Amistades peligrosas

Carlos Rodríguez Hernández

Después de la euforia tras el resultado favorable para todos los trabajadores y trabajadoras de la aprobación de la reforma laboral, vienen días para la reflexión de todo lo ocurrido en el último año.

Señor Sánchez, entiendo la dificultad para llegar a un acuerdo con los partidos de la investidura sobre su aprobación, para ellos tengo también un triste recuerdo a día de hoy. Guardo aún en mi retina la cara de descomposición en alguno de ellos cuando en el primer recuento de la votación para la aprobación de dicha reforma, se dictamina por parte de la presidenta de la Cámara la desaprobación de la misma.

Señor Rufián, sea sincero por unos segundos, no se le pasó por la cabeza la putada que le había hecho a tantos trabajadores y trabajadoras de izquierdas que depositaron su voto en ustedes.

Señor Aitor Esteban, nunca pensó que con un marco tan estrecho de votos a favor de la reforma y conociendo a sus vecinos navarros, podían tumbar una reforma que sinceramente se sabe muy cerca de sus pretensiones políticas. En este tipo de negociaciones muchas veces no se puede ir a máximos.

Mis recuerdos y reconocimiento para el señor Joan Baldoví del que algunos se ustedes podrían aprender en estas situaciones complicadas, dejando atrás egos personales y pensando siempre en el bien común.

Señor Sánchez, entiendo que debería de reflexionar sobre lo sucedido en el último año de esta legislatura. Es tan difícil sentarse y dialogar más a menudo con sus socios de investidura, favoreciendo un clima óptimo para llegar a futuros acuerdos en beneficio de todos los españoles. Mire usted, las relaciones sean políticas, de pareja u otras se cuidan día a día. Si tiene una planta y no la riega es seguro que acabará muriendo.

Agradezco el esfuerzo realizado por Yolanda Díaz para tener de su lado a todos los agentes sociales que sin duda eran fundamentales para la estabilidad del país dentro y fuera de nuestras fronteras.

Espero que de lo sucedido hayan aprendido que la derecha española no es de fiar. Después de lo sucedido en Murcia, cuando tres diputados de Ciudadanos les dejan con el culo al aire para terminar con López Miras en la oposición, vienen dos fenómenos de UPN que mintiéndoles a ustedes, a los medios y a su propio partido votan minutos antes sin dejar margen para solucionar el error, en contra de la decisión adoptada por su propio partido en Navarra. Todo esto sin olvidarme del señor Pablo Cambronero, diputado ilustre que abandonó Ciudadanos y votó en contra de la reforma laboral y de su antiguo partido político.

Estamos hablando de transfuguismo, de compra de voluntades políticas a la que tanto están acostumbrados en el PP. Recordemos el tamayazo, que cambió de manera radical la escena política de la Comunidad de Madrid y de la cual ahora pocos se acuerdan. El fin justifica los medios. Las facturas a estos delincuentes políticos nunca les llegaron, muy al contrario, la señora Ayuso y el señor Ameida gobiernan Madrid a día de hoy por la gracia de Dios y los votos de la mayoría de los madrileños.

Aquel pacto antitransfuguismo firmado por el propio PP de la mano del señor J.M.Aznar, hoy el señor Casado se lo pasa por el forro; pero que pueden esperar de un individuo que lleva engañando a todo el mundo al menos desde que empezó y "terminó" su carrera de Derecho.

El jueves pasado se quedó sentado en su escaño, llegue a pesar que era una estatua de cera, no reaccionaba ante el primer resultado erróneo que facilitó la presidenta de la Cámara. Sabía perfectamente que la fechoría de sus amigos de UPN les daban 175 votos, uno más que síes, pero también sabía de la cagada que cometió el señor Alberto Casero miembro de su partido les hacía perder la votación. Había destrozado el intento de apaño que perfectamente tenían estudiado. "Justicia divina" como dijo un ilustre alcalde suyo.

Ahora sólo le quedan sus amigos del Tribunal Constitucional, ya sabe los que le "afinan por la puerta de atrás" los resultados cuando en el Congreso de los Diputados no salen las cosas como ustedes desean. Veremos.

Carlos Rodríguez Hernández es socio de infoLibre

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