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Deambulantes del rencor y la falacia

Vicente Montejano Conejero

Cuesta creer que en este siglo y país asistamos a ese pulular de deambulantes del rencor y la falacia, parladores de lo ajeno que infringen normas cuando no crean infamias siempre sobre el que está enfrente, resaltando el chisme, enredo, lío o embuste para desacreditar, denigrar o descuartizar tal imagen personal del que convierten, así, en mal contrario o adversario.

Parlanchines que, como tahúres, juegan con dardos apestosos y lenguas viperinas que experimentan envidia y perversión sobre aquello que no pueden alcanzar por su deformada visión que tienen de la verdad y la vida, recreándose en un fétido ambiente que se centra y agrede a gran parte de la ciudadanía que, sin culpa alguna, viene padeciendo esta epidemia que se ha instalado en nuestras instituciones políticas y sociales, y que algunos politólogos ya apuestan por definir como absurd and different country o meramente Spain is different.

En esta España nuestra, pues, ese venir y devenir de un pasado siniestro ha dejado lastre y poso, con miméticos individuos que recogen el legado turbio —cuando no tenebroso— de sus ancestros, dando un valor cultural que no tienen a costumbrismos arcaicos que nada tienen que ver con el arte y la dignidad humana, pero que son disfrazados o blanqueados como viejas tradiciones a seguir.

Entre otros ejemplos de vejámenes: matanzas a sangre fría o cazas aberrantes o prohibidas de animales domésticos o en extinción, talas indiscriminadas de bosques y esquilmación de acuíferos y recursos naturales, tauromaquias capoteadas con reses víctimas, desfiles o procesiones de calcetín y tulipas a merced de poderes fácticos que actúan como prófugos de una sociedad a la que dicen representar o salvar, enarbolando banderas, proclamas, himnos o salves como reclamos sumisos hacia una divinidad aparente y superior que a tenor de lo que pasa en este planeta parece que no se inmuta ni da visos inmediatos de soluciones…

Y mientras, en nuestro país, conocido como España, una izquierda navegante sin rumbo e incapacitada desde ha meses para evaluar si aplica alguna de las fórmulas habituales en las políticas de la Unión Europea o de nuevo encalla en los acantilados del antiguo régimen franquista y décadas después prosigue sin saber utilizar la bitácora que lleve a un recorrido y destino distinto. ¿Hasta cuándo tanta esperanza perdida? _________________

Vicente Montejano Conejero es socio de infoLibre

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