La guerra fría vuelve. ¿Para bien?

César Moya Villasante

La cumbre de la OTAN en Madrid ha disparado la vuelta a la guerra fría entre dos partes del mundo que ya existieron, pero ahora con el añadido de China. Esa guerra fría que esperemos no se transforme en caliente porque sería casi el fin de la humanidad, fue durante aquel tiempo una contención de excesos. La fortaleza de las dos partes hizo algo que ya no existe, el equilibrio entre potencias. Hoy todas son capitalistas, incluida China, aunque se llame comunista, pero quizá con dos modos de ver el mundo. Porque el capitalismo, la economía y el poder están ligados por muchas variables y lo que vemos hoy en el mundo occidental es el abuso desmedido citado ya antes, donde el viejo no cuenta, donde el ser humano ha pasado a ser un instrumento productivo y donde se desprecia cualquier valor excepto el beneficio que nos dé el mercado. Y lo que es peor, con desprecio total a un futuro que puede ser el caos. Nadie hace nada contra un cambio climático que puede traer tragedias mucho antes de lo que creemos, porque hay que tener beneficios a corto plazo gastando energía que hace daño. Y eso va dañando nuestra ecología, que nadie la considera, pero sí hay gente poderosa en el mundo que lo ve con sentido común. Me acuerdo de Merkel, la mejor política de este siglo que, sobre todo, pensaba con la cabeza. ¿Quizá por ser mujer? Puede que sí.

Ojalá este pobre viejo que ya no cuenta para el capital no se equivoque

Y puede que esa guerra fría vea las cosas desde perspectiva distintas desde dos espacios diferentes. Tengo la sensación de que puede haber más equilibrio si alguien en la otra parte, en esta parece que no, viera las cosas desde un interés diferente. La desigualdad extrema puede ser un peligro para todos los países y alguien que tenga más cabeza y no solo bolsillo puede hacer reaccionar al mundo para que los excesos se modifiquen, porque el rico necesita al pobre para vivir. Y eso lo saben muchos de ese mundo oriental cuya cultura es distinta. En China las cosas no son como en Europa/USA o en Rusia. Ellos saben que para vender sus productos necesitan compradores y si a estos les vamos quitando del mundo real a base de abusos que le condenen a la subsistencia por una economía de desigualdad como quizá nunca se ha visto en el mundo, puede que, siendo también capitalistas, comprendan que así no puede seguir el mundo. Y en esa guerra fría habrá espacios de contención porque habrá un interés visto de formas distintas. Ojalá este pobre viejo que ya no cuenta para el capital no se equivoque. Y sé que hablo desde la esperanza que suele tener poco que ver con la realidad. La utopía hay que hacerla funcionar.

 ________________

César Moya Villasante es socio de infoLibre.

Más sobre este tema
stats