha sido suficiente. Schmidt Automotive, una consultora automovilística alemana, estima que este año los fabricantes chinos, junto con la estadounidense Tesla, venderán en Europa un millón de coches, un 8% del mercado total, principalmente por la llegada de las chinas BYD, SAIC (MG) y Geely (Polestar, Smart), cuyo crecimiento es imparable. Hasta octubre, BYD cuadruplicó sus ventas frente a 2024 en el continente y SAIC las aumentó un 27%. En total, se espera que los fabricantes del gigante asiático vendan unas 700.000 unidades este año en Europa.