Gobernar es gestionar, ceder, dialogar

Cesar Moya Villasante

Siempre pensé que el PP y su derivado Vox no eran partidos políticos. Son una reunión de amigos franquistas del bando ganador que se reunieron un día porque alguien había dicho que no podíamos seguir con Franco, porque entre otras cosas había muerto, pero que había que contribuir a conservar su imagen y legado. Y así fue, pero con una nula idea de lo que era la democracia instalada en Europa y para ello pasaron a ser demócratas de un día para otro. Ellos no sabían gobernar porque para ellos gobernar era dar palos al adversario y no consentir ciertas veleidades que habían defendido los rojos, entonces llamados republicanos, que eran los vencidos con una bandera parecida pero distinta en una franja. O sea, se habían creado, gracias a su líder o icono, las dos Españas, la ganadora y la vencida. Y así habían gobernado durante 36 años sin molestarse en lo que podemos llamar “gobernar”, que nada tiene que ver con lo que aquellos hacían unos días antes.

Pero era de suponer que la cosa no era fácil, porque pasar de dictador a demócrata no se hace en un día, ni quizá en toda una vida. Por lo que había que convivir con aquellos a los que se les había aconsejado que disimularan su carácter para poder crear un sistema similar a la Europa de entonces. La cuestión era muy difícil, pero se hizo bien. Se encontraron con Suárez, al que se cargaron al poco porque quería aceptar a los comunistas, nada menos. Pero para ello estaba un tal Felipe, dispuesto a hacer las cosas de forma inteligente, pero sin molestar a los franquistas de todas las instituciones y empresas del país. Todos ellos muy peligrosos, por su ideología fascista, pero lo hizo con inteligencia y pasamos más de diez años sin problemas serios, creyendo que ya estábamos en democracia. Llegó Aznar y todos aquellos fueron felices con él pues era del mismo equipo. Pero está claro que ellos no iban a cambiar y tenían derecho a gobernar su España, la franquista y con modos muy consentidos, por lo que la corrupción se adueñó de aquello. Entre los asesinatos de ETA y demás problemas se aguantó muy bien, cediendo cositas a los nacionalistas vascos y catalanes porque había que disimular. Pero el 11M hizo explotar una situación demasiado tirante o extrema, dejémoslo ahí. Y algunos que conocíamos bien esos métodos vimos que el comportamiento de Aznar ante tal atentado era de desconocer que las distintas posiciones en un sistema democrático hay que tratarlas con más empatía. Pero a él no le íbamos a decir lo que tenía que hacer porque era engreído de su valor: vimos que era el típico franquista. Y se le fue de las manos por lo que todos sabemos. Habían empezado a moverse entonces ciertos mimbres de personas del otro bando que provocaron el encontronazo sabido. Aquello era el principio de un no saber estar en los tiempos que habían escogido. 

Y es que ahí empezaron los problemas de ese seudo partido político llamado PP, antes AP, por sus costumbres franquistas del “aquí estoy yo y basta”, expresión que todos entendemos. Fue aquello el primer escándalo, aunque muy bien defendido por Aznar con su equipo de “informadores”, como Pedro J. o Jiménez Losantos, que crearon la conspiración más falsa de nuestra historia que ya conocemos y que no es necesario repetir. Y que aún siguen “convencidos” de ella con su unión a tanta gente que les creyó y que siguen creyendo en ellos digan lo que digan, aunque sepan que era mentira. Es un ejército civil, organizado desde FAES, incluso con medios y jueces afines o comprados si es necesario. El dinero robado ya les bastaba porque España seguía siendo suya.

Cuando te equivocas en una decisión, porque todos cometemos errores, si lo reconoces y pides disculpas dejas al contrario anulado, porque la bronca se hace ya innecesaria

Y esto que digo sobre su poca capacidad de gobernar se demostró ya sobradas veces. Porque la especialidad de ellos es estar en el Gobierno para hacer el trabajo sucio de lo que necesiten las familias más ricas del país y que son las que garantizan la unidad de la patria, aunque la mayoría tienen su dinero en alguna isla preciosa, pero solo por su belleza. Hemos visto su poca capacidad para gobernar en casos como el Prestige con aquellos hilillos de plastilina, lo hemos visto con el Yak42 contratando aviones desconocidos a los que ni se les hizo auditoría de calidad para contratarle y su desprecio a las familias de los militares que murieron –Trillo se cubrió de gloria– lo hemos visto sobre el 11M, donde todos sabemos el equipo que formaron con unos pseudoperiodistas capaces de cualquier cosa para seguir viviendo del cuento, porque las explicaciones que algunos de ellos daban a diario por su emisora regalada daban asco o pánico, y lo hemos visto en problemas menores porque ellos consideran que gobernar no tiene nada que ver con gestionar con aquellos que piensan distinto, con ceder ante ellos en una España que no es lo que ellos creen, una reunión de amigos ganadores y ya está. Para no hablar de casos como la corrupción en los gobiernos de Aznar, Aguirre y Rajoy, del caso Cataluña o Kitchen o del proceso actual del novio de Ayuso y ya no hablemos del caso Mazón, algo inexplicable pero que es como siempre. Y si Feijóo ha reconocido ya algún error es porque también incluyó al gobierno central. Faltaría más…. Todos estos casos y otros menores son para reconocer que ellos no aprendieron nunca a gobernar porque proceden del franquismo y todos sabemos que entonces no se gobernaba. Era otra cosa.

A lo largo de mi vida laboral, ya pretérita, aprendí algo que en España es difícil de aplicar. Cuando te equivocas en una decisión, porque todos cometemos errores, si lo reconoces y pides disculpas dejas al contrario anulado, porque la bronca se hace ya innecesaria. Lo apliqué así en mi trabajo y creo me dio resultado porque la empatía es necesaria también para dirigir. Eso los políticos del PP no lo saben hacer, ni quieren. Todo lo escrito incluye obviamente a Vox, que no es más que una parida del PP.

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César Moya Villasante es socio de infoLibre.

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